Prevención

Valentín Fuster: «El 90% de la patología cardiovascular responde a siete factores de riesgo»

Toda una vida dedicada a la Cardiología y la concienciación de que la prevención es el mejor «arma» para prevenirla. Fuster confía, además, que si hay que medicar lo mejor es optar por fórmulas como la polipíldora –fruto de una colaboración entre Ferrer y el CNIC–, que permite una buena adherencia terapéutica por parte del paciente.

Valentín Fuster / Cardiólogo y pte. Consejo Asesor Sanidad
Valentín Fuster / Cardiólogo y pte. Consejo Asesor Sanidadlarazon

Toda una vida dedicada a la Cardiología y la concienciación de que la prevención es el mejor «arma» para prevenirla

Con todo lo que se conoce en materia de prevención cardiovascular, ¿qué falla para que ésta llegue a la población?

-El estilo de vida actual dificulta que adoptemos y mantengamos hábitos de vida saludables y, dado que la enfermedad cardiovascular es eminentemente conductual, éstos son en gran medida responsables de que ésta sea hoy la primera causa de mortalidad y morbilidad en todo el mundo, también en países de rentas bajas y medias, donde el acceso al sistema de salud es, en el mejor de los casos, precario.

-¿Cuánto se ahorraría el sistema si la prescripción de hábitos sanos fuera efectiva en los ciudadanos?

-La inversión en promoción de salud es probablemente la que más impacto tenga en cuanto a ahorro de costes para el sistema. Es por ello que desde hace más de diez años llevamos a cabo proyectos de promoción de hábitos de salud en niños a partir de tres años. El programa comenzó en Colombia, y se ha implementado con grandes resultados en España, en Harlem y, más recientemente, en la Ciudad de México.

-¿Por qué la importancia de un mejor y mayor uso de la polipíldora?

-En primer lugar para aumentar la accesibilidad a medicamentos que son tremendamente eficaces en prevenir una recurrencia de infarto en pacientes que ya han sufrido un primer evento. Tenga en cuenta que el 80% de las muertes por enfermedad cardiovascular se dan en regiones donde la accesibilidad a medicamentos no supera el 10%. Este escenario desolador recuerda mucho a la pandemia de VIH, y en ese caso también se propuso una polipíldora (que incluía tres fármacos antiretrovirales), para garantizar el acceso al tratamiento. Como resultado, hoy se ha logrado cronificar el SIDA en gran parte del planeta. En segundo lugar, en aquellos países donde está garantizado el acceso a medicamentos, hemos aprendido que la mitad de los pacientes abandonan el tratamiento farmacológico tras seis meses del evento agudo. La polipíldora, al simplificar el régimen de tratamiento, mejora significativamente la adherencia y por lo tanto la eficacia de los fármacos. Finalmente, modelos realizados con datos de España y Gran Bretaña han demostrado que la polipíldora es tremendamente coste-efectiva como estrategia de salud pública en la medida que mejora esta adherencia.

-¿Cuánto sabemos hoy en materia cardiovascular para evitar el desarrollo de todas estas patologías?

-Desde luego sabemos que el 90% de la enfermedad cardiovascular responde a siete factores de riesgo, la mayoría de los cuales son reflejo de nuestro comportamiento: tabaquismo, sedentarismo, tensión arterial alta, azúcar en sangre elevado, colesterol alto, dieta y sobrepeso u obesidad. Por lo tanto, tenemos bien identificados los objetivos donde debemos actuar en salud pública, y a pesar de ello las tasas de obesidad continúan aumentando. Es por ello que hace más de una década decidimos apostar por la educación en salud en niños.

-¿Se necesita más trabajo sanitario preventivo a través del cribado en poblaciones de riesgo?

-A parte de las obligaciones a nivel de comunidad y el sistema sanitario local y nacional, lo más importante es el individuo. Debemos ser profundamente conscientes de que la salud es una prioridad a nivel personal. Es vital identificar a aquellos individuos que presentan un mayor riesgo y por tanto se beneficiarían en todos los casos de mejorar sus hábitos de vida y, en algunos de ellos, comenzar tratamiento farmacológico también. Los adultos debemos asumir la responsabilidad de nuestra salud y ser más proactivos para conocer nuestro perfil de riesgo y poder tomar medidas antes de que aparezca la enfermedad modificando los siete factores de riesgo antes mencionados.

-¿Cuáles son los grandes retos de la Cardiología del siglo XXI?

-El envejecimiento poblacional sin duda va a suponer uno de los grandes retos de los sistemas de salud en el siglo XXI. Además, la epidemia de la obesidad ha sido especialmente importante en países de rentas bajas y medias por lo que en un futuro próximo supondrá un reto no sólo socio sanitario, sino sobre todo económico, hasta el punto de que podría frenar el desarrollo económico de estas regiones.