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Investigación científica

Osteopatía bioenergética, un masaje emocional

El pericardio, la membrana que cubre y protege el corazón, se contrae con cada emoción. Esta técnica lo libera y conecta al paciente con su cuerpo.

Osteopatía bioenergética, un masaje emocional
Osteopatía bioenergética, un masaje emocionallarazon

El pericardio, la membrana que cubre y protege el corazón, se contrae con cada emoción. Esta técnica lo libera y conecta al paciente con su cuerpo.

Las contracturas musculares son la prueba evidente de la conexión entre mente, emociones y enfermedad, de que una emoción mal gestionada (el estrés en este caso) desencadena una dolencia física. Pero cada vez son más las voces (e investigaciones) que se suman a una concepción holística del ser humano y abonan el vínculo entre los desequilibrios emocionales y las enfermedades físicas. Una de las más recientes es la osteopatía bioenergética celular, una terapia desarrollada por la enfermera y osteópata catalana, Monserrat Gascón.

"No somos osteópatas, no hacemos 'crec' en los huesos, sino 'crecs' energéticos o emocionales", defiende una de las discípulas de Gascón, Coral Farrés. Mientras que la osteopatía establece una relación entre todos los elementos físicos del cuerpo, la bioenergética da un paso más y añade los emocionales y energéticos. Según esta terapia, el ser humano es una unidad indisoluble compuesta de tres realidades, física, emocional y espiritual, que nos permiten disfrutar de una buena salud.

El eje central de la osteopatía bioenergética celular es el pericardio, que anatómicamente, es una membrana que envuelve y protege el corazón y que, pasado por el filtro de la osteopatía bioenergética, es quien filtra las emociones para que no impacten directamente en el corazón. Con los miedos, plasmados en emociones como la tensión, el pericardio va retrayéndose para permitir que el corazón siga bombeando. A través de un "masaje interno", como los llama Farrés, el osteópata persigue la liberación del pericardio.

Poner nombre a los 'nudos'

A diferencia del reiki, el osteópata bioenergético sí establece contacto físico con el paciente. De hecho, es a través del movimiento y la presión, en un masaje que a ratos puede no ser muy placentero, cuando se consigue liberar el pericardio. "Es como cuando acudes el fisioterapeuta, duele donde hay un nudo", justifica Farrés. Según esta terapia, una emoción mal gestionada queda almacenada en nuestro cuerpo y va creando poso. Así, cuando el osteópata recorre el cuerpo del paciente con sus manos, un detector de nudos implacable, percibe los diferentes bloqueos y añade un plus, apunta Coral: "Le ponemos palabras al mensaje que da el cuerpo, ya sea de rabia, ira, tristeza, y que la persona no está escuchando".

Así como la medicina tradicional china clasifica las causas externas de las enfermedades y atribuye a cada órgano una emoción, en la osteopatía no hay un protocolo. "Cada vez que se me pone alguien delante es una aventura", dice Coral. Es el terapeuta quien detecta los diferentes nudos que se producen en el cuerpo y les da el nombre que el cuerpo expresa.

Escuchar al cuerpo

El osteópata bioenergético hace esbozos del interior del paciente. Al final de la sesión, el objetivo es que el paciente sienta que se ha puesto delante de un espejo que le muestra aquello que no quiere ver y se detenga en observar todo aquello que el cuerpo demanda. 'No me has dicho nada nuevo', se quejó una paciente a Coral. "En realidad, nosotros ya tenemos las soluciones a nuestros problemas, ya sea de forma consciente o inconsciente sabemos qué nos pasa, qué nos hace estar mal, porque nuestro cuerpo nos lanza mensajes, pero no estamos acostumbrados a escucharlos", justifica Farrés.

A menudo, justificamos la dolencia con cosas externas, en vez de ir a buscar las respuestas hacia adentro. 'Me falta aire, tengo ansiedad porque en el trabajo estoy muy estresada'. Me pasó hace poco con una mujer. En realidad, su problema es que estaba sola y teme la soledad.