Agricultura

Producción ecológica para sobrevivir a la crisis de la leche

Las peticiones de certificación eco se han duplicado en un año en Galicia. Entre los motivos, que el precio del litro de leche convencional no cubre los gastos de las granjas desde hace meses

Producción ecológica para sobrevivir a la crisis de la leche
Producción ecológica para sobrevivir a la crisis de la lechelarazon

Las peticiones de certificación eco se han duplicado en un año en Galicia. Entre los motivos, que el precio del litro de leche convencional no cubre los gastos de las granjas desde hace meses

La familia de Víctor Gómez lleva en la producción de leche de forma semi intensiva desde los años 80. Forma parte de una cooperativa gallega en la que trabajan tres familias con 220 vacas de ordeño.Desde hace dos años notan las consecuencias de la llamada crisis del sector lácteo en sus propios terrenos. «Llevamos dos años bastante mal y con el precio de la leche como está, sólo podíamos reducir costes, así que nosplanteamos volver a lo de toda la vida, al pastoreo, y ahora a producir en ecológico ya que desde el mes que viene nos pagan el litro a cinco céntimos más. Además, hay sobreproducción de leche convencional, con lo que a algunas explotaciones les han dejado de recoger producto o se lo llevan con dos precios; un 70 por ciento a la cantidad fijada por el mercado (0,27 céntimos, mientras que para producir se gastan 30 o 31 y el otro 30%, a 0,18 céntimos que se tiene que aceptar si no quieres tirar la leche de tus vacas», explica el ganadero.

La decisión de estas familias es tan básica como la ley del campo, se produce lo que el mercado pide. Eso explica el por qué desde hace poco más de un año, cuando empieza a agudizarse la crisis con la desaparición de las cuotas, estén aumentando las peticiones de explotaciones para convertirse a producción ecológica. «Hemos pasado de 32 ganaderías inscritas a 72. Eso es más del doble y la mayoría son en la provincia de Lugo. Uno de los motivos que tienen las pequeñas explotaciones es que la gran industria ha dejado de recoger la leche. Sin embargo, los productores de ecológico sí se la llevan y además a mejor precio», puntualiza José Antonio Fernández, presidente del Consejo Regulador de Agricultura Ecológica de Galicia (Craega).

Durante una reciente visita del comisario europeo de Agricultura y Medio Ambiente, Phil Hogan, a nuestro país, éste afirmaba a los medios que la agricultura ecológica es «el sector con mayor crecimiento, por lo que se va a promover que los agricultores se inclinen cada vez más por este tipo de explotación». Este crecimiento también se está produciendo en la leche. «Hay más demanda que oferta en ecológico en toda Europa y, sin embargo, de la convencional sobra cantidad desde que desaparecieron las cuotas en 2015», explica Fernández.

¿Cómo puede ser que cueste menos una botella de agua que de leche, cuando el agua sólo necesita de embotellado y la leche de alimentar a los animales que la producen? Es lo que se preguntan en el sector que busca alternativas para no terminar desapareciendo, ya que los costes de producción en convencional hace meses que no se cubren con los precios que les pagan a los ganaderos. Resumiendo mucho: en 2015 desaparece la cuota de leche o cantidad máxima que cada explotación puede producir y vender, con lo que se elimina el sistema que controlaba los precios. Ahora son las grandes empresas distribuidoras quienes compran lo que necesitan a quien quieren y al precio que deciden ellas.

Un mercado desvirtuado

Las consecuencias de esta liberalización del sector no se han dejado esperar: «Desde hace un año han desaparecido 1.500 explotaciones en toda España; hemos pasado de 17.000 a 15.500. La cadena de valor en nuestro país no está bien dimensionada. El sector industrial tiene todo el poder, son los que deciden a quien recogen y a qué precio, y así el sector primario corre el riesgo de desaparecer, ya que los ganaderos están perdiendo dinero. Si ninguna autoridad interviene podemos quedarnos sin producción. Esto está ocurriendo en toda Europa pero en España la situación es más grave porque somos deficitarios; producimos el 70 por ciento de lo que consumimos», opina José María Álvarez, portavoz nacional de la Organización de Productores de Leche (Opleche).

