Papel

Andalucía, en la encrucijada

La Razón
La RazónLa Razón

Susana Díaz llegó a la presidencia de la Junta de Andalucía el 7 de septiembre de 2013, en sustitución de José Antonio Griñán, que había anunciado que no volvería a presentarse al cargo acuciado por los numerosos casos de corrupción que afectan de manera directa a la Administración autonómica. El pasado 25 de enero, la presidenta de la Junta, que para entonces era ya líder indiscutible de los socialistas andaluces y, por lo tanto, de la federación más influyente dentro del PSOE, decidió romper su pacto de gobierno con IU y convocar elecciones para el próximo día 22. Entonces justificó que el adelanto de los comicios autonómicos era para ganar una mayoría suficiente que le asegurase llevar a cabo su plan de gobierno sin las hipotecas de sus socios. La campaña electoral se puso en marcha anoche y parece que con ella empezarán a ensayarse las nuevas fórmulas de pacto que pueden condicionar la política española en los próximos tiempos. El resultado de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre las elecciones andaluzas indica que será necesario gobernar en minoría o forjar nuevos pactos. El PSOE ganaría las elecciones con un 34,7% de los votos y 44 escaños, lo que supondría quedarse a 11 de la mayoría absoluta. Se aleja de esta manera la pretensión de Susana Díaz de conseguir una mayoría sólida y dar estabilidad a su gobierno y se abre un escenario nuevo en el que, de momento, todo son incógnitas. Por su parte, el Partido Popular –que ganó las elecciones de 2012 pero que no pudo llegar al Palacio de San Telmo por el pacto PSOE-IU luego finiquitado– desciende ahora, según la encuesta del CIS, en sus expectativas de voto, cayendo del 40,66% al 25,7%. Con estos datos, no sólo será complicado mantener la estabilidad, sino que es imposible reeditar el pacto de gobierno con IU porque esta fuerza caería de los 12 escaños a los 4-5 fagocitada por Podemos, que conseguiría el 19,2% de los votos (entre 21y 22 diputados). Ciudadanos entraría en la Cámara autonómica con el 6,4% (5 escaños). De confirmarse estos datos –no hay que olvidar que hay un 40% de indecisos–, Susana Díaz afronta un momento complicado, pues deberá gobernar en minoría y sacar adelante las leyes fundamentales con acuerdos puntuales con las otras fuerzas políticas, por lo que deberá meditar mucho sobre cuáles van a ser sus compañeros de viaje. Andalucía, con un nivel de paro altísimo –una realidad que bloquea la capacidad productiva de la comunidad–, necesita un gobierno fuerte con unos objetivos de crecimiento claros y alejarse de las propuestas espectaculares pero de poco contenido. Ayer, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, dijo estar dispuesto a pactar con Podemos algunos puntos, como un sistema fiscal que grave a los más ricos. Afortunadamente, él no será quien tenga la última palabra en Andalucía.