Gastronomía

Caviar iraní con un Krug 2002 en El Portal

Caviar iraní con un Krug 2002 en El Portal
Caviar iraní con un Krug 2002 en El Portallarazon

El pasado miércoles un grupo de periodistas de gastronomía tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano la nueva embajada de la firma de champagne Krug (que pertenece al conglomerado LVMH) en Alicante.

Es habitual que la famosa firma de espumosos elija espacios que cuenten con Estrella Michelín, pero, en esta ocasión, el afortunado es el restaurante-bar EL PORTAL, famoso por su decoración vanguardista (que cambia cada semestre el interiorista más influyente del país, Lázaro Rosa-Violán) y por una extensísima y apetecible carta de vinos. De esas cartas que quitan el hipo, que cuentan con auténticas joyas enológicas que, además, se presentan en forma de Ipad en la que puedes escoger el vino que deseas tomar por D.O., tipo de uva, país... Y es que, detrás de este resultado, hay más de 8 sommeliers que recopilan hasta 300 referencias, de las cuales unas 80 las puedes elegir para tomar por copa, toda un acierto para democratizar, en cierta medida, el buen vino.

El proyecto es una de las últimas apuestas del famoso empresario Carlos Bosch y del famoso chef Sergio Sierra quien es el culpable de la excelencia deseada y conseguida en la gastronomía servida en EL PORTAL y en el TEATRO BISTROT, ambos en el centro de Alicante.

No soy muy amiga de los espumosos, los que me conocen lo saben. Pero cuando encuentras el maridaje perfecto y el champagne que degustas es auténticamente bueno, original y excelente, en el paladar sucede la magia.

Empezamos con un Kurg Cuvee para degustar ibéricos de bellota (jamón y lomo de Maldonado) y cecina de León cortada a cuchillo; también probamos el famoso Pan Moen que sirven en EL PORTAL con tomate y aceite verde esmeralda, un aceite que de por sí ya tiene este color y un sabor intenso y seductor.

Y es que, en palabras del fundador de la firma Krug: “no tenemos pagos, trabajamos con jardines de uvas”. De ahí que se cuide tan bien ese Pinot Noir del que se extrae este manjar.

Entre vino y vino, el director de comunicación de Krug en España, Pedro Utrera, explicaba que este champagne marida fenomentalmente bien con platos suculentos como embutidos o todo tipo de patés, porque, en palabras del directivo, “este champagne limpia la boca de la grasa”.

Muy pronto pasamos al Champagne Krug Vintage 2002, una auténtica joya de la colección, de la que además quedan pocas botellas, pues hemos de recordar que 2002 no fue un año especialmente bueno, hubo inundaciones en toda Europa y hay muchos que ni vendimiaron.

Detrás de cada botella de Krug hay un código, por ejemplo, en la primera figuraba “AIDI 115 D17”. Hay un app para móviles en la que introduciendo dicho código puedes averiguar la añada. Además, en esta aplicación uno puede averiguar qué música “marida” mejor con cada champagne de Krug, ya que resulta que hay un estudio por la Universidad de Oxford que por la intensidad de los sabores encuentra una música acorde a dicha intensidad.

Esto de tomar con tanta naturalidad un Krug 2002 es “beber el tiempo”. Empezamos maridándolo con el caviar iraní Beluga 000 con pan y mantequilla; la cucharita estaba hecha de un material parecido al de las perlas, dándole un sabor más apropiado aún al plato que tomamos. Un auténtico placer para el paladar.

Después pasamos a la famosa gamba roja de Denia en cama de sal, probablemente una de las mejores gambas que tenemos. Y ya, para platos principales, degustamos panceta en adobo Maldonado con huevo, patata y trufa de verano.

El tercer y último espumoso que conocimos durante la cena fue un Champagne Krug Rosé que maridamos con atún rojo del Mediterráneo con salsa ortiguilla y salicornia, quizá uno de los platos más especiales (a mi gusto) de la casa; y después un pichón en 3 cocciones, paté de sus menudillos, pechuga brevemente asada, muslito confitado y frito y el jugo de sus asados. De postre, disfrutamos de un helado de mascarpone con frutos del bosque.

Sin duda EL PORTAL es de esos sitios que cuidan hasta el más mínimo detalle, desde la música (gestionado por los DJs Samuel Ivorra y Vicente Navarro), fusionando las décadas de los 70, 80, 90 y música actual, pasando por el servicio, atención máxima, y una atmósfera e iluminación que van cambiando según la hora y la zona en la que te encuentras (por ejemplo, a las diez de la noche hay una luz concreta en las mesas, pero a las once la reducen un poco más, y a las doce aun más, mientras que sucede lo mismo, pero a la inversa, en la barra de copas).

Por cierto, la cocktelería, otro acierto: más de 8 bartenders sirven los mejores combinados y cocktails durante todo el día.

En lenguaje de emociones, EL PORTAL es único, seductor y adictivo, pues ya estoy pensando en cuándo puedo regresar a Alicante para conocer esas 120 propuestas que tienen; sobre KRUG, es un champagne para los no-champagneros, elegante, inexplicable y muy profundo.