Londres

Miedo al dentista

El miedo a ir al dentista es una fobia muy común
El miedo a ir al dentista es una fobia muy comúnlarazon

Si usted no tiene ni ha tenido miedo a acudir al dentista, no hace falta que siga leyendo este artículo. Pero, permítame que insista. El 15 por ciento de la población española padece odontofobia, un miedo patológico a ponerse en manos de su odontólogo que, en muchas ocasiones, limita la posibilidad de seguir los cuidados básicos necesarios para la dentadura. Pero un porcentaje mucho mayor, experimenta cierta ansiedad antes de la consulta. Parece inevitable. O quizás no. Un nuevo estudio psicológico parece demostrar que una terapia cognitivo-conductual podría ser la más eficaz para superar el pavor a que nos manipulen la boca.

La ansiedad ante el dentista es increíblemente habitual, aunque sólo se convierte en patología cuando afecta de manera evidente al bienestar de una persona, cuando la salud dental de la persona que la padece se deteriora por culpa de ese estado de ánimo. Se retrasan las visitas al doctor, empeora la calidad de los dientes, afloran enfermedades, dolor... y eso acrecienta aún más la fobia.

Las terapias cognitivo-conductuales son una de las herramientas más antiguas y contrastadas de la psicoterapia. Suelen emplear técnicas de afrontamiento y exposición a una fobia, combinadas con entrenamiento y relajación, que permiten ir reduciendo el temor a una situación estresante.

Se basan en la creencia de que casi todos los modos de pensamiento y conducta malsanos se han aprendido durante un largo período de tiempo. El terapeuta identifica los pensamientos que causan los sentimientos y las conductas problemáticas y el paciente aprende a cambiar estos pensamientos, lo que a su vez permite respuestas más apropiadas y positivas.

Un estudio publicado en el «British Dental Journal» observó el comportamiento de 130 pacientes (99 mujeres y 31 hombres) de servicios dentales en Londres. Los odontólogos evaluaron el grado de ansiedad y miedo de cada uno de ellos durante las intervenciones. Además se realizó un estudio de la salud mental general de los pacientes: ansiedad, depresión, tendencias suicidas y adicciones. Por último se les catalogó según su nivel de salud dental.

Para contar con un marco de referencia general, a todos se les sometió al test MDAS (Escala Modificada de Ansiedad Mental), un set de cinco preguntas que sirven para conocer el grado de fobia al tratamiento en una escala de 5 (sin fobia) a 25 (fobia extrema).

El 75 por ciento de los pacientes estudiados obtuvo una puntuación de 19 o superior. Evidentemente, el miedo a las inyecciones dentales y a la endodoncia fueron los más habituales.

Algunos pacientes presentaron también otros problemas psicológicos. Un 37 por ciento mostraron altos niveles de ansiedad general, el 12 por ciento niveles significativos de depresión. Un 3 por ciento mostró recientes comportamientos suicidas.

El 79 por ciento de los entrevistados había recibido tratamiento dental sin sedación. Los investigadores realizaron cinco sesiones de terapia cognitivo-conductual a todos ellos y demostraron que la mayoría de los pacientes que requerían sedación pudieron volver al dentista sin ella y el resto presentó niveles significativamente menores de ansiedad.

El resultado demuestra que la práctica de la sedación no siempre es eficaz. Muchos pacientes exigen anestesia simplemente para evitar la fobia al tratamiento, incluso en prácticas que objetivamente no la requieren. Pero la sedación no es más que un parche que soluciona el problema a corto plazo y no resuelve el panorama general de la fobia.

Sin embargo, si se pudiese realizar un acercamiento psicológico, en comunión con los profesionales de la odontología, muchas personas podrían acudir a realizarse terapias leves o mantenimientos ordinarios sin necesidad de sedarse.

La psicoterapia podría reducir drásticamente la necesidad de anestesia en la consulta aunque, evidentemente, la sedación seguirá siendo necesaria en las intervenciones más invas