Pacientes

Invertir en innovación hoy para conseguir ahorrar en el futuro

Farmacéuticos, médicos y gestores de salud abordaron el problema de las enfermedades poco frecuentes: patologías crónicas, de difícil diagnóstico y alto impacto económico

De izquierda a derecha, Agustín Álvarez Nogal, José Luis Almudi, César Pascual, Jesús Ignacio Meco, Luis Verde y Guillermo Schwartz
De izquierda a derecha, Agustín Álvarez Nogal, José Luis Almudi, César Pascual, Jesús Ignacio Meco, Luis Verde y Guillermo Schwartzlarazon

Farmacéuticos, médicos y gestores de salud abordaron el problema de las enfermedades poco frecuentes: patologías crónicas, de difícil diagnóstico y alto impacto económico

Hoy oímos hablar de enfermedades poco frecuentes (EPF) y de medicamentos huérfanos, y en la mayoría de las ocasiones nunca se contemplan desde otra perspectiva. En España apenas disponemos de 50 fármacos exclusivos para estas patologías. Sin embargo, se nos dice que más del 80% son pacientes crónicos y eso supone que más de dos millones de personas viven bajo la prescripción farmacológica y asistencial. Esto ocurre también en el ámbito hospitalario con la atención a agudos y crónicos. Por eso quiero dejar una pregunta en el aire: ¿no creen ustedes que ha llegado el momento de abrir el debate?»

Con esa palabras inauguraba Jesús Ignacio Meco, director general del Instituto de Investigación y Desarrollo Social de Enfermedades poco Frecuentes (Indepf) la jornada «Las enfermedades poco frecuentes ante la sociedad», que tuvo lugar este jueves en la casa de LA RAZÓN con el patrocinio de Pfizer y Nutricia.

El problema con las EPF es que son patologías de difícil diagnóstico, que suelen ser crónicas para las que casi no hay medicamentos. Y en muchos casos éstos son tremendamente costosos.

De hecho, y como reconoció el propio director general de Coordinación de la Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid, César Pascual, «yo no las estudié en la carrera cuando hice Medicina», lamentó. El motivo principal, que el conocimiento sobre éstas se ha desarrollado fundamentalmente en los últimos 25 años. Por eso, añadió, «si no hay conocimiento, mucho menos desde la Administración Sanitaria se han generado recursos para estas enfermedades». Porque además aúnan los dos grandes debates que en estos momento están abiertos en el ámbito de la gestión, pues son enfermedades de alto impacto y, además, crónicas lo que genera grandes quebraderos de cabeza para su gestión.

La jornada empezó con la mesa de debate «El valor de la marca y la innovación». Agustín Álvarez Nogal, director general de Salud Pública de Castilla y León, fue el encargado de moderarla y, antes de abrir el debate quiso dejar clara su postura al respecto: «Ahora se empieza a hablar de innovación, pero ante todo hablamos de calidad. Yo asocio calidad a cualidad, a clase. Y de ahí la importancia de la marca. Porque yo estoy claramente a favor de la marca», aseveró.

¿Marca o genérico?

De la misma opinión se mostró José Luis Almudi, director de una de las 15 unidades de gestión sanitaria de Castilla y León, al entender que «detrás de la marca hay investigación e innovación». «Yo quiero que me traten con un medicamento del siglo XXI y no como ocurre ahora en las subastas», dijo.

Almudi, que aportó la visión del médico de familia –ejerce como tal en el centro de salud de Peñafiel– lamentó que, a la hora de prescribir, lo que más condiciona a los médicos de Atención Primaria es el sistema informático dificultando la prescripción por marca. De esta forma, «la prescripción de un medicamento ha pasado de decidirse en la consulta a la oficina de farmacia, que dispensa el medicamento que mejor convenga a la economía», lamentó.

El presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Tenerife, Guillermo Schwartz, por su parte, no quiso entrar en el debate. «A mí no me gusta diferenciar entre innovadores y genéricos. Son diferentes modelos de negocio», igual que Meco, para quien la cuestión fundamental radica en que «mis impuestos me sirvan para tener los mejores medicamentos».

La siguiente cuestión tratada fue la innovación, porque ¿son siempre buenas las cosas que se introducen? Y, ¿qué es exactamente innovación? «Innovar es introducir algo en el mercado y que tenga éxito», apuntó Luis Verde, gerente del Área Sanitaria Integrada de La Coruña. Pero con los medicamentos huérfanos la sensación es de que son muy caros, dijo, y como ejemplo contó un caso real vivido en su hospital hace apenas 15 días: «Me llegó un correo electrónico de la jefa del servicio de Farmacia Hospitalaria con una solicitud para un caso de un paciente con una hemofilia adquirida cuyo tratamiento costaba 41.000 euros al día. Mi siguiente pregunta fue cuántos días duraba el tratamiento...», contó durante su intervención en la mesa.

Y es que, según este experto, una de las áreas de más impacto económico en el Servicio Gallego de Salud es precisamente la de las EPF. En ellas se gastaron 12 millones de euros en el año 2013, una cifra que en 2016 ascendió hasta los 22 millones de euros.

«Esto quiere decir que en cinco años casi hemos duplicado el gasto en estas patologías fruto de esa concienciación, y también de esa innovación de la industria farmacéutica que está viendo que hay una rentabilidad importante», aseguró Verde. De hecho, apuntó, el 20% del total del gasto farmacéutico en que incurre el Complejo Hospitalario de A Coruña corresponde a estas patologías.

En cualquier caso destacó, al margen de posibles polémicas sobre marcas o genéricos, que lo importante de cara al futuro se fundamentaba en «ser capaces de aliarnos, de desarrollar proyectos en áreas terapéuticas y de firmar contratos de riesgo compartido con los laboratorios», subrayó.

O, como propuso Guillermo Schwartz, «pensar en otros modelos presupuestarios no sanitarios. O hacer planes quinquenales», porque lo que tiene claro es que «hay que invertir para luego conseguir ahorro», como se hizo hace cerca de un año con el tratamiento para la hepatitis C.

Porque, lo que tiene claro es que es un error pensar que gestionar un modelo sanitario como el nuestro es costoso. Y para justificar tal afirmación se apoyó en las cifras del Turismo, «la principal industria de nuestro país, que sólo aporta un 12% al PIB mientras que el modelo sanitario aporta el 9% del PIB».

A propósito de la efectividad del actual sistema sanitario –y de cómo mejorarlo– también se pronunció Agustín Álvarez Nogal, quién señaló que con los recursos limitados hay que dejar de hacer algunas cosas para poder hacer otras. «Ya no hablo de sostenibilidad ni de solvencia, sino de que deberíamos ser capaces de hacer perdurable el sistema».

También César Pascual, del que señaló que, aunque no se sepa vender, «nuestro sistema sanitario es Marca España». En su opinión, lo que habría que conseguir ahora es que el paciente participe y hacer una colaboración de valor. «Afortunadamente hay asociaciones de pacientes que van introduciendo este modelo» porque, quien no lo haga «se convertirá en marca blanca», auguró el director general de Coordinación de la Asistencia Sanitaria de Madrid.

Paciente empoderado

El director general del Indepf recogió el guante ante este comentario reclamando para los pacientes ese poder de decisión. «Cuando haya dos medicamentos que funcionan muy bien quiero poder decidir yo cual tomar y no que alguien lo haga por mi. O preguntarle a mi médico y que me asesore él. Eso también es innovar. Hay que quitar esas barreras y convertir esas frases ya gastadas sobre “poner al paciente en el centro del sistema” y de “empoderamiento” en verdad de una vez», concluyó.