Ahorro de energía

Baldosas recicladas para evitar las inundaciones provocadas por la gota fría

Con la temporada de verano aún viva, ayuntamientos como el de Benicasim han activado ya su plan de prevención de riadas.

Además, se soluciona el almacenamiento de material cerámico en la zona que según datos del estudio se sitúa en torno al 30%
Además, se soluciona el almacenamiento de material cerámico en la zona que según datos del estudio se sitúa en torno al 30%larazon

La temporada turística de verano aún no ha terminado y algunos ayuntamientos de la costa Mediterránea ya han comenzado a prepararse para la estación de las lluvias. La gota fría es un fenómeno conocido en toda España, al igual que las sequías. Unos sucesos que el cambio climático amenaza con hacer cada vez más frecuentes e intensos en la península.

La localidad de Benicasim, en Castellón, no es ajena a estos episodios y como cada año, ha comenzado las labores de prevención antes de que llegue las intensas tormentas de finales de verano. «En Benicasim tenemos un clima mediterráneo, es decir no excesivamente lluvioso, pero precisamente eso hace que algunos episodios tormentosos, conocidos como gota fría, signifique que se produzcan lluvias torrenciales muy acotadas en el tiempo y en su duración. Eso puede llegar a suponer que en algunos momentos puntuales del año, en un día concreto y en unas horas concretas se recojan más de 40 litros por hora, o incluso se han dado casos de un litro por minuto. Esta cantidad de lluvia anega algunas calles produciendo daños en propiedades públicas y privadas», declara Susana Marqués, alcaldesa de la ciudad.

El trabajo de prevención, que ya ha comenzado, se centra en la revisión y limpieza de canales para eliminar obstáculos que puedan impedir la salida del agua hasta el mar, además de la desobstrucción de cunetas e imbornales y la revisión de cauces para eliminar depósitos que puedan ser arrastrados por la corriente ocasionando más problemas para la ciudad. Además de las labores habituales, este año la ciudad va a participar en un proyecto pionero que arranca en octubre y cuyos objetivos principales son el desarrollo e instalación de un pavimento capaz de drenar el agua de escorrentía, al mismo tiempo que reutiliza el agua y reduce sus niveles de contaminantes atmosféricos.

Se trata del proyecto europeo Life Cersuds en el que interviene el Instituto de Tecnología Cerámica, la Universidad Politécnica de Valencia, el ayuntamiento de la ciudad, empresas del sector y otros dos centros cerámicos de Portugal e Italia. Cuenta con un presupuesto de casi dos millones de euros y una vez finalizado en 2019 habrá supuesto la remodelación de la calle Torre sant Vicent de Benicasim y la instalación de 3.000 m2 de este sistema urbano de drenaje sostenible, como lo han denominado. «Benicasim tiene contempladas actuaciones de emergencia para casos de gota fría, pero siempre se buscan iniciativas que puedan paliar esta situación y el proyecto de renovación del pavimento de la calle es una de estas iniciativa que, de funcionar como se espera, permitiría aliviar la presión del agua en momento de lluvia fuerte», detalla Marqués. «Las ciudades está construidas con asfalto para que el agua de escorrentía pase a través del alcantarillado. Las poblaciones se han redimensionados y los fenómenos de lluvias torrenciales son cada vez más habituales por lo que si tuviéramos que rediseñar la red de saneamiento saldría carísimo. El tipo de sistema drenante propuesto es habitual en Reino Unido o Estados Unidos, aunque en el sur de Europa nos es más ajeno. Estos pavimentos tienen una ventaja y es que recogen el agua directamente donde se producen», explica Javier Mira Peidro, coordinador del área de Habitat del Instituto de Tecnología Cerámica y responsable del proyecto.

El pavimento está formado por material cerámico colocado de canto, en lugar de horizontalmente. Lo que se consigue es una superficie lisa por la que transitar, pero que a su vez aprovecha las junturas como canalización natural del agua. «En lugar de losas de 30x30 cm tenemos losas formadas por piezas de 30x1 cm», detalla Mira. Estas juntas arrastran el agua hacia el interior de la tierra, donde les esperan varios aljibes de recogida. De ahí, el agua pasará al sistema de riego de la ciudad.

Una de los puntos fuertes de este proyecto es que utiliza baldosas descatalogadas. Utilizar un material que se produce en grandes cantidades en esta zona supone aprovechar un producto en stock, y reducir las emisiones de CO2 que conllevaría fabricar un pavimento desde cero. En total, se calcula que las emisiones que se ahorran son del orden de 50.000 kg de este gas. Los primeros cálculos hacen presagiar que el agua de escorrentía superficial se reducirá casi en un 90 por ciento. Además, se reducirá la contaminación difusa y mejorará la calidad de las aguas con respecto a otros sistemas tradicionales como el alcantarillado. La eliminación de contaminantes puede llegar a más del 70 por ciento en hidrocarburos, más del 50 por ciento en fósforo, más del 65 en nitrógeno y más del 60 en metales pesados»», detalla Mira.

Durante el primer año se redactarán los particulares del proyecto, como buscar el material más idóneo y resistente. «Los prototipos que ya se han probado son de diferentes pasta roja, pasta blanca y porcelánico, que son tres tipos de gres. Lo que hemos de ver es la disponibilidad de material en el momento de la instalación ya que para la superficie a instalar se necesitan unos 240.000 m2 de baldosa . El segundo año se comenzará el demostrador; para ello se ha de levantar toda la calle para instalar los aljibes, colocar el material drenante en las zonas que más convenga y acoplar nuevas zonas ajardinadas que reciclarán parte del agua almacenada. Se prevé también la reutilización de todo el material sobrante de la calle actual. El equipo quiere reservar el tercer año para la monitorización de la calidad de las aguas recogidas y la experiencia de los usuarios de esta calle. Además, se quieren estudiar desde ya la posibilidad de replicar este demostrador en otros dos países de Europa.