Consumo

El mito de que «el pan engorda» desploma su consumo en España

Aunque es un alimento básico, el gasto medio por habitante cayó un 9% en los últimos cinco años, lo que nos convierte en el país donde más desciende

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Aunque es un alimento básico, el gasto medio por habitante cayó un 9% en los últimos cinco años, lo que nos convierte en el país donde más desciende

El pan sustenta la base de la pirámide nutricional y, sin embargo, su consumo está en caída libre en España. De hecho, el gasto por habitante en pan y bollería en nuestro país ha descendido un 9% en los últimos cinco años, según el informe «El gasto en alimentos básicos de 2017», publicado en febrero por EAE Business School.

Según las estadísticas, el mito de que el pan engorda es el argumento más extendido al que se agarra el consumidor para dejar de lado este alimento, pero los expertos alertan de que esta idea es totalmente errónea e incluso puede ser perjudicial para la salud. «El pan es necesario, porque se trata de un alimento saciante, rico en hidratos de carbono complejos, es decir, de buena calidad. No aporta tantas calorías como se cree, ya que las grasas suelen estar en bajas cantidades y las proteínas que aportan son de origen vegetal, además de contener una proporción importante de vitaminas del grupo B y minerales como magnesio, fósforo, hierro y potasio», explica Paloma Gil, especialista en Endocrinología y Nutrición.

La importancia del pan reside, además, en su alto contenido en fibra, aunque para eso es necesario optar por la variedad integral, es decir, aquel elaborado con harina obtenida al triturar todo el grano del cereal, incluido el salvado y el germen. «La presencia de fibra es mucho mayor en los panes integrales, lo que ayuda a mantener la salud digestiva, pero también son numerosos los trabajos que ponen de relieve la importancia de consumir cereales integrales con una reducción del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares o cáncer, y con un mejor control del peso corporal», detalla Beatriz Navia, profesora de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, quien hace hincapié en que a la hora de adelgazar puede ser un buen aliado: «El pan integral ayuda a equilibrar la dieta, además de aportar una cantidad muy importante de fibra, cuya ingesta resulta esencial a la hora de controlar el peso, pues la fibra disminuye la absorción de grasas, mejora los niveles de glucemia postprandial y provoca sensación de saciedad, resultando todo ello positivo en este sentido».

El pan es un alimento al que no hay que renunciar. De hecho, tal y como asegura Navia, «no consumir cereales puede provocar desequilibrios importantes en la dieta, aumentando la proporción de grasa y proteína en la misma». En este sentido, aunque no hay una recomendación específica sobre consumo de pan, según la pirámide de la Dieta Mediterránea se deben incluir una o dos raciones de cereales en cada una de las tres comidas principales, preferiblemente integrales. Frente a ello, también hay unanimidad en la necesidad de reducir la ingesta de otros productos como el pan de molde o el pan tostado, «pues suelen ser de menor interés nutricional, ya que en su composición tienen más grasa, más azúcar y más calorías que un pan tradicional. Además las harinas que utilizan suelen ser más refinadas y de peor calidad», apunta Gil.

La gran variedad de panes que podemos encontrar en el mercado crea mucha confusión, pues es posible comprar desde un pan de 0,30 céntimos a otros de casi dos euros. «Hay que dejar claro que la congelación del pan precocido no es perjudicial para la salud ni se emplea para hacer panes “baratos”», asegura Navia, quien puntualiza que «utilizando las harinas adecuadas y respetando los tiempos de fermentación se pueden obtener panes de gran calidad nutricional y sensorial, aun habiendo sido precocidos congelados».