La tendencia del ecológico, según el Consejo, va a consolidarse si el sector sigue igual. «Esperamos que certifiquen hasta un 20-30 por ciento de las granjas en los próximos cinco años», afirman desde Craega. Sin embargo, hay matices que tener en cuenta, primero porque en Galicia las granjas son familiares y, segundo, porque se necesita el doble de hectáreas para producir. «Sabemos que todo el sector no se va a reconvertir, aunque nosotros tenemos grandes explotaciones que están intentando cambiarse. Veremos si son capaces», matiza Fernández. «Cuando la leche convencional ha tenido este bajón y el precio de la otra se ha mantenido es cuando algunos se han planteado cambiar; muchas granjas pequeñas ven truncado su futuro y creen que el ecológico es una posibilidad. Sin embargo, para una pequeña granja de 20-30 vacas puede ser factible pero explotaciones de más de 60-70 vacas en ordeño tienen difícil la conversión, entre otras cosas por los precios de los piensos. Una tonelada de pienso convencional cuesta 200 euros, mientras que la alternativa eco alcanza los 280. Además, estamos limitados en hectáreas de pastoreo», matiza el portavoz de Opleche.

La primera exigencia de la producción ecológica y la que más dificultades atañe para la reconversión tiene que ver con el terreno. Las vacas tienen que volver a pastar campos no tratados ni con insecticidas ni con herbicidas y necesitan media hectárea de terreno para cada individuo (además, no se puede tratar a los animales con hormonas ni medicamentos, etc.)

Un ejemplo de gran explotación gallega que consiguió apostar por el cambio es Casa Grande de Xanceda, el mayor productor de yogur eco de Galicia, que decidió dar el salto antes incluso de la crisis, en 2004. «Dos años antes empezamos con la certificación. Necesitamos este tiempo para descontaminar la tierra. En nuestro caso lo que nos llevó al cambio fue puro convencimiento, pero sabemos que somos un caso especial, ya que realizábamos desde antes tareas de pastoreo en nuestras 180 hectáreas de terreno. No estábamos certificados pero no éramos intensivos, ya que contamos con 200 vacas», explica Guillermo Martínez Ruiz, gerente de la granja. Y es que otro problema a tener en cuenta es ese tiempo necesario para la reconversión, aunque para solventar este escollo existe un modelo de contrato industrial que supone el compromiso de compra durante X años para cubrir gastos.

Por último está el tema de la producción, que a final de año es menor en la alternativa eco: si una vaca en ecológico da 19 litros de leche al día, una en convencional alcanza 55 litros. Eso sí cada litro «verde» se paga a 50 céntimos en lugar de a los 0,27 y «las vacas viven más años. Y además nos ahorramos los productos químicos para el campo», opina Gómez.

Una vez más, quien tiene la llave para que la producción ecológica sea algo más que una moda es el consumidor. «Somos capaces de comprar el pan todos los días, pero no la leche», afirma Martínez. Y eso porque el mercado eco en España crece pero sigue siendo residual. «El consumidor lleva años apostando por las marcas blancas que venden el litro de leche a tan solo 30 céntimos», explica Álvarez.

Piensos para reducir el metano

Mucho se ha hablado y bromeado sobre el efecto que tiene el gas metano que emiten las vacas sobre el cambio climático. Para ponerle solución, el grupo del departamento de Biología Molecular y Genética de la Universidad de Aarhus en Dinamarca ha creado una hierba que es más fácil de digerir para que las vacas reduzcan su emisión de metano cuando eructan y, ya de paso, produzcan más leche.

Según publican medios como la BBC el coste de desarrollo de este trabajo ha ascendido a 13,5 millones de coronas danesas (algo menos de dos millones de euros) , financiado en parte por el Ministerio de Medio Ambiente y Alimentación del país, que ve en esta nueva hierba un enorme potencial. De hecho, afirman que esta nueva tecnología podría estar en el mercado en menos de diez años.