Enfermedades

La Hepatitis C será una enfermedad poco frecuente en España en 2025

Llega la primera terapia de rescate para los pacientes con esta enfermedad que no se curan a la primera, que supone entre un 3 y 5% del total de los tratados los dos últimos años

INGIMAGES
INGIMAGESlarazon

Llega la primera terapia de rescate para los pacientes con esta enfermedad que no se curan a la primera, que supone entre un 3 y 5% del total de los tratados los dos últimos años

Con la llegada de la primera terapia de rescate para los pacientes con hepatitis C que no se curan a la primera, se podría afirmar que es posible borrar el rastro de este virus en España. Conrado Fernández, jefe de la Unidad de Aparato Digestivo de la Fundación Hospital Alcorcón de Madrid, explica que «España ha realizado un gran esfuerzo presupuestario y organizativo, no sólo la administración central, sino las autonomías, los especialistas en hepatología y enfermedades infecciosas, los médicos de familia y las asociaciones de pacientes. A través de una colaboración con la industria farmacéutica, este esfuerzo se ha traducido en un liderazgo europeo y mundial en la lucha contra la hepatitis C. Es muy factible que en 2021 se convierta en una enfermedad infrecuente y podamos hablar de su eliminación antes de 2025 en nuestro país».

Esta semana se presentaban dos nuevas formulaciones que vienen a completar el abanico de posibilidades terapéuticas contra la infección, que tantos quebraderos de cabeza ha traído a la Administración y que podrían poner fin a las secuelas en los pacientes. Así, el Plan Nacional se ha actualizado para incluir la financiación del fármaco Epclusa, que combina sofosbuvir y velpatasvir, como tratamiento en primera línea ante cualquier genotipo del virus y en cualquier fase de la enfermedad, incluidos los pacientes con fibrosis más leves. Esto significa que, más allá de nuevas posibilidades terapéuticas, el desafío está en la prevención. «El tratamiento actual es sencillo, sin efectos adversos y aporta unas tasas de éxito cercanas al 100%, por lo tanto el problema no es la solución que se ofrece sino las aproximadamente 60.000 personas infectadas que no saben que lo están, en este sentido, es conveniente que todas las personas que hayan recibido transfusiones de sangre o hemoderivados antes de 1991, cirugía o inyecciones múltiples antes de los años 80, hayan tenido alteración de la analítica del hígado o hayan usado drogas por vía intravenosa o intranasal, hayan recibido hemodiálisis o procedan de áreas geográficas de alto riesgo, como algunos países de la Europa del Este o sur de Asia, contacten con su médico de familia para que realice un análisis sencillo para descartar infección por virus C», detalla Fernández. Además, el experto apunta los focos donde hay que prestar más atención para contener y evitar la expansión de la infección sanguínea: «En los países desarrollados, el riesgo de contraer la infección se centra en los usuarios de drogas por vía intravenosa o nasal y en las relaciones sexuales de alto riesgo, específicamente en varones homosexuales con múltiples parejas. Estas subpoblaciones han de ser el objetivo educacional y de prioridad en el tratamiento».

Ante esta situación, cabe preguntarse si estamos cerca de colocar a esta infección entre aquellas que un día pasarán a ser historia en Medicina. «La OMS considera que la reducción de un 80% de los nuevos casos o de un 65% de la mortalidad relacionada con la hepatitis C dejaría de ser una amenaza para la salud pública. Esto implica que se hayan podido tratar una buena parte de los pacientes infectados y convertir la hepatitis C en una enfermedad infrecuente», sostiene el jefe de Digestivo de la Fundación Hospital Alcorcón.

Con respecto a la terapia de rescate, en España aún no se han cuantificado el número de pacientes en concreto que están pendientes de rescate porque en algunos casos han recurrido a otras terapias si la primera fallaba. En cualquier caso, con la llegada de esta triple terapia –que combina sofosbuvir, velpatasvir y voxilaprevir– los pacientes no curados cuentan con un fármaco específico para segunda línea que, según los ensayos clínicos realizados, tras una pauta de 12 semanas de tratamiento puede acabar con el virus en más del 95% de los pacientes que no han respondido a cualquiera de los otros medicamentos que existían en el mercado. Todo esto también se traduce a un beneficio económico de ahorro: un estudio reciente demuestra que desde la aprobación del plan se han ahorrado entre 4.000 y 7.000 millones de euros, se han reducido en más del 80% las muertes por hepatocarcinoma, las cirrosis descompensadas y la necesidad de trasplante de hígado en estos pacientes.