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Cerco a la enfermedad de las mil caras

Las nuevas terapias han contribuido de forma importante a mejorar el pronóstico del cáncer y la supervivencia de los pacientes en las últimas décadas

Planta de I+D de una compañía farmacéutica
Planta de I+D de una compañía farmacéuticalarazon

Las nuevas terapias han contribuido de forma importante a mejorar el pronóstico del cáncer y la supervivencia de los pacientes en las últimas décadas. Descubre aquí cómo ha sido posible.

Es frecuente oír hablar del cáncer como si se tratara de una sola enfermedad; sin embargo bajo este término se encierran en realidad más de 200 patologías diferentes, que, si bien tienen en común la proliferación anormal e incontrolada de las células, afectan a órganos y partes del cuerpo diferentes y tienen diagnósticos, abordajes, tratamientos y pronósticos complemente distintos. Además, los avances registrados en los últimos tiempos en materia de genómica, proteómica y biología molecular están permitiendo desarrollar medicamentos cada vez más dirigidos a cada subtipo de cáncer, incluso tratándose del mismo órgano, como ocurre por ejemplo con el cáncer de mama.

No obstante, aunque cada tipo y subtipo de cáncer es diferente, los nuevos desarrollos en materia de tratamientos sí han permitido lograr en las últimas décadas importantes avances en la lucha contra estas patologías. Así, según datos hechos públicos por Farmaindustria, el porcentaje de pacientes con cáncer que sobrevive a día de hoy cinco años tras el diagnóstico es ya de un 70%, aunque las tasas de supervivencia pueden variar según el tipo de tumor en cuestión.

Asimismo, gracias a los frutos de la investigación biomédica, la mortalidad asociada a la gran mayoría de tumores y al cáncer en general se ha reducido de forma muy significativa en las últimas décadas, hasta el punto de que los avances en el abordaje de las enfermedades oncológicas han posibilitado que en los últimos 30 años se hayan salvado más de cuatro millones de vidas solo en Europa.

En concreto, la incorporación al arsenal terapéutico de nuevos tratamientos antitumorales ha posibilitado que la mortalidad asociada al cáncer se haya reducido en hasta un 22,6% en menos de tres décadas –desde 1990 hasta la actualidad–. En consecuencia, el porcentaje de pacientes con cáncer que sobrevive a día de hoy un mínimo de cinco años tras el diagnóstico se establece en el citado 70% –frente al 57% en el año 1990.

Es más, el desarrollo denuevos tratamientos, incluidos los fármacos antitumorales innovadores, ha contribuido a que la esperanza de vida de los pacientes con cáncer haya aumentado hasta un 83% desde el año 1980. De hecho, la probabilidad de que un paciente de cáncer sobreviviera cinco o más años tras el diagnóstico creció un 39% entre los años 1975 y 2007 para la población general y un 43% para los pacientes pediátricos.

Razón esencial para estos avances es el esfuerzo investigador en el cáncer, que ha posibilitado que entre los años 2009 y 2016 se hayan aprobado en España 43 nuevos fármacos oncológicos –33 de ellos en los últimos cuatro años– con más de medio centenar de indicaciones. Además, en el momento actual están en marcha más de 3.000 proyectos de investigación para el tratamiento del cáncer.

Todo ello a pesar de que los procesos de investigación y desarrollo (I+D) de los fármacos antitumorales requieren, frente a los medicamentos para otras enfermedades, una media de 1,5 años adicionales dada la complicada naturaleza de las enfermedades oncológicas. En el marco de este esfuerzo investigador debe resaltarse la situación de España, donde el 37% de los ensayos clínicos que promueven tanto las entidades públicas como las compañías farmacéuticas se desarrollan en el ámbito de la Oncología –frente al 24% de la media europea–. Además, este porcentaje se eleva hasta el 50% cuanto se atiende en exclusiva a las investigaciones impulsadas directamente por la industria farmacéutica innovadora.

Un reto a largo plazo

Pero, pese a los avances, aún queda mucho camino por recorrer: el cáncer sigue siendo la segunda causa de mortalidad global y, de acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud(OMS), fue responsable solo en 2015 de 8,8 millones de decesos en todo el planeta. Es decir, cerca de uno de cada seis fallecimientos que se producen en el mundo es causado por el cáncer.

