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Insuficiencia cardiaca, ahogarse en cada latido

Optimizar los recursos frente a la patología cadiovascular produce un retorno social de casi cuatro euros por cada uno invertido

Insuficiencia cardiaca, ahogarse en cada latido
Insuficiencia cardiaca, ahogarse en cada latidolarazon

Optimizar los recursos frente a la patología cadiovascular produce un retorno social de casi cuatro euros por cada uno invertido

Las cifras son frías, pero tremendamente descriptivas cuando se aborda la insuficiencia cardiaca (IC) como problema de salud pública: más de la mitad de los pacientes muere a los cinco años; representa el 10% de la mortalidad anual en España; supone un gasto de más de 2.500 millones de euros anuales, el 90% de los afectados tiene más miembro de la Sección de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y jefe clínico de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante Cardiaco del Hospital Universitario de Bellvitge, comentó durante su intervención en el encuentro Novartis-A TU SALUD, que «resulta clave optimizar el abordaje de la IC, porque ha aumentado su incidencia un 33% en los últimos siete años y es una patología muy prevalente en edades avanzadas».

Una de las herramientas que puede servir de ayuda en la optimización es el documento que han elaborado Cardioalianza y el Instituto Max Weber, en colaboración con Novartis, «Valor social de un abordaje ideal de la insuficiencia cardiaca», que pone de relieve cómo se puede abordar de forma eficaz la patología a través de 19 propuestas que concluyen que cada euro invertido en esos cambios tiene un retorno social de 3,52 euros. «Este proyecto sirve para rellenar las lagunas que hay. Con esto se pueden poner en marcha unidades multidisciplinares que aseguran un abordaje integral para mejorar la calidad de vida de los pacientes», explicó Josefina Lloret, responsable de Relaciones con pacientes de Novartis. En este sentido, Maite San Saturnino, presidenta de Cardioalianza, subrayó que «el documento recoge cómo es el día a día de lo pacientes y sus familias; las carencias, las cargas familiares... Necesitamos que se haga visible todo esto, ya que los pacientes salen del hospital y luego son los familiares los que cuidan de ellos 24 horas al día».

El documento constituye un buen punto de partida para poder trabajar sobre el terreno de la IC, «ya que son propuestas concretas que buscan dar respuestas a un problema complejo en el que no sólo se ha de mirar desde el lado médico, sino también desde el lado social, por toda la carga que supone. Es un gran análisis exhaustivo que pretende optimizar la respuesta a la insuficiencia cardiaca en conjunto», apuntó Emilio Casariego, presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI, 2014-2016) y jefe de servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario de Lugo. Porque este trabajo «ha servido para encontrar los retornos intangibles, al tiempo que sirve para dotar de empoderamiento a los pacientes. En el trabajo se han unido las visiones de todos los involucrados, pacientes, profesionales médicos, administraciones... y hemos podido detectar dónde están los fallos y las necesidades», comentó María Merino, coordinadora de proyectos de Resultados en Salud del Instituto Max Weber, que puso de relieve los resultados de la metodología Social ROI, que destaca cómo determinada inversión tiene un retorno social.

Tanto Manito como Casariego reconocieron que ejemplos prácticos de cómo tendrían que hacerse las cosas se encuentran en sus hospitales, unidades multidiciplinares en las que diferentes especialistas se encargan de los pacientes y también de los familiares que los cuidan. «Si todas fuesen así, no necesitaríamos este documento», subrayó la presidenta de Cardiolianza. Ella hizo referencia a la situación de desatención una vez que se supera el episodio agudo de una insuficiencia y se ha de aprender «como cada uno pueda» a convivir con ella. «Desde nuestra experiencia reconocemos que cuando un paciente es tratado en una unidad multidisciplinar de Insuficiencia Cardiaca, ya no quiere salir de ella, porque se siente seguro, algo que también valoran sus familiares», concluyó el jefe clínico de la Unidad de IC del Hospital de Bellvitge.

