Europa

Suecia

Una gasolinera pública para llenar el depósito con agua

La compañía pública de depuración de agua de Milán (Italia) instala un surtidor a la salida de una de sus instalaciones para servir biometano. Mientras que en Suecia el 60 por ciento del gas para transporte se obtiene de los residuos, en el sur de Europa, especialmente en España, este tipo de servicios es inexistente o anecdótico

Del tratamiento de depuración de agua se obtiene un fango o compost del que se obtiene un gas que hay que depurar si se quiere volcar a la red. La concentración de metano debe ser de al menos el 95 por ciento por ley
Del tratamiento de depuración de agua se obtiene un fango o compost del que se obtiene un gas que hay que depurar si se quiere volcar a la red. La concentración de metano debe ser de al menos el 95 por ciento por leylarazon

La compañía pública de depuración de agua de Milán (Italia) instala un surtidor a la salida de una de sus instalaciones para servir biometano

Ya es posible llenar el depósito del coche con agua. Al menos así lo han anunciado los dirigentes de la empresa pública encargada de la depuración de las aguas residuales de la ciudad de Milán (de nombre CAP). La metrópoli está a punto de abrir la primera gasolinera pública de metano km 0; un combustible bio, al que casi se podría llamar slow fuel, que se produce directamente en la zona gracias a las aguas residuales de una de las depuradoras de la ciudad, la Niguarda-Bresso.

Siguiendo los estudios técnicos del grupo que ha participado en la iniciativa (liderados entre otros por el Centro Nacional de Investigación del país) sólo esa depuradora llegará a producir una cantidad de biometano equivalente a 341.640 kg, suficientes para que 416 vehículos recorran unos 20.000 km al año. O lo que es lo mismo para cubrir más de 8.300.000 km, unas 200 veces la circunferencia de la Tierra. Estos datos corresponden a una sola de las instalaciones de depuración, es decir que dan servicio a unos 220.000 personas en una ciudad de unos cuatro millones de habitantes, así que imagínense el potencial de reutilización de los residuos líquidos urbanos.

El proceso es bastante sencillo: del tratamiento de depuración de agua se obtiene un fango o compost del que se obtiene un gas que hay que depurar si se quiere volcar a la red.

Aprovechar los recursos de las depuradoras, de los residuos urbanos de los basureros municipales, de los restos agrícolas, de las granjas de cerdos, etc., es común en Europa, aunque no en todos los países se aprovecha de la misma manera. A la cabeza, como en otros asuntos, el norte de Europa. Suecia es líder en aprovechamiento de estos gases, el 60 por ciento del gas que se utiliza en automoción es reciclado, es decir que no es ni Gas Licuado de Petróleo ni Gas Natural Vehicular. Y además tanto Suecia como Finlandia tiene en las depuradoras su principal materia prima.

Diferencias

Cuanto más al sur, menos ideal es la situación en cuanto a aprovechamiento del gas para transporte. En España, por ejemplo, contamos con la mayor planta de producción de biogás del mundo de residuos urbanos, la instalación de Valdemingómez en Madrid. Eso sí, es la que única instalación (hay que recordar que el biogás puede producirse desde depuradoras a granjas de cerdos) en toda la península que esta volcando a la red de distribución de gas. Desde aquí, lo mismo puede acabar generando electricidad que en la calefacción de una casa o en el depósito de un taxi.

El resto de plantas, como las depuradoras, utilizan el gas residuo para alimentar sus propias necesidades energéticas; algo que está muy bien puesto que reduce el uso de nuevos recursos, pero que olvida el potencial de aprovechamiento público y eso se debe a las diferencias legislativas. «En 2014 Alemania produjo 9.378 GWh con sus 178 plantas y Suecia 1.300 GWh con sus 59 instalaciones. En España la única planta que vuelca produjo 67 GWh. En Reino Unido, por ejemplo, la ley incentiva a quien vuelque a la red», explica Francisco Repullo, presidente de la Asociación Española de Biogás.

