Psiquiatría

Cómo podemos apoyar a un enfermo de cáncer

Cómo podemos apoyar a un enfermo de cáncer
Cómo podemos apoyar a un enfermo de cáncerlarazon

Eschucharles, ser natural y expresar nuestas emociones son clave para acompañar a la persona en la enfermedad.

El cáncer es una enfermedad que no afecta únicamente a la persona que lo padece, sino que supone un impacto emocional tan fuerte que se extiende también a su familia y amigos.

Raquel Durán Castillejo, psicóloga especialista en Psico-oncología del Centro Médico Garos cree que son muchas las emociones ligadas a esta enfermedad, como el miedo, la incertidumbre, tristeza, negación, rabia, ira, aislamiento, pérdida de control, que las pueden sentir tanto el propio paciente, como su entorno más cercano. Todos estos sentimientos son normales, pero es cierto que producen mucho malestar y ansiedad.

¿Qué puedo hacer para ayudarle? ¿Estaré haciéndolo bien, o quizá le agobio demasiado? ¿Necesitará más espacio? O incluso a veces queremos hacer tanto porque la otra persona esté bien que incluso puede que nos lleguemos a descuidar a nosotros mismos, provocándonos esto una gran incomodidad que hace que no pueda actuar con la misma eficacia. Durán Castillejo considera muy recomendable dar unas pequeñas pautas:

Buena comunicación. En ocasiones estamos con nuestro ser querido y no sabemos qué podemos hacer por él. ¡Lo mejor es preguntarle! Hazle preguntas concretas “¿cómo te puedo ayudar?” “¿Qué puedo hacer por ti?” Preguntas tan sencillas y directas como estas, romperán la incomodidad y te harán ver qué es lo necesita la otra persona de ti. No tenemos que dar NADA por supuesto, es importante escuchar y tener en cuenta las necesidades de la otra persona.

Naturalidad. Es fundamental mostrarnos naturales y que se nos vea honestos. A veces, por querer ayudar a la otra persona y que se sienta cómodo con nosotros, mostramos una coraza que no nos identifica para nada. Exprésale tus sentimientos al verle así, muéstrate tal y cómo te sientes. Eso ayudará a crear un clima más natural que facilitará que el enfermo de cáncer y tú os sintáis más cómodos.

No crear falsos optimismos. No es bueno hacerle ver que no pasa nada, que todo va a salir de maravilla, pero tampoco lo es irnos al polo opuesto y ser catastrofistas. Nos sirve con ser realistas y objetivos, focalizando siempre nuestra atención en la solución de problemas viendo las distintas alternativas para escoger conjuntamente la que creáis más adecuada. A veces el querer tener siempre una actitud positiva puede llegar a cansarnos y desmoralizarnos más rápido, así que no te sientas culpable por no tener siempre una sonrisa en la cara o unas palabras de positivismo.

Ayúdale a que exprese sus emociones y sentimientos libremente. No te asustes si llora, mucha gente no sabe cómo gestionar el llanto de otra persona e intenta cortarlo rápidamente, con frases como “no llores” “tienes que ser fuerte”. Pero lo mejor es que no interrumpas su llanto, déjale que se exprese de esa manera y acompáñale en ese momento, con miradas, caricias un abrazoc. Mostrándole nuestro apoyo, compañía y aceptación en ese momento. Hay veces que mantenernos en silencio es mejor que decir algo.

Expresa tus propias emociones. Es importantísimo que la familia o amigos del enfermo también tengan un espacio para expresar sus emociones, decir cómo te sientes a los demás y cómo estás viviendo tú este proceso te ayudará a disminuir tu carga emocional y organizar y clarificar tus ideas y sentimientos.

Cuida de ti mismo para poder cuidar. Es esencial dedicarse tiempo a uno mismo y encontrarnos bien emocional y físicamente para poder cuidar al enfermo de la mejor manera posible. Es cierto, que a veces queremos dedicar tanto tiempo a la otra persona que nos olvidamos de nosotros o incluso no lo hacemos por evitar sentimientos como la culpabilidad. No te culpes por decir “no” a la otra persona, o sentirte mal por irte por ejemplo de compras teniendo al enfermo en casa. Resulta básico que tengas tu propio espacio para dedicarte a ti mismo. Para ello, permítete momentos de desconexión, descansa adecuadamente, realiza ejercicio físico, lleva una alimentación saludable, planifícate tu tiempo y realiza actividades que te gusten y te hagan sentir bien.

Es bueno también, que realicemos actividades de ocio y agradables con el enfermo de cáncer. Probablemente haya veces que el enfermo se niegue a hacerlas por fatiga, cansancio o dolores. Por ello, vamos a adaptar las actividades a su estado físico, pero sin dejar de integrarles en las mismas.

Normaliza las emociones. Es muy común que tanto el enfermo de cáncer como tú, experimentéis diversas emociones a lo largo del proceso oncológico. Y a consecuencia de ello podéis estar más vulnerables o irritables. Acepta estas emociones como algo normal, ten paciencia contigo mismo, permítete tener estos momentos y sobre todo no te sientas mal por ello. Eso sí, intenta gestionarlas para que no te limiten en tu día a día, con ejercicios de relajación, meditación, vincularte con el presente, exterioriza y habla de tus preocupaciones y haz actividades que te resulten agradables y placenteras.

También es cierto que hay muchos sentimientos positivos cuando cuidamos a nuestro familiar o amigo de cáncer. Se ha demostrado que los familiares que cuidan al enfermo, muchas veces se sienten más queridos y mejor consigo mismos por la labor que están haciendo. Así que, hazlo con amor, afecto, disfruta de su compañía, acompáñale y acógele de la manera más natural posible, porque así será la mejor manera de hacerlo.

No olvides que hay mucha gente especializada en orientarte y ayudarte si en ocasiones no sabes cómo actuar y crees que esta situación te está superando o limitando en tu día a día. Acudir a un psicólogo especializado para que te ayude en este momento, es una manera muy eficaz de afrontar estas situaciones y ayudarte a ti mismo.