Accidente de Germanwings

Ángela y Vicente, los últimos familiares en la zona cero

Ángela y Vicente se despiden, ayer, del cónsul español en la zona y de una representante de la embajada
Ángela y Vicente se despiden, ayer, del cónsul español en la zona y de una representante de la embajadalarazon

El hermano y la cuñada de Javier Moreno, uno de los fallecidos, regresaron ayer a Murcia tras rendirle homenaje.

Los psicólogos siempre lo tuvieron claro: «Es bueno para las familias que vengan, pero no deben permanecer demasiado tiempo. Les recomendamos que, si pueden, vuelvan el mismo día o la mañana siguiente», afirma Jordi, uno de los 11 miembros del equipo de emergencia de la Cruz Roja de Cataluña. Ellos son los que han estado desde el primer momento acompañándolos en su pena, pero ayer por la mañana sólo quedaban cuatro o cinco familiares que, antes de superar las 12 del mediodía, ya ponían rumbo a España y, por ello, los sanitarios españoles también dejaban sus puestos en Seyne-les-Alpes.

Ángela y Vicente fueron la primera pareja en llegar y una de las últimas en irse. El hermano de Vicente era uno de los 144 pasajeros que volaba en el A-320 que se estrelló el pasado martes por la mañana en los Alpes franceses y que fue provocado por el copiloto Andreas Lubitz. Javier Moreno Navarro, más conocido como «El Machila» en la localidad murciana de Lorca, donde residía, falleció junto a su sobrino, Fernando Martínez Rubio, natural de Águilas. El primero había nacido en Puerto Lumbreras, pero vivía en la localidad lorquiana de Purias. Con 43 años, estaba casado y tenía dos hijos. Era camionero y su profesión fue la que le llevaba hasta Alemania. Acompañaba a Fernando para ayudarle y aconsejarle sobre la compra de un camión. Sus familiares, tras conocer la noticia, no dudaron en coger su coche y recorrerse cientos de kilómetros para acercarse al lugar del accidente, a Seyne-les-Alpes. Y es que el fallecido estaba muy unido a sus dos hermanos, con los que tenía una empresa de transporte. Llegaron al municipio galo el pasado jueves y se alojaron en casa de un voluntario que también les ayudó con el idioma, ya que la pareja no habla francés. La Cruz Roja española les atendió en la capilla ardiente que se ha instalado en el polideportivo de la localidad y que hoy se abrirá a todos los vecinos que ayer, día de mercado, compraron numerosos ramos de flores para llevarlos a este lugar en el que los 300 familiares que llegaron el jueves desde Marsella dejaron velas en memoria de sus seres queridos.

Antes de volver a Murcia, Ángela y Vicente quisieron hacer una parada en Le Vernet, donde se ha instalado un monolito «en memoria de las víctimas de la catástrofe aérea del 24 de marzo de 2015», según reza en el granito que, como indicó el alcalde de la aldea de apenas 100 habitantes, François Balique, «permanecerá instalado para siempre». A la pareja no sólo la acompañó el cónsul español en la zona, sino que también se desplazó con ellos una representante de la embajada española en París, Elena Pérez. Además de las rosas blancas que dejaron, el Gobierno español también quiso rendir homenaje y Pérez, con la ayuda de la pareja, colocó una corona de flores en el lugar. «Hemos estado acompañando a todos los familiares durante todos estos días, que han sido muy duros», afirmó la representante española. Aunque ni Ángela ni Vicente quisieron hablar con los medios, el día de su llegada sí que reconocieron estar «en shock».

Mientras investigadores y forenses aúnan esfuerzos para recuperar todos los cuerpos y recoger cada una de las piezas del avión, los vecinos de las dos localidades afectadas también se sumaron. Como afirmó la mujer del alcalde de Le Vernet, Joelle Balique, «anoche 15 familiares de víctimas españolas fueron acogidos en casas de esta zona, aunque a primera hora de la mañana han regresado a sus hogares». Ella fue una de las que preparó el operativo de voluntarios y acogió a las familias que iban llegando al camping desde el que se ve el sitio donde cayó el avión. «Llegaron desesperados, cada uno de ellos ha perdido un padre, un hermano, un sobrino o un tío y permanecen sumergidos por el dolor del incidente». Subraya que no percibió ira en las familias, aunque «sí repetían que no era justo que para quitarse la vida terminara con la de tantas personas», en referencia al copiloto. Como reconoció Joelle, «los familiares del copiloto también vinieron», aunque no pudo hablar con ellos. Su llegada, con el resto de familiares de la tripulación, explica que el operativo se dividiera en dos.

Ahora sólo queda esperar a la identificación de los cuerpos, de los que Interior prevé tener el perfil genético la próxima semana.