Blogs

Gracias

Gracias
Graciaslarazon

Me quito las vendas después de mi último entreno del año. Y me lo tomo como un ritual. Tan importante como el hecho de ponérmelas... Tan personal... Tan de haber terminado, para volver a empezar.

Y recojo mi bolsa y mis cosas y pienso que la próxima vez que me vende será el año que viene, y me sorprende la idea de lo que significan solo veinticuatro horas más. Podrían ser como cualesquiera otras, pero no lo son. Son diferentes. Son nuevas. Empieza algo... A pesar de que mis manos son las mismas y las vendas son las mismas, todo es diferente cuando empieza algo.

Mientras voy descubriendo mis nudillos sonrío porque han acumulado trescientos sesenta y cinco días más de batallas y de muestras de amor.

Y les pido, mírense las manos y piensen en lo que han logrado. Si se fijan, verán también los restos de suciedad que deja un buen esfuerzo, bajo las vendas, encontrarán esas marcas que simbolizan todo aquello que debemos eliminar. Los restos tóxicos que no aportan nada, que llegaron para irse. Es un buen momento para dejarlas marchar.

Supongo que encontrarán también, algún que otro callo, rasguño, herida, de esas que van dejando los sacos, que van recordando la vida. No las olviden, esas heridas nos han traído hasta aquí y estarán siempre bajo las vendas para recordarnos que lo logros nunca están exentos de esfuerzo. Y que además cuentan su historia, que es suya y de nadie más.

La mía este año, esta llena de momentos nuevos y buenos, también de momentos antiguos que han seguido dándome alegrías y de algunos malos, que me han dado motivos para vendarme más veces, de entrenar más. Y entrenando he ido decidiendo lo que quería seguir teniendo en mi vida y lo que no. Con lo que no, aprovecho ahora, que me he quitado las vendas, y lo tiro. Y aligero la bolsa, para seguir viajando, aprendiendo, cayéndome y levantándome. Para seguir caminando por este nuevo año que empieza, sin perder de vista el que termina, con todo lo que me ha dado, me ha quitado y sobretodo con todo lo que me ha enseñado.

Ahora, con las manos desnudas les digo: GRACIAS.

Gracias por haberme acompañado, por seguir haciéndolo y por formar parte de esta historia que es la mía, con vendas o sin ellas. Y aprovecho para invitarles a que se quiten las vendas, observen sus manos, decidan que se quieren llevar para el próximo entreno y vuelvan a vendarse mañana. Con más ganas, con más fuerza, con más armas... para que siempre nos sigan quedando comienzos. Para que siempre nos sigan quedando entrenamientos, combates, carreras... vida.

Nos vemos por aquí, con las manos vendadadas.

¡Feliz Año!