Calidad

Y es que el biometano que se vuelca en la red en Europa debe tener por ley una pureza del 95 al 99 por ciento de porcentaje de metano, de forma que cumpla con los estándares de calidad del gas natural. «Lo que sale de un depuradora o de un basurero es biogás que no se puede aprovechar en ningún caso para transporte. Para inyectar en las tuberías de distribución hay que depurar dicho gas porque cuando se produce la concentración de metano es de entre el 50-60 por ciento. El resto es CO2 y otros componentes en bajas concentraciones que hay que eliminar. El transporte es el que necesitan la pureza mayor ya que, por ejemplo, los sulfhídricos abrasan los motores. El potencial es enorme pero la legislación, demasiado exigente», explica Manuel Lage, secretario general de la Asociación Española de Gas Natural para la Movilidad.

Es por eso, por la rigidez de la ley, por lo que desde CAP en Milán, apuntan a la posibilidad de que sea su propia flota la que aproveche este recurso, ya que la producción podría cubrir las necesidades de todos sus vehículos, unos 420 a día de hoy. De hecho el grupo ya ha probado el correcto funcionamiento de su combustible en sus coches comerciales con el fin de comenzar en 2017 o bien abriendo al público o bien ahorrándose la factura de la gasolina de sus vehículos. Y eso que el potencial de aprovechamiento en Italia es enorme, ya que el parque de vehículos de gas alcanza las 980.000 unidades, lo que le convierte en el primer país de Europa en número de vehículos de gas. Además, este tipo de soluciones ayudarían a ganar independencia con respecto a las importaciones de gas, afirman desde CAP.

¿Estaciones en España?

En España se han dado iniciativas parecidas para utilizar el gas de depuradoras en las flotas de vehículos de empresas privadas, pero como ya se ha dicho sólo hay una planta que vuelca a la red y aprovecha los residuos sólidos urbanos. Y «más o menos vuelca entre un 10-15 por ciento, porque el resto lo consume en electricidad. Madrid tiene potencial para que sus 2.000 autobuses se muevan con gas. De los 2.000 vehículos, unos 1.000 usan gas», remata Lage.

«En España el biogás está congelado porque se quitó el sistema retributivo de primas y tarifas y los inversores ya no se fían de la estabilidad regulatoria. Se construyeron unas 39-40 plantas que se las ven para llegar a fin de mes y que no pueden invertir en depurar su gas para volcar a la red después de los cambios normativos de estos últimos años. Además, actualmente tiene más sentido utilizarlo para automoción que para generar electricidad, ya que hay excedente de producción en nuestro país. La diferencia es que tanto en Italia como en otros países europeos existe una prima por volcar a la red e incentivos por usar el gas como combustible. Alemania considera en su legislación pagar unos 30 euros por kWh que se inyecta a las tuberías de gas natural. Cuenta también con incentivos equivalentes para el tratamiento de residuos y en ambos casos los considera por un periodo de 20 años. En otros países como Francia el precio por inyectar a la red de distribución depende del tamaño de la planta, pero se incentiva la reutilización», explica Repullo.

Es más, según la Asociación Europea de Biogás el potencial de aprovechamiento es tal que si en 2020 se depurase entre un 3,5 y un 5,4 por ciento de biogás a calidad carburante, se alcanzaría una cuota renovable de mercado del diez por ciento en el consumo de GNV, «El consumo de gas natural como combustible para vehículos está en unos niveles actualmente de dos a tres billones de metros cúbicos. Mientras que se prevé un incremento de esta cifra a 10 a 15 billones de m3 en 2020, alcanzando una participación del cinco por ciento en el sector del transporte», explican en su web.

Una ventaja más a la que apunta desde la compañía es al precio final de producción de biometano, de unos 0,58 euros por kg, frente a los 0,9 euros por kilo que cuesta actualmente en el mercado transalpino. «Durante los últimos meses se ha testado la calidad del producto para que se igual al biometano que se distribuye en la red. La instalación está preparada para abrir, sólo falta el permiso legislativo para dar servicio al público», explica Alessandro Russo, presidente de CAP.