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Antonio Serrano: «No creo que veamos bajar de dos horas en una maratón»

Antonio Serrano / Entrenador y ex atleta. Acaba de inaugurar una fundación para ayudar a jóvenes atletas

Antonio Serrano
Antonio Serranolarazon

Antonio Serrano (La Solana, Ciudad Real, 1965) fue fondista por los genes que le dieron sus padres (primer español que bajó de 2h10 en la maratón) y es entrenador por vocación. «Profesor», le llaman sus atletas. Desde bien joven empezó a compaginar su carrera como profesional con la de preparador, y por sus manos ha pasado gente como Chema Martínez, Juan Carlos Higuero, De la Ossa, Alessandra Aguilar, Diana Martín, Loli Checa... Con 50 años recién cumplidos se ocupa también de su Fundación. «Una responsabilidad», dice.

–Acaba de inaugurar una Fundación con su nombre.

–En octubre, cuando corría con un ejecutivo, un banquero al que entreno, Raúl Baltar, en esas charlas que tenemos el entrenador y el atleta, que te cuenta también sus interioridades, me dijo que estaba muy contento de cómo le había tratado la vida y que quería ayudar al atletismo, y yo le propuse que podíamos dar algún tipo de ayudas a atletas jóvenes.

–¿Qué tipo de ayudas?

–La Fundación la presentamos en febrero, pero queda trabajo. Ya estamos decidiendo los criterios para que los chavales puedan pedir esas ayudas de cara a esta temporada y también vamos a intentar captar más fondos. Quiero que seamos muchos los que colaboremos, porque es para ayudar a esos chavales jóvenes que tengan algún problema médico, que se queden sin beca, que tienen que viajar para hacer marca... Los criterios, entre otros, son ser menor de 25 años, estar entre los 15 mejores del ránking de su categoría y ser español o residente en España. En la web los atletas, entrenadores, padres, clubes... pueden ver si algún atleta de su entorno tiene esos problemas y pueden solicitar una beca, mandar un correo y luego habrá una comisión que será la que decida.

–El atletismo ha entrado en la sociedad con fuerza.

–Está de moda correr en camareros, oficinistas... de todo, y bastante en ejecutivos. Corren maratón porque ven que es una manera de tener la mente clara. Esa gente entrena temprano para tener mucha capacidad de trabajo, o cuando viajan mucho lo hacen a las 10 de la noche cuando llegan del gimnasio... Necesitan hacer una actividad física para luego poder rendir en su trabajo. Es un deporte muy agradecido en ese aspecto y todo el mundo que busca un poquito de actividad para el bienestar físico y mental se decide por el «running», que se está convierten do en lo más fácil de practicar porque a estas personas con horarios grandes quedar en una cancha de pádel o en un campo de fútbol les cuesta más. Además, creo que lo que te encuentras en el atletismo te lo encuentras fuera y la fortaleza que te da correr para superar los problemas de una carrera te puede ayudar en tus cosas personales.

–Pero atletas de competición hay muchos menos...

–Me preocupa un poco. Hay bastantes atletas que lo han dejado y se han metido a entrenadores, pero lo que más hacen es entrenar a populares porque ahí hay un buen dinero. A mí me gustaría que entrenaran también a atletas de alto nivel, porque si no, cuando acabemos los que ahora estamos puede producirse un agujero. Además, con la crisis, la Federación tampoco puede contratar a más entrenadores a tiempo total.

–¿Teme por la «cantera»?

–Voy a ver competir a mis hijas en campeonatos regionales y hay 500 o 600 niños de todas las especialidades. Hasta los 14 o 15 años están muy enganchados, después es verdad que van quedando los buenecillos. Ahora una niña de 11 años va a correr un 60 y le da igual el tiempo. Con 15, que si novios, estudios más exigentes... ya tienen que elegir y empiezan a dejarlo. Lo que quiero decir es que a edades tempranas hay muchísima gente haciendo atletismo y ojalá haya un porcentaje de ésos que tiren para arriba.

–¿Han cambiado mucho los métodos de entrenamiento?

–Los métodos y los atletas. Antes teníamos pocas cosas científicas, ahora hay más, pero yo vengo más de un medio natural, porque lo que me gusta es ver al atleta día a día. Leo artículos de lo que hacen los americanos, los franceses, los africanos, la gente que está arriba... Siempre es bueno aprender, y si puedo incorporar algún entrenamiento, pues lo hago; pero creo que viendo al atleta a diario es la mejor manera de convencerlo. Como entrenador, para mí ya casi lo más fácil es dar la receta del entrenamiento diario. Lo más complicado es gestionar la mente y las características de cada atleta, porque llega uno que se lesiona, otro que tiene un problema familiar, un tercero que está de bajón porque tiene exámenes, otro que ha competido mal... Gestionar a esas personas es lo que más me preocupa y tengo que estar con la mentalidad muy clara y ser positivo.

–¿Por qué parecen invencibles los africanos en fondo?

–Creo que existen dos motivos. Uno es genético y otro... Tú vas a África, sobre todo a Etiopía, Kenia y Eritrea, que son los países más fuertes, y hay reportajes en la televisión en los que se puede ver que cada día hay quinientos atletas que salen a correr. Igual que en Japón, donde 180 atletas han bajado de 1h06 en un campeonato de media maratón. En España apenas lo hacen cinco o seis. En Japón, la media maratón, la maratón y la ruta son como una doctrina, como una religión, y las empresas hacen equipos de maratonianos. Aquí tenemos gente en atletismo, pero mucha más en fútbol porque bastantes más escuelas de fútbol y todos quieren ser como los que han ganado el Mundial o la Eurocopa. En Kenia todos quieren ser campeones de la maratón de Boston, de Rotterdam, de Nueva York, Chicago, campeones olímpicos... porque eso, además, les va a dar un dinero con el que van a poder mantener a sus familias.

–La gran pregunta. ¿Se puede bajar de dos horas en la maratón?

–Aunque me equivoque, y ojalá lo haga, creo que no lo vamos a ver. Se están haciendo maratones buenas que se ganan con 2h07, 2h06... hay gente que incluso con 2h03 (el récord del mundo es 2h02:57). En Berlín o Chicago, con todo plano y buena climatología, podríamos ver 2:02 o 2:01, pero mucho menos de eso, no.