Gastronomía

La D.O. más bella y heroica del mundo está en la Ribeira Sacra

La D.O. más bella y heroica del mundo está en la Ribeira Sacra
La D.O. más bella y heroica del mundo está en la Ribeira Sacralarazon

Faltan palabras para describir esa mágica sensación en la que se fusiona una paisaje inigualable (imposible siquiera de imitar en una instantánea) con el sabor a Mencía, Mouratón, Garnacha Tintorera, Merenzao, Brancellao, Sousón, Caiño Tinto y Tempranillo y las blancas Godello, Loureira, Treixadura, Dona Branca, Albariño, entre otras, que hacen de sus vinos una obra de arte digna de admirar. Ribeira Sacra no deja indiferente.

El viaje empezaba un viernes por la mañana; quedamos en la Estación de Chamartín un grupo de periodistas de vinos y enólogos de primera categoría. Desde Jesús Flores, posiblemente uno de los hombres que más saben de vino en España, que fue cofundador de la Asociación de Sommeliers junto al gran Custodio Zamarra (del que ya he escrito en esta bitácora); pasando por el famosísimo crítico, sin pelos en la lengua, conocido como ‘El Trotamanteles’, Rafael Rincón; o, como le llamábamos, winestar Santiago Rivas, que ha sido Tercer Premio en la última edición del dificilísimo concurso Vila Viniteca (¿os acordáis que escribí hace unos meses de un premio dotado de 20.000 euros?), y que es famoso por esos divertidísimos vídeos en Youtube bajo el nombre de “Colectivo Decantado”. No sin olvidar a mi querida Visi, el alma de este encuentro, acompañados de otros expertos del gremio.

El viaje, intenso pero ameno, se resumió en un montón de anécdotas que iba calentando motores hasta que llegamos al Rectoral El Castillón (Pantón-Lugo) de la Ribeira Sacra. Un mágico lugar, en cuyas amplísimas habitaciones, adaptadas a las necesidades del momento, una se sentía como en el S. XVII.

Nada más “aterrizar”, acudimos a la primera Bodega, cuyas vistas no tienen precio. Finca Millara se llama la Bodega, desde la cual una vertiginosa inclinación llena de viñedos (de Mencía, Sousón y tempranillo) que deja ver un hermoso e iluminado Río Miño. Lagariza, Beterna 2014 y algunas otras marcas de Finca Millara pudimos degustar, algunos monovarietales o los que se conocen como Ribeira Sacra Súmmum (que consiste en vino tinto compuesto de, al menos, un 85% de lo que conocemos como ‘uvas preferentes’ de la D.O., de cuyo total un 60% debe ser la uva Mencía). También probamos Ribera de Naranjos (nuevo proyecto de Raúl Pérez, considerado uno de los mejores enólogos de Galicia).

Tras un agradable almuerzo con los enólogos de las bodegas, bajamos la pendiente dando un paseo hasta llegar a un punto del Río Miño en donde nos esperaba la adorable Luisa cofundadora de ‘La Quinta Sacra’. Nos subimos en un barquito hasta llegar a un sublime rincón desde el cual algunos, los más valientes, subimos a la cascada.

Entre muchas risas y selfies, volvimos a bajar, para dirigirnos a la finca. Mientras degustábamos un fresquísimo vino blanco Vía Romana, monovarietal Godello, disfrutamos de un agradable viaje hasta la mencionada finca situada en la orilla del Miño. ‘La Quinta Sacra’ es el nombre que recibe esa experiencia: viaje en un barco por el Miño, con acceso a esos rincones escondidos, para terminar en una zona chill-out con vinos de la región y vistas impresionantes.

El segundo día en la D.O. empezaba cargado. Las bodegas de Araceli Vázquez, conocidas bajo la marca Malcavada, era nuestra tercera parada. Y, como dice el eslogan de la bodega, “una copa de Malcavada no sólo contiene vino, encierra también un tesoro y un paisaje en miniatura”. Degustamos dos Malcavada-Ribeira Sacra Summum- cosecha de 2014 y 2015. ¿En lenguaje de emociones? Fresco, diferente y sensible. Fue realmente lo que sentí en esos momentos.

