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¿Es «La Zona» el futuro del thriller español?

«La intriga policiaca es una forma de agarrar al espectador por la solapa porque, ante todo, prima el entretenimiento», dice Jorge Sánchez-Cabezudo.

¿Es «La Zona» el futuro del thriller español?
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Desde la emisión de «Crematorio» se sabía que los hermanos Sánchez-Cabezudo tenían una sesera muy bien amueblada. En «La Zona» –la serie original de Movistar+ que se puede ver en el servicio bajo demanda y cada jueves en el canal #0– confirman que cada vez que renuevan su mobiliario éste gana en empaque visual con objetos narrativos cada vez más sólidos. Y se reafirman en que son unos tipos sin complejos. En la serie protagonizada por José Sancho fueron los primeros que introdujeron unas pinceladas de «thriller», un género que hasta entonces –en un ejercicio de autocensura o desconfianza en la acogida que tuviera entre los espectadores– evitaban los productores de televisión. Poco a poco se ha introducido con la notable «La casa de papel» y ahora «La Zona» ha dado un golpe formidable de autoridad encima de la mesa para colocarle como uno de los más pujantes y el que puede abrir más vías creativas en la ficción española.

«La intriga policiaca es una forma de agarrar al espectador por la solapa porque, ante todo, prima el entretenimiento. Tiene infinitas posibilidades porque la investigación de un crimen te permite entrar en los bajos fondos y en los peores instintos de la sociedad, en sus contradicciones, y ahondar en la psicología de los personajes», dice Jorge Sánchez-Cabezudo. Así, el hilo conductor es el inspector Héctor Uría (Eduard Fernández) que se topa con un crimen en el que el asesino se ha esmerado para dejar sin habla a la policía, ya que ha colgado el cadáver boca abajo en una nave llena de una jauría de perros que lo han ido devorando. Hasta aquí, la producción sigue la ortodoxia del género, pero es el contexto en el que se ha producido el que provoca que los espectadores abran más los ojos y agudicen el oído, incluso que devoren la pizza que están cenando antes de comerse las uñas. Porque, tres años después del accidente de un reactor nuclear, el asesinato ha sucedido en la zona de exclusión que habitan los que han sobrevivido a la tragedia.

¿Que sienten los supervivientes a un apocalipsis nuclear?, ¿cómo reiniciar una vida cotidiana en una situación tan excepcional como un campo de concentración camuflado con rejas, vallas y permisos para entrar y salir?, ¿cómo es la supervivencia física en un territorio contaminado? Éstas son algunas de las preguntas a las que los Sánchez-Cabezudo tendrán que dar cumplida respuesta en ocho episodios. Eso sí, le piden al espectador que no sea ansioso porque el viaje que le propone merece una evolución argumental reposada, sin urgencias dramáticas. Y no conviene olvidar la trastienda. «La Zona» es una alegoría. La descomposición de la sociedad que se narra tras un desastre atómico puede ser el espejo de la nuestra. Lo confirma Alberto Sánchez-Cabezudo: «La tragedia que se cuenta es una oportunidad para hablar de la pérdida de valores que derivan de una crisis económica, política y social como la que ha vivido y de la que los españoles se están intentando recuperar. Un ejemplo: para recrear la ciudad en la que viven los excluidos y contaminados solo tuvimos que fijarnos en ciertos barrios de nuestro país y las viviendas de protección oficial. Pueden que las diseñen arquitectos de prestigio, pero los materiales son muy malos».

Si después de ver dos capítulos se augura que las tramas son potentes, si progresan adecuadamente y que el reparto es consistente –además de Eduard Fernández sería injusto olvidarse de Álvaro Cervantes, Emma Suárez, Alexandra Jiménez, Juan Echanove, Sergio Peris-Mencheta y Alba Galocha, entre otros–, la factura visual es impecable. Uno de los mejores hallazgos de la serie es que los Sánchez-Cabezudo han huido de los tópicos post apocalípticos. Paradójicamente, o no, la zona contaminada se ha recreado en un entorno natural exuberante, rodado en Asturias, que parece lleno de vida pero que, si se rasca la superficie, está devastado. «No queríamos que fuese ‘‘Seven’’ (1995) porque resultaría obvio. Nos hemos inclinado más por la estética de ‘‘El resplandor’’ (1970), que tenía aquella luminosidad en la que ocurrían cosas terroríficas. Aquí queremos que suceda lo mismo: que en un entorno aparentemente idílico la audiencia empiece a reconocer una realidad aterradora y claustrofóbica», afirman. Y atención a los planos cenitales y los movimientos de cámara de una producción que puede reivindicarse como una de las mejores del año.

“La Zona”, ya disponible en Movistar+ y en su cita semanal en #0, el canal exclusivo de Movistar+.