Investigación científica

Los aliados del paciente en la lucha contra el cáncer

Decidir cuál es la mejor estrategia de tratamiento, poner a disposición del afectado la última investigación y acompañarle durante todo el proceso son las claves del éxito del Servicio de Oncología del Hospital Ramón y Cajal

Cristina Rodríguez, supervisora de Enfermería del Servicio del Oncología del Hospital Ramón y Cajal
Cristina Rodríguez, supervisora de Enfermería del Servicio del Oncología del Hospital Ramón y Cajallarazon

Desiree tiene 51 años y lleva desde el pasado mes de octubre luchando contra un cáncer de mama después de que tras una revisión rutinaria le comunicaran el diagnóstico. «Lo afronté mal porque no sabes lo que va a pasar; si es muy grave, si hay tratamiento... La incertidumbre y el cómo iba a salir de esto era lo que más me preocupaba», cuenta. Pese a que su ginecólogo quería extirparle el tumor cuanto antes, Desiree decidió pedir una segunda opinión. Acudió al Hospital Ramón y Cajal de Madrid, donde un cirujano experto en cáncer de mama, prosigue, «me dijo que, por el momento, no había que operar, sino planificar un buen tratamiento».

En este sentido, el doctor Alfredo Carrato, jefe del Servicio de Oncología Médica del citado hospital madrileño y director científico del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria, sostiene que «cuando uno pelea contra el cáncer tiene que tener las mejores armas y estrategias, lo que implica varias cosas: que uno no tiene que perder la perspectiva, es decir, que tiene que tener una estrategia de prevención porque no hay nada más rentable que prevenir para que luego no tenga uno que actuar y tratar o curar. Asimismo, tienes que tener un buen diagnóstico para saber qué cantidad de variaciones hay sobre el mismo tipo de cáncer y que lleva un tratamiento distinto, lo que llamamos medicina personalizada, que es uno de los grandes avances de nuestro tiempo. Todo esto se tiene que discutir en un comité de tumores o equipo multidisciplinar en el que están integrados todos los profesionales que abordan la patología y decidir cuál es la mejor estrategia de tratamiento para cada paciente».

Después de ponerle nombre y apellido al tumor de Desiree, cáncer de mama HER2+, «me cambió toda la visión de la enfermedad pero, sobre todo, me traquilizó. Los profesionales que me tratan me dieron toda la información que me faltaba, sobre todo en cuanto al tratamiento. A la hora de informarme sobre la enfermedad vi que los anticuerpos monoclonales actúan de forma beneficiosa contra el tipo de cáncer de padezco, por lo que se lo comenté a los doctores e, incluso, me lo propusieron», explica.

«Cuanto más conocemos en profundidad al tumor, más vulnerable se hace, porque identificamos lugares críticos para su supervivencia y se desarrollan estrategias y fármacos dirigidos a esas dianas que hacen que incrementemos las tasas de éxito y la eficacia se traduce en un aumento de la supervivencia», aclara Carrato. Para lograrlo, la investigación debe estar muy presente. «Es fundamental si queremos ganarle terreno al cáncer y es la aportación que cada profesional puede hacer aportar su granito de arena y seguir luchando contra la enfermedad de nuestro siglo. Como prueba de ello, el hospital acaba de ser acreditado por otros cinco años como Instituto de Investigación Sanitaria, lo que indica la excelencia que hacemos en investigación», añade.

Actitud

A pesar de padecer algunos de los efectos secundarios del tratamiento, el buen aspecto y el optimismo de Desiree ante la enfermedad se han convertido en sus mejores aliados. «Lo importante es tener confianza en los médicos que te tratan para estar animada, positiva y creer y que el tratamiento te puede beneficiar», afirma. Dentro de ese equipo de profesionales que trabajan cada día contra el cáncer, la labor que realizan las enfermeras ocupa un lugar prioritario. «Somos las cuidadoras del paciente en todos los aspectos, físico y psicológico. Para todo el que ingresa recién diagnosticado su mundo ha dado un giro de 360 grados y necesita, de entrada, orientación. Les acompañamos en el camino de esta enfermedad que, de repente, les corta la vida, pero hay que seguir adelante de otra manera», explica Cristina Rodríguez, supervisora de Enfermería del Servicio de Oncología del Ramón y Cajal. Esta encomiable labor que realizan y que, según Rodríguez, «engancha», exige «una capacitación profesional. Nos formamos todos los años porque es una especialidad que va muy deprisa y no nos podemos quedar atrás, pero también aprendemos mucho de ellos porque la enfermedad les cambia las escala de valores y a nosotros también. El trato es más íntimo y familiar y nos enriquece».

Prevención

Pese a que Desiree todavía tendrá que pasar por el quirófano y someterse a radioterapia, si hay algo en lo que insiste es en la importancia de la prevención. «Las revisiones son importantes y para las que como yo tenemos las mamas fibroquísticas, no es suficiente una mamografía, sino también una ecografía que, en mi caso, fue la prueba con la que los médicos vieron el tumor». A este respecto, Carrato asegura que «se ha aumentado en concienciación, pero también hay que incidir en la prevención primaria, es decir, tener hábitos de vida saludables porque es lo más rentable y disminuye el número de diagnósticos de cáncer».