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«Si logramos eliminar la violencia entre generaciones la sociedad mejorará»

Enfermera de profesión, Maite Soy destila afecto y emoción en cada una de sus palabras. Su experiencia profesional en el Hospital 12 de Octubre de Madrid le ha permitido acercarse a los colectivos sociales más desfavorecidos. Ahora, desde las páginas de su libro solidario «La mirada de Sara Nosly» consigue conmover al lector y poner sobre la mesa el problema del maltrato infantil. Con sus relatos cortos nos da las herramientas necesarias para identificar los abusos y evitar nuevas víctimas.

Maite Soy / Supervisora de Consultas Externas Hospital 12 de Octubre
Maite Soy / Supervisora de Consultas Externas Hospital 12 de Octubrelarazon

Enfermera de profesión, Maite Soy destila afecto y emoción en cada una de sus palabras. Su experiencia profesional en el Hospital 12 de Octubre de Madrid le ha permitido acercarse a los colectivos sociales más desfavorecidos

- Ha publicado el libro «La mirada de Sara Nosly», una recopilación de relatos para prevenir el maltrato infantil. ¿Por qué ha elegido este tema?

-Es una deuda moral que tengo, porque me gusta enlazar la sociedad y la sanidad, que es mi profesión. Escribí el libro en 2008, cuando no se hablaba tanto del maltrato infantil y lo dejé ahí apartado, pero ahora creo que es necesario dar visibilidad para evitar nuevas víctimas. Ser abuela me ha hecho incluso más sensible a la vulnerabilidad de los más pequeños.

-Y es un libro solidario...

-Sí, parte de lo recaudado irá a una asociación de ayuda a los más desfavorecidos. Es la manera que tengo de ayudar.

-El libro aúna diferentes relatos cortos. ¿Son historias reales?

-Hay cosas que yo he vivido, por mi experiencia como enfermera, y otras que me han contado y que he podido ratificar. Son relatos verídicos que intentan explicar con un lenguaje sencillo y coloquial cuáles son los indicadores más frecuentes que ayudan a detectar el maltrato infantil tanto dentro de la familia, como en el colegio o en otros entornos como internet.

-¿Es fácil detectar esos indicadores?

-Me preocupa que siempre tenemos que tener indicadores. Si no estamos presentes, debe haber una sospecha de maltrato y tratar el tema con mucho cuidado.

-Ahora el problema está más latente que nunca... ¿Qué estamos haciendo mal?

-La educación y la conciencia social deben estar por encima de la violencia, es decir, tratar a la gente con respeto, y eso son actitudes que se aprenden en la familia, en el colegio... Nadie es perfecto, pero debe primar la idea de dar felicidad siempre que se pueda, y más aún con los niños, que están indefensos. Hay que cortar el cordon intergeneracional de la violencia. Lo cierto es que, por desgracia, siempre ha habido maltrato, pero antes no se verbalizaba. Ahora es un tema desagradable, pero se puede hacer ameno con forma de cuento para llamar la atención y sin caer en el sensacionalismo.

-Su libro está escrito con mucha ternura y gran sensibilidad. ¿Recomienda leerlo en familia?

-El libro da indicadores que son muy válidos, porque son concretos para situaciones básicas que los jóvenes pueden identificar. Pero creo que primero lo tienen que leer los adultos y que sean ellos los que se lo faciliten a los menores. También pueden utilizarlo los profesores en clase para tratar el problema. Este libro no es la panacea, ójala lo fuera; tan sólo es una aportación con mucho cariño y con ganas de ayudar.

-El libro es el primer volumen de una colección en la que abordará todas las formas de abuso.

-Sí. El siguiente libro saldrá este año y estará dedicado a la mujer. En mi cabeza y en mi corazón está el objetivo de tratar la violencia intergeneracional. Quiero demostrar que si tratamos bien a la mujer, a los abuelos y a los niños, la sociedad puede cambiar a mejor. No es una utopía, sino algo necesario. Se trata de dar valor a la riqueza humana que está por encima de todo, por eso creo que esta obra es un libro de autoayuda para que aflore nuestro capital interior.