El escándalo de Volkswagen

A mediados de 2015, Volkswagen alcanzó el objetivo que llevaba años persiguiendo: superar a Toyota como el mayor fabricante de automóviles mundial. Pocos meses después, la Agencia de Protección Ambiental estadounidense desveló que la compañía alemana había instalado en 11 millones de vehículos un software que burlaba los mecanismos de pruebas de emisiones.

Dicho software permitía a la compañía sortear de manera irregular la normativa de emisiones de los vehículos diésel al activar los controles de contaminación completos sólo cuando el coche se sometía a pruebas de emisiones y, con ello, conseguía falsear los datos de emisiones de CO2 a la atmósfera.

El escándalo, de dimensiones parecidas al de Enron, provocó a los pocos días la dimisión de su presidente, Martin Winterkorn. Tras meses de batallas judiciales, a principios de 2017 Volkswagen acordó con las entidades reguladoras de Estados Unidos y con los propietarios de los vehículos una indemnización millonaria.

Pero la historia se remonta a 2009, cuando los ingenieros de la empresa alemana se dieron cuenta de que el motor diésel que habían desarrollado con un alto coste para competir con los japoneses no respetaba la promesa de cumplir con los estándares de emisiones. Por tanto, tenían dos opciones: confesar el fracaso o cometer un delito. Y escogieron cometer el delito.

Jack Ewing, corresponsal del The New York Times en Alemania y el periodista que destapó e investigó el caso, describe en El escándalo de Volkswagen, recientemente publicado en Ediciones Deusto, cómo, cuándo y por qué Volkswagen manipuló las emisiones de sus vehículos.

En su texto, cuyos derechos fueron comprados recientemente por la productora de Leonardo Di Caprio y Paramount Pictures para llevar la historia a la gran pantalla, describe el ascenso y caída de Volkswagen, desde sus inicios durante los años del nazismo como el emblemático «coche del pueblo» hasta llegar a convertirse en una de las compañías de mayor prestigio a nivel mundial.

Durante largos años Volkswagen fue sinónimo de calidad, fiabilidad, tecnología punta y la empresa presumió de ser respetuosa con el medio ambiente e impulsar la economía alemana. Sin embargo, a raíz del amaño, los consumidores se indignaron, los inversores entraron en pánico, la imagen de la marca quedó dañada para siempre y la empresa avergonzada se enfrentó a la bancarrota. En esta investigación, a la que ha dedicado tres años de su vida, Jack Ewing explica con todo lujo de detalles qué ocurrió puertas adentro y cómo se fraguó una conspiración que representa ya, con diferencia, el mayor fraude de la historia del sector automovilístico.