Farmacia

La resistencia a antibióticos amenaza la salud mundial

El cerca de millón de muertes estimado este año por bacterias antes curables lleva a la ONU a tomar medidas que deberemos cumplir en dos años

La resistencia a antibióticos amenaza la salud mundial
La resistencia a antibióticos amenaza la salud mundiallarazon

El cerca de millón de muertes estimado este año por bacterias antes curables lleva a la ONU a tomar medidas que deberemos cumplir en dos años

Este año, se estima que morirán 700.000 personas por infecciones causadas por bacterias multirresistentes (esto es, a las que los antibióticos no pueden vencer), y en España «morirán tres veces más personas por este motivo que por accidentes de tráfico», explica José Miguel Cisneros, vicepresidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). De hecho, la situación en nuestro país es peor que en la mayoría. «Según el último Eurobarómetro es donde más antibióticos se consumen», añade.

Tal es la magnitud del problema, que esta semana se reunieron los 193 Estados Miembros en la Asamblea General de la ONU para firmar un plan de acción contra ello. Es la cuarta vez en la historia que un tema sanitario se incluye en su agenda (tras la del sida, las enfermedades no transmisibles y el Ébola). «La cuestión es cómo hemos llegado a esto, y es una verdadera paradoja porque, desde el descubrimiento de la penicilina, hemos pasado de no tener ninguno a tener el mayor número disponible de antibióticos y, sin embargo, hoy hay pacientes ingresados en hospitales de países desarrollados por infecciones de bacterias panresistentes, esto es, que ninguna de las decenas de antibióticos son activos frente a ella», dice Cisneros.

Emilio Bouza, catedrático y jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas y Microbiología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, añade que «el uso de antibióticos ha aumentado porque son más las sustancias disponibles y los usos que se hacen no son siempre adecuados ni debidos y eso ha generado las alarmas, pues algunas bacterias causadas por microorganismos son muy difíciles de tratar, lo que puede representar en un hospital entre el uno y tres por ciento de todos los pacientes ingresados, Parecer bajo, pero en número de personas que ingresan es muy considerable».

De hecho, «a veces hay que hay que recurrir a antibióticos que hacía años que ya no se usaban. Ha habido que desempolvarlos porque conservan la actividad frente alguna de esas bacterias, pese a que tienen niveles de tolerancia peores que algunos fármacos que usamos en la actualidad», continúa Bouza. Cisneros lamenta que «está en riesgo la Medicina Moderna, porque sin antibióticos no se puede hacer un trasplante, ni poner quimioterapia, ni hacer cirugías complejas... estamos en riesgo de volver a la Medicina previa a Fleming, en la que un paciente se moría con 20 años por una neumonía, cosa que hoy es excepcional».

Entre las medidas acordadas en la Asamblea General y que deberán ser cumplidas por los países en un plazo de dos años, se encuentra desarrollar sistemas de vigilancia para el uso y venta de antimicrobianos para seres humanos y animales, así como educar a profesionales y a la población sobre prevención y promover la innovación en el desarrollo de nuevos antibióticos y mejorar el diagnóstico rápido. Y en este sentido España tiene mucho por hacer, ya que a diferencia de otros países, no existe la especialidad de enfermedades infecciosas y «un Real Decreto de troncalidad va a reducir la formación específica de los microbiólogos al 50 por ciento. Necesitamos profesionales bien formados que lideren el manejo de los antibióticos », dice Cisneros.

Los expertos explican que «se entiende mal que muchos hospitales no estén dotados de servicios de microbiología o se hayan externalizado, lo cual enlentece el diagnostico, o que la mayor parte de hospitales no tengan servicios de enfermedades infecciosas como tal, o que los que los que lo tienen carezcan de una asistencia 24 horas, que no haya guardias o se hayan suprimido... todo eso hace que se esté invirtiendo menos en la experiencia necesaria para corregir problemas como éste», concluye Bouza.