Ingeniería

Un electrodoméstico para cultivar insectos comestibles en casa

Vino sin uvas, una maceta que recarga el móvil y un invernadero que cultiva sin ayuda del propietario son algunas de las ideas presentes este año en el evento emprendedor South Summit

Si no se atreve a cultivar, puede aprovechar las plantas que tiene por casa para transformarlas en cargadores del móvil y ahorrar un poquito en la factura de la luz
Si no se atreve a cultivar, puede aprovechar las plantas que tiene por casa para transformarlas en cargadores del móvil y ahorrar un poquito en la factura de la luzlarazon

Vino sin uvas, una maceta que recarga el móvil y un invernadero que cultiva sin ayuda del propietario son algunas de las ideas presentes este año en el evento emprendedor South Summit

Dicen que el futuro de la alimentación pasa por la ingesta de insectos. Unos 200 gramos de gusanos pueden proporcionar al organismo las mismas proteínas de un filete y los mismos aminoácidos que el tofu, con algunas ventajas medioambientales evidentes, ya que la cría de estos pequeños organismos ocupa un diez por ciento de la tierra respecto a la ganadería tradicional y frente a los 10 kg de comida que necesitan las reses, un kilo de gusanos sólo consume 2,2 kg de alimento.

El equipo de LivinFarms está tan convencido de las bondades de los insectos y tan concienciado con la necesidad que hay de saber lo que se come que proponen un criadero casero, llamado Hive, para que cada uno críe su propia comida. Todo comenzó con un viaje de trabajo de una de sus fundadoras, diseñadora industrial, a Hong Kong. El resultado es una estructura de 70 cm con la que se pueden obtener 200 gramos de proteína tres veces por semana o para consumo inmediato, siempre cocinado, o para conservar en el frigorífico. Además está el ahorro económico que calculan puede ser hasta de 15 euros por la misma cantidad de carne.

La propuesta es una de las iniciativas reunidas en la V edición de South Summit, celebrada esta semana. Un evento internacional de emprendimiento que sirve para poner en contacto a empresas e inversores, pero también para coger el pulso a la tecnología y ver las novedades que vienen en sectores como la alimentación, la energía o las finanzas. Se lo pueden ir pensando porque ya es posible reservar pedidos «a través de la web por unos 600 euros aproximadamente», explican desde la startup. Sus primeras raciones estarán listas en unas ocho semanas, lo suficiente para que las larvas de gusano Tenebrio alcancen tres centímetros. A partir de ahí, activando un interruptor podrá recolectar una vez a la semana. Gracias a él las larvas van pasando por la red de bandejas hasta depositarse en la de abajo, desde la que ya se puede utilizar para cocinar. Lo único que necesitan para comer sus gusanos son trocitos de verdura o quesos, frutas, avena o pan, y en ningún caso carne. Y si se va de vacaciones puede meterlos en la nevera y despertarlos de la hibernación al volver.

Invernadero para neófitos

Dicen sus creadores que comer gusanos es lo mismo que zamparse un chuletón de medio kilo; otra cosa será acostumbrase a su aspecto e, incluso, al sabor, aunque como se dice popularmente al final todo termina sabiendo a pollo. Para quien prefiera algo menos vanguardista, otra de las propuestas del South Summit viene directamente de Almería, «origen de gran parte de las hortalizas que consumimos», como dice el equipo de Niwa. La startup está a punto de lanzar al mercado un invernadero, Niwa One, para cultivar en casa tomates, lechugas, berenjenas, guisantes y otras hortalizas. Aunque su solución es más que eso. Se trata de un software, algo así como un sistema operativo, para sustituir a los complejos sistemas de riego hidropónicos. De esa manera, el usuario que adquiera One sólo tiene que abrir la aplicación en el móvil, seleccionar el tipo de cultivo que desea plantar y olvidarse, ya que el sistema es el que se encarga de todo. «Usa un algoritmo de aprendizaje con los datos que cada usuario comparte. Se actualiza solo y permitirá que cada miembro cree sus propias recetas de cultivo. One en realidad es el primer terminal del sistema», explica Javier Morillas, fundador de Niwa.

Además de cultivar, el invernadero está concebido como una plataforma de aprendizaje y reconexión con el medio natural; una solución que ya se puede reservar a través de su página web por 300 euros.

Macetas para generar energía

Aún más sencilla, si cabe, es la propuesta de Bioo, quien además ha ganado el premio en la categoría de energía. La startup cuenta con dos productos que saldrán al mercado a finales de este año. El primero y más pequeño es Bioolight, una maceta de 21x11x11 centímetros sobre la que plantar cualquier especie y gracias a la cual se puede cargar el móvil unas dos o tres veces al día, ya que aprovecha el mismo principio de fotosíntesis de los vegetales. «La maceta contiene una rejilla debajo de la cual va el sistema biológico y el acumulador», explica Alenxandre Díaz, creador de la solución. En función de la planta se genera más o menos energía, por ejemplo, un cactus repele pocos nutrientes generando poco residuo orgánico por lo que no resulta la mejor opción. La más eficiente en cuanto a creación energética es la Watsonia, una especie africana. Saldrá a la venta por 120 euros. Su segundo producto es Bioopanel, unos paneles que reproducen la misma tecnología de la maceta pero en grande, con lo que consiguen 2.800 kWh al año con diez paneles. De hecho, se va a instalar un prototipo en el Ayuntamiento de San Cugat del Vallés que estará en funcionamiento de forma permanente.

Cada año aparecen mucas propuestas durante los South Summit, pero otra que destaca en esta edición es Ava Winery, que fabrica vino sintético sin utilizar uvas. Todo sale del laboratorio gracias a la mezcla de azúcares y otros componentes moleculares que le da sabor y color. Su inventor ha reproducido ya caldos como el Chardonnay y mucho más barato.