Alergias

Trucos para darse una (buena) ducha

Los hábitos de higiene son de dominio público. Mitos y cultura popular planean sobre el tema, pero ¿nos limpiamos bien?

Trucos para darse una (buena) ducha
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Cada piel requiere unos cuidados específicos, pero puedes seguir unas pautas que son apropiadas para todo el mundo, avaladas por la Organización Mundial de la Salud y expertos en dermatología.

Tiempo: cinco minutos son suficientes según la OMS que también indica que para preservar el medioambiente no se deben gastar mas de 95 litros al día. Esta duración es variable, hay que tener en cuenta que influyen factores como el peso corporal o el largo de la cabellera.

Temperatura: tiene que estar tibia, al nivel del cuerpo (unos 35.37 grados). El agua muy caliente congestiona la circulación. El agua fría, en cambio, puede ayudarte a aliviar el dolor si sufres de varices o piernas cansadas. Las venas varicosas no desaparecerán, pero sentirás una sensación calmante después de la ducha. Y es que las ventajas de una ducha de agua fría son infinitas.

Productos: los dermatólogos tienen claro que han de cumplir un requisito fundamental: respetar nuestro ph y no alterar el manto lipídico de la piel. Antisépticos, neutros y compuestos por aceites vegetales son aliados.

Frote: no pretendemos exfoliarnos a diario, solo lavarnos; por eso es importante no frotarse y limpiarse mejor con suavidad. El motiva es que la fricción puede erosionar la piel y desprotegerla. En cuanto a la esponja, mejor despedirnos de ella, ya que siempre está húmeda y es unido de gérmenes; ano ser que se utilice solo en zonas donde hay grasa que retiene la células muertas.

Secado: la humedad siempre es foco de patologías como los hongos o la dermatitis. Así que sécate bien la piel, sobre todo las zonas sensibles: axilas, genitales y pies.

Pero ojo con limpiarse demasiado. “A cada piel, su cuidado”, es la máxima de los dermatólogos para mantenerla saludable y tratar patologías como alergias o atopia. Ducharse más de una vez al día durante mucho tiempo y aplicarte en exceso productos con un alto contenido en emulsionantes, detergentes o perfumes puede dañarnos. En concreto, el manto lipídico de la piel, que la resguarda de las agresiones externas, y así queda al descubierto y podría sufrir diversas patologías o agravar las pieles sensibles. Te contamos qué higiene seguir si sufres o detectas alguna de estas afecciones de la piel:

1. Dermatitis irritativa: tiene lugar por el contacto con una sustancia irritante, como pueden ser jabones, productos de limpieza o tintes , que tienden sobre todo a resecar. Se recomienda una buena hidratación a personas que, por ejemplo por su trabajo, se vean expuestas a este riesgo.

2. Dermatitis de contacto alérgica: se da cuando la piel reacciona exageradamente a una sustancia determinada. Puede desarrollarse frente a cosméticos como geles o perfumes, pero también existe la llamada urticaria acuagénica, es decir, alergia al agua que se suele caracterizar por la aparición de ronchas, picores y habones.

3. Atopia: si tienes piel atópica, con sequedad, picor e irritación, tus duchas deben ser muy cortas y optar siempre por productos que no generen demasiada espuma.