En el caso específico de España, y según muestran los últimos datos publicados por la Sociedad Española de Oncología Médica(SEOM), en 2015 se diagnosticaron un total de 247.771 nuevos casos de cáncer –148.827 en varones y 98.944 en mujeres–, una cifra que excede en un millar las estimaciones inicialmente previstas para el año 2020. La enfermedad, asimismo, causó en 2014 el fallecimiento de 106.039 españoles –65.019 varones y 41.020 mujeres–, siendo esta tasa de mortalidad únicamente superada, tal y como sucede en el conjunto del planeta, por la asociada a las enfermedades cardiovasculares.

La influencia del estilo de vida

En cuanto a las causas, aunque existen tumores causados por infecciones (el virus del papiloma humano está detrás del cáncer de cérvix, y lo mismo puede decirse de los virus de la hepatitis B y C respecto al cáncer de hígado), a día de hoy se conoce que las principales razones que promueven la transformación de una célula sana en una célula maligna y, por tanto, el desarrollo de una enfermedad oncológica son la mala alimentación, la falta de actividad física y el consumo de alcohol y, muy especialmente, de tabaco, responsable de hasta un 33% de todos los casos de cáncer en todo el mundo.

Como alerta la OMS, “alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se debe a los cinco principales factores de riesgo conductuales y dietéticos: índice de masa corporal (IMC) elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol”. Entre estos factores de riesgo cabe destacar, sobre todo, el envejecimiento. La razón se explica porque, con el paso de los años, el organismo acumula factores de riesgo que promueven la formación de un tumor y va perdiendo progresivamente la capacidad para contrarrestar los daños causados por estos factores de riesgo. El resultado es que en torno a un 77% de los casos de cáncer se diagnostican en personas mayores de 55 años.

Tratamiento

Tal como señala Farmaindustria, el esfuerzo investigador llevado a cabo a lo largo de la Historia y, muy especialmente, en las últimas décadas, ha posibilitado que a día de hoy contemos con tratamientos muy eficaces para la mayoría de los tipos de cáncer. Básicamente, los distintos tipos de tratamiento frente al cáncer disponibles en la actualidad son los siguientes:

Cirugía: la extirpación del tumor en el quirófano por un cirujano continúa siendo la base fundamental del tratamiento de la mayoría de los tumores.

Radioterapia: consiste en la utilización de radiaciones ionizantes para destruir las células malignas y hacer desaparecer el tumor o disminuir su tamaño.

Quimioterapia: consiste en la utilización de una serie de medicamentos que, denominados citostáticos, tienen la capacidad de inhibir la evolución de los tumores malignos restringiendo ciertos mecanismos bioquímicos específicos de la multiplicación de sus células, dificultando así el proceso de división. Estos fármacos constituyen un grupo heterogéneo de compuestos muy diversos que se utilizan de forma preferente, aunque no exclusiva, en el tratamiento del cáncer.

Terapias personalizadas: los avances en el campo de la biología molecular y el desarrollo de novedosas pruebas diagnósticas han facilitado el desarrollo en las últimas dos décadas de terapias personalizadas –caso, entre otras, de las terapias biológicas y de las inmunoterapias– para muchos tipos de cáncer que han posibilitado una mejora de la esperanza y la calidad de vida de los pacientes.

Un coste estable

Actualmente el abordaje del cáncer representa en torno al 6% del coste de toda la atención sanitaria en los países europeos. El coste de los fármacos antitumorales supuso en 2014 solo el 23% del gasto total de la asistencia sanitaria dedicada al cáncer en la Unión Europea. Aunque este porcentaje resulta ligeramente superior al registrado en 2010 (un 20%), este incremento relativo no obedece a un aumento real en la inversión en medicamentos antitumorales, sino a una moderación del crecimiento e, incluso, a la caída de otros capítulos del gasto vinculado al cáncer, como la reducción del tiempo de hospitalización.

De hecho, y por lo que respecta al caso específico de España, el gasto en medicamentos innovadores contra el cáncer se ha mantenido estable desde 2009 hasta la actualidad en términos relativos –en torno a un 10% del gasto farmacéutico total–. Todo ello a pesar de, por una parte, el aumento de la incidencia de los distintos tipos de enfermedades oncológicas registrado en todos estos años y, por otra, la incorporación al arsenal terapéutico de 33 nuevos fármacos antitumorales en los últimos cuatro años.