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Adiós a la deseada «número dos»

Adiós a la deseada «número dos»
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A Lucía Figar ofertas no le faltaban y en el PP la situaban en lo más alto de la lista de Aguirre y de Cifuentes

Lucía Figar siempre dijo que su paso por la política sería temporal, que estaría «unos añitos» y luego se iría. En los últimos meses repetía con más frecuencia que estaba cansada y que sus tres hijas la reclamaban más tiempo. Nadie la creyó o nadie quiso creerla. Lucía Figar (Madrid, 1975) ha sido la eterna candidata a ser más de lo mucho que ya es –la consejera de Educación más veterana del Gobierno regional–. Sonó como ministra de Educación, candidata del PP a la Alcaldía de Madrid y a la Comunidad y en los últimos días, como «número 2», tanto de Esperanza Aguirre como de Cristina Cifuentes. «Ofertas para seguir tenía», admite su entorno. Hasta ayer. A través del diario «Abc», la consejera anunció que deja la política por motivos personales. Una decisión que, pese a haberlo anunciado por activa y por pasiva, pilló por sorpresa a todos. Al Gobierno regional, que dirige Ignacio González, al que no abandona, porque que no dejará su puesto hasta pasadas las elecciones; y a los equipos de las candidatas Aguirre y Cifuentes, que se han dado hasta después de Semana Santa para meterse de lleno en la elaboración de sus listas electorales.

Colaboradores de ambos lados admitían que Figar hubiera sido «muy buena número dos». Y así se lo habían hecho llegar a ella, que finalmente decidió tirar por la calle del medio. La propia candidata a la Comunidad de Madrid, tras conocerse la retirada de Figar, aprovechó para volver a lanzarle el guante: «Si quiere continuar en política, estaría encantada de que siguiera conmigo», declaró Cifuentes, en cuyo equipo Figar hubiera sido el puente de unión entre Aguirre y ella, y entre el pasado y el futuro.

No obstante, eran más quienes la veían de número dos de Esperanza Aguirre en la lista municipal. Fue con ella con quien llegó a la Comunidad de Madrid en 2005 como responsable de la Agencia de Inmigración, y fue con ella con quien dio el salto a la primera línea política, en 2007. Figar es además miembro del Comité de Dirección de la presidenta del PP en Madrid. Ahí sí seguirá.

Aguirre siempre la ha tenido en altísima consideración. Por eso, desde que Ignacio González recharazara públicamente su intención de concurrir en ninguna lista electoral en los próximos comicios, todo el PP miraba a Figar, la consejera que más tiempo trabajó junto a la ex presidenta en Sol.

Dicen sus allegados que Figar había tomado la decisión hacía meses. En las últimas semanas ya se lo había comunicado a su entorno más cercano y esta semana lo hizo con el presidente de su partido, Mariano Rajoy, y con el jefe del Ejecutivo regional, Ignacio González. Ahora quiere darse un tiempo para descansar y para dedicarse a su familia. No descarta entrar en la empresa privada ni volver a la pública, pero no por el momento. Detrás deja una carrera meteórica en política, donde empezó hace 20 años de la mano del llamado Clan de los Becerriles, un grupo de jóvenes que creció durante la «era Aznar». De su mandato trascenderá la implantación del bilingüismo en los colegios e institutos de la Comunidad y las «mareas verdes», las manifestaciones y huelgas que en 2011 boicotearon el inicio del curso por los ajustes económicos. Estas protestas coincidieron con los meses previos a la elaboración de la lista con la que concurrió Rajoy a las elecciones, donde las quinielas situaban a Figar, no sólo en la candidatura, sino también como ministra de Educación.