La cuarta parada fue en Amandi (Subzona de la Ribeira Sacra) en donde pudimos degustar diferentes elaboraciones de Val da Lenda y en cuya finca me encontré con un precioso gato llamado Felipe cuya belleza podéis apreciar en la foto. Probamos el vino tinto monovarietal de Mencía joven y Mencía con Barrica, también ese suntuoso Godello del que no dudé en comprar varias botellas, que, para mí, probablemente, es uno de los mejores Godello que he probado hasta el momento.

Proseguimos con la ruta hasta llegar al restaurante Merenzao (¡sublime cocina!). Ahí tuvimos la oportunidad de disfrutar de una cata vertical de los vinos de la Bodega Régoa, también de Amandi y cuyos viñedos tienen una pendiente del 80% (¡imaginaos cómo se debe de vendimiar eso!), orientación hacia el Sur y al Río Sil. Probamos las añadas de 2006, 2008, 2009, 2012, Brancellao, 2012; y de Régoa TN catamos las añadas de 2008, 2009, 2011 y 2012.

Este tipo de catas son tan complejas como atractivas. Complejas porque, salvo que uno sea un auténtico experto, la diferencia entre algunas añadas es tan sutil que cuesta mucho hallar ese grado de distinción, aunque llama la atención apreciar las “cosechas cálidas”, por ejemplo, que reflejan el temporal que hubo en una temporada determinada. Fui tomando anotaciones en mi móvil, y las que más me convencieron (partiendo de la base de que me gustan vinos suaves y con cierta acidez, ¡espero que no me lea Jesús Flores! :P ) fue el Régoa TN 2009 y Régoa 2012.

Finalizado el almuerzo, nuestra sexta parada era la Adega Cachín, de la Ribeiras Do Sil, cuya marca es Peza do Rei, en donde probamos un Mencía 2015 y un Godello 2015. Esta bodega es famosa por ser el vino que eligió Barack Obama y con el que se brinda desde hace cuatro años en la festividad del día de la hispanidad. Nos atendió el viticultor César Enríquez quien nos explicó la historia de la Bodega.

Después nos desplazamos hasta Ponte da Boga, cuyos viñedos también pertenecen a la Subzona de las Ribeiras Do Sil, en donde probamos las añadas de 2015, 2014, 2013 de Ponte da Boga de Mencía. Mi compañero Rafael Rincón definió el vino con los términos de “Sensación, Excelencia, Quietud y Naturaleza”.

En Ponte da Boga tuvimos el honor de cenar y disfrutar de la compañía del presidente del Consejo Regulador, Don José Manuel Rodríguez González, quien nos acompañó y atendió cada una de nuestras dudas. Sencillez, humildad y saber hacer fueron los valores que me transmitió la actitud de la persona que está gestionando esta D.O. en pleno auge. Don Jose Manuel fue uno de los fundadores de la D.O. hasta hoy, lleva casi 25 años de presidente, de hecho ha sido el único presidente que ha tenido Ribeira Sacra.

El tercer y último día fue protagonizado por las Adega Moure (pertenecientes a las Ribeiras do Miño) en donde conocimos primero la Destilería Abadía da Cova y después las bodegas con, posiblemente, las vistas más increíbles de toda la Ribeira Sacra desde las cuales se puede apreciar lo que se conoce como “O Cabo do Mundo”.

En Moure probamos un blanco Abadía da Cova, coupage compuesto de las variedades Albariño, Godello y Treixadura, cosecha 2015, así como un tinto Abadía da Cova 2015 (90% Mencía y 10% de otras variedades autóctonas).

El viaje acababa con una novena y última parada en unas bodegas rurales cuyo vino estrella se llama Sabatelius. La etiqueta de este vino está pintada a mano por el propio dueño. Y, además, el almuerzo es eso que llamo yo como “lujo experiemental” único e imposible de comprar al poder almorzar con unos embutidos de cerdo celta que se alimenta de castañas. El chorizo, jamón y salchichón han sido uno de los embutidos celtas más fantásticos.

Con todas estas experiencias y estas instantáneas solo puedo agradecer al Consejo Regulador y a Visi González Ramos por abrirnos las puertas de una de las D.O. más bella y heroicas del mundo.