Gastronomía

Vino de Pagos Dehesa del Carrizal: Poesía etílica

Vino de Pagos Dehesa del Carrizal: Poesía etílica
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La semana pasada acudí, junto a un grupo pequeño de críticos y bloggers de vino, a Dehesa del Carrizal, que elabora uno de los mejores vinos de Pago de España.

No es que eso lo diga el eslogan de las bodegas, sino que soy yo la que se atreve a catalogarlo de esta manera. Dehesa del Carrizal ha sido una verdadera sorpresa para mi nariz y para mi paladar, y haber palpado muy de cerca la magia de la atemporalidad de los viñedos, la seducción de una simbólica bodega y el ambiente que se respiraba en la acogedora finca ha sido, en lenguaje de emociones, un auténtico lujo intangible; y más, cuando a esta experiencia enológica y espiritual te acompaña uno de los hombres que más saben de vinos y de gastronomía de España, El Trotamanteles, Rafael Rincón.

Ubicada en los Montes de Toledo y muy cerca del famoso Parque Nacional de Cabañeros (entre las cuencas de Tajo y Guadiana), en coche se accede en hora y media desde Madrid centro.

Nos reunimos Quino Moreno, periodista de gastronomía (a quien conocía de esRadio Madrid cuando trabajamos juntos, yo haciendo una sección de moda, esModa, antes de pasarlo a nacional y de incorporarla en el programa de César Vidal); Hosana Peña, bloggera especializada en vinos; Rafael Rincón, el crítico más realista de España; y Juan José Tarud, jefe de ventas de Dehesa del Carrizal.

Tras hacer un breve contacto con los viñedos (recordad que al ser un Vino de Pago, los viñedos y las bodegas deben estar, por ley, en una región delimitada, y no se puede usar uvas de otros lugares), pasamos al salón dentro de una de las 2 fincas para dar paso a lo más importante: la degustación de los vinos, en compañía del enólogo de las bodegas, Miguel Ángel Benito.

De menos a más: una cata especial

Empezamos con el Chardonnay 2015. Color claro, en nariz deja unas notas a miel y melocotón, y en paladar podemos decir que, tal como apuntó Rincón, es astringente (se pega a las papilas, vulgarmente hablando) y goloso (“redondo”). El precio ronda los 9 euros.

Pasamos a un coupage 2011 que combina Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Syrah y Merlot. En nariz: aroma glicérico (olores “amentolados”). Probamos la cosecha de 2011 y después la de 2012. Es sorprendente cuánto puede cambiar de un año a otro. El vino de 2012 dejaba un aroma mucho más frutal, que a mí me recuerda a mora. Un importantísimo salto cualitativo de 2011 a 2012.

El cuarto vino a catar era un monovarietal Syrah. Nada parecido a lo que yo solía tomar de esta uva, cuyo origen es tan incierto y cuya expansión en España corrió a cargo del Marqués de Griñón (aunque Rafael Rincón y Quino Blanco tengan sus dudas). 15 grados de alcohol contiene este vino de 2012. En nariz: el habitual regaliz y un cierto aroma a aceituna negra. ¿Color? Burdeos intenso. ¿Boca? Mucha estructura y apenas se notan esos 15 grados. A los pocos minutos de probar un 12, pasamos a catar el mismo vino pero de 2013. Notaron la diferencia, yo apenas la pude apreciar de manera tan clara. Solo noté que me sabía mejor 2012; que ya es bastante. Una auténtica joya difícil de expresar con palabras. ¡Probadlo!

El sexto y séptimo vino era un Cabernet Sauvignon 2013 y 2014. Un vino que, en lenguaje de emociones, era elegante, limpio y sabroso. Sin embargo, he de confesar que mejores Cabernet Sauvignon he probado.

Después llegó la gran sorpresa, la niña de las Bodegas Dehesa de Carrizal: un Petit Verdot 2006 (de sabor recuerda ligeramente a la uva Graciano). Dado que las etiquetas de “crianza”, “reserva”, etc. las establecen los Consejos Reguladores, este vino podría equipararse a un Reserva, aunque no figura en la etiqueta como tal por la razón explicada. De sabor peculiar, hasta la fecha de hoy no he probado nada parecido. Como dijo Rafael Rincón es un “vino para momentos especiales”. Presenta un color muy intenso, y tiene muchos taninos y algo de astringencia. (Creo que debo explicar en otra entrada todos estos tecnicismos). Catamos la añada de 2012, 2014 y 2015, bebiendo, en parte, el futuro, pues aun son vinos que no han salido al mercado.

Y, por si fuera poco, llegaron los vinos de colección privada. Peculiares, curiosos y diferentes. Coupage 2012 de Petit Verdot (35%), Syrah (35%), Cabernet Sauvignon (10%) y Merlot (10%). Con un toque muy picante en boca, intuyo que se debe a la variedad Petit Verdot. Este vino es pura “poesía etílica”, como dijeron en la mesa.

El siguiente vino de colección privada se componía en un 35% de Cabernet Sauvignon, 40% de Petit Verdot y 35% de Syrah. Añada 2013, 14 meses en barrica.

La estrella de la velada fue sin duda un vino Syrah dulce, de añada tardía, de 2005. En lugar de hacer la vendimia en octubre, se hizo en diciembre; claro que eso solo fue posible porque no hizo un otoño extremadamente frío.

Sobre los viñedos...

Las primeras cepas fueron de Cabernet Sauvignon, plantadas en 1987; a estas, le siguieron Syrah, Merlot, Tempranillo, Chardonnay y Petit Verdot.

Mis felicitaciones a los dueños, a todo el equipo de Marketing, al enólogo porque Dehesa del Carrizal ha sido una gran sorpresa para mí. En lenguaje de emociones: poesía etílica refinada y sofisticada.