Maite San Saturnino / Presidenta de Cardioalianza

«Hay que subrayar la carga familiar de la IC»

En este proyecto, desde el segundo cero los pacientes y sus cuidadores nos hemos implicado para abordar esta patología concreta. Lo que nos aporta el modelo de abordaje ideal para los pacientes con IC es una mayor seguridad en el tratamiento y en el seguimiento; se van a reducir los reingresos hospitalarios, se conseguirá un mejor autocuidado que repercute directamente en la autonomía y sobre todo en la adherencia terapéutica; se van a reducir las pérdidas de productividad laboral, sobre todo en los cuidadores-familiares; va a mejorar el estado físico y emocional; y se va a conseguir un mejor y fácil acceso a los medios sociales. En general, va a mejorar la satisfacción de los pacientes frente a la enfermedad. También se podrá observar un cambio positivo en la situación económica del cuidador –soporte clave para muchos pacientes–, además de su situación emocional y sus relaciones sociales, ya que muchos dedican su vida a los pacientes y reducen su actividad a lo que el enfermo precisa. El paciente, y al mismo tiempo su cuidador, va a ver cómo se organiza todo a su alrededor, de manera que se faciliten los procesos de las pruebas y las terapias.

Nicolás Manito / Jefe Clínico de la Unidad de IC y Trasplante Cardiaco del Hospital Universitario de Bellvitge

«El reto son las unidades multidisciplinares»

La insuficiencia cardiaca tiene una serie de características que hace que sea importante su abordaje; es la primera causa de hospitalización en España en pacientes mayores de 65 años y es la única patología cardiovascular en la que están aumentando estas cifras; el otro problema es la tasa de reingresos, ya que se calcula que el 40% de los pacientes volverá al hospital a corto plazo. La calidad de vida es un asunto clave porque muchos estudios apuntan que es peor en este tipo de pacientes comparados con otros con diabetes, que han sufrido infarto cerebral, y hasta peor incluso que los enfermos de Alzheimer. Como tercer punto, cabe resaltar el elevado índice de mortalidad de la patología, datos estadísticos estiman unas 14.000 muertes anuales. Por eso, para hacer frente a la dolencia, hay que darle un punto de vista integral, que se desarrolle una organización alrededor de la patología y esto queda reflejado en las unidades multidisciplinares de IC, que hoy suponen un reto para que sean una realidad en todo el sistema sanitario y son un desafío para la Administración, ya que son claves en el control del tratamiento y de los pacientes.

Emilio Casariego / Jefe de Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario de Lugo

«Se trata de racionalizar el gasto en IC»

En España se estima que hay un millón y medio de pacientes y que generan unos 125.000 ingresos hospitalarios al año. No es que sean mucho, sino que son muy complejos, porque además de la IC se calcula que tienen una media de 5,6 enfermedades asociadas. Todo esto lo conocemos bien los médicos, pero ahora nos enfrentamos a una situación distinta, no sólo por las mejoras tecnológicas y los avances, sino porque el paciente ha cambiado. Además de ser un problema de salud, es un problema sanitario. Se calcula que la IC consume el 2% del gasto total en Sanidad en España. Y también es social, porque son muchos pacientes y nos solo se queda en ellos sino en las que les rodean como son los familiares; sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de las cuidadoras son mujeres, con lo que conlleva gastos físicos y emocionales. El proyecto SROI pone de relieve todo esto. A través del análisis de unas 140 situaciones que han derivado en 25 propuestas que optimizarán la atención de la persona enferma de una forma global y servirá, a su vez, para racionalizar el gasto. Un planteamiento que da respuestas a las necesidades de los pacientes y le coloca en el centro.

María Merino / Coordinadora de proyectos de resultados en salud Instituto Max Weber

«Así podemos empoderar a los pacientes»

Nosotros hacemos hincapié en que lo que obtenemos tras el euro de inversión es un retorno social de 3,52. Esto es que no sólo cuantificamos las cantidades de inversión y ahorros, sino que medimos lo que supone traducirlo en calidad de vida o bienestar emocional. El método SROI involucra a todos los actores implicados que están relacionados con el área que nos ocupa. Es una herramienta que ayuda a empoderar a los pacientes que participan en un proceso de debate, análisis e interpretación de los resultados. Desde el punto de vista del Sistema Nacional de Salud, es decir de la planificación de los recursos, supone una oportunidad de hacer ver el gasto como una ventana a la inversión que acompaña a un ahorro. La metodología va desgrananado los cambios y se emplea un método conservador porque se autoajusta y se trata de no sobreestimar el retorno, ni infraestimar la inversión. Las fuentes de información que se han empleado son múltiples, desde la obligada revisión de literatura científica, una encuesta a 552 pacientes y familiares, hasta fuentes oficiales, sin olvidar la constitución de un comité de expertos multidisciplinar.