Gastronomía

Al Socaire: un viaje a Cantabria sin coger la maleta

Rabas de chipirón del norte
Rabas de chipirón del nortelarazon

Quienes acostumbren a viajar a Suances y sean de buen comer, seguro que conocen a Mariví González Coro. Al frente del hotel La Concha y ante los fogones del restaurante El Corral desde hace más de 30 años, se ha liado la manta a la cabeza para, junto a sus amigas Penche Laso y Toñi Blanco, probar suerte en la capital.

Con los negocios cántabros ha dejado a su marido y a sus tres hijos para ella triunfar en el nuevo espacio culinario de la Casa de Cantabria de Madrid. Porque, por ganas que no quede. Al Socaire (C/ Pío Baroja, 10. Tel. 914 938 804), que significa “al resguardo del aire”, se encuentra a pocos metros del Retiro. De su cocina, probamos platos elaborados con tiempo, sin esas prisas responsables de que las recetas no sepan a nada. Los platos de estas tres emprendedoras cuentan la historia de su tierra. De una despensa plena de productazos de temporada -legumbres, las fabes son más pequeñas y redondas que las asturianas, verduras, pescados, carnes, quesos...- que llegan a diario a Madrid con el fin de alimentar bocados clásicos y contundentes, pero siempre aligerados con el fin de que el comensal se levante de la mesa con una perfecta sensación y así pueda continuar con una tarde activa.

Para abrir apetito, imprescindibles son las anchoas, servidas sobre un pan de cristal, lo mismo que las rabas, el pulpo a la brasa, la ensaladilla rusa y los maganos encebollados, una de las especialidades de la casa. Entre las ensaladas, nos quedamos con la de la casa, con tronco de bonito, cebolla caramelizada, pimientos asados y queso de cabra. Y, como platos fuertes, el cocido montañés, aunque no deje de preguntar por el guiso del día. Una advertencia, la cocinera también prepara a diario sopa de pescado y de ajo, una delicia que no en todos los establecimientos se puede pedir. Entre las carnes, no lo dude, el solomillo con salsa de picón de Bejes-Trevelez y la lengua de ternera, para quien sea fan de la casquería. Llega a la mesa envuelta en salsa de trufa, rebozada y cocida a fuego lento en reducción también del mismo hongo. Y, en cuanto a los pescados, el tronco de atún a la plancha merece la pena degustarlo, lo mismo que los chipirones encebollados y la merluza con calamar, emulsión de ajo y salsa de tinta. El centollo del Cantábrico aparece en un arroz meloso sobresaliente, mientras que el toque dulce, lo ponen el arroz con leche y la leche frita. Bocados todos a saborear en la terraza, que promete ser punto de encuentro de los amantes de la buena mesa, o, incluso, en la barra. Adelante.