Gastronomía

Mesas para estar a la última

Mesas para estar a la última
Mesas para estar a la últimalarazon

Para quienes aún no han abandonado la capital, o no tienen intención de hacerlo aún, cierto es que no faltan planes culinarios. Numerosos establecimientos parece que aprovechan estos días en los que el calor aprieta para calentar unos motores que llegarán a septiembre a pleno rendimiento. Amazónico (C/ Jorge Juan, 20), la nueva apuesta de los propietarios de El Paraguas, Ten con Ten y Ultramarinos Quintín, abrió sus puertas hace escasas tres semanas justo enfrente de este último y ya se ha convertido en el restaurante en el que todos quieren reservar mesa. Ya sea por sus recetas asiáticas y panamericanas o, simplemente, para ver y ser visto. El establecimiento, sin duda, es para verlo, ya que la decoración, firmada por Lázaro Rosa-Violán, es preciosa. Antes de llegar a la mesa, pasamos por la cocina vista y resulta imposible no curiosear cómo distintos cocineros asan a la brasa distintas carnes (solomillo de vaca gallega) y pescados. Lo mismo ocurre al acercarnos a la barra japonesa. Como sugerencias, la mayoría para compartir como el hummus de feijoada, el tiradito de pez mantequilla y la ensalada de mango y tomate. El toque dulce lo pone la tarta de plátano con lima.

Otra sabrosa noticia de última hora es que los Jiménez Barbero, los mismos que crían vacas felices en La Finca, una innovadora explotación ganadera en la sierra oeste de Madrid, han abierto una carnicería de barrio de nombre CáRNIco (C/ Eloy Gonzalo, 33). Para ser exactos es el de Chamberí, que es donde ahora parece que se cuece casi todo. El primer golpe de vista nos traslada a un colmado tradicional de los años 50, ya que los dueños han recuperado la estructura arquitectónica, que convive con los azulejos blancos que cubren las paredes. La estrella es el servicio de “Custodia de lomos de vacuno”. Es decir, la idea es llevarte poco a poco los cortes de una pieza entera hasta el punto de maduración que desees. Merece la pena también la sección de cuchillería, así como llevarse a casa, especias, salsas o piedras de sal. Nino Redruello es también responsable de que no queramos alejarnos de tan gourmet barrio. Al frente de La Ancha, un clásico de los que jamán fallan, las Tortitas de Gabino y La Gabinoteca, además de ejercer de asesor culinario del siempre abarrotado Tatel, el cocinero dirige, junto a Patxi Zumárraga, socio y mano derecha Fismuler (C/ Sagasta, 29). Se trata de un espacio informal que cuenta con unas mesas compartidas, que funcionan sin reserva, algo que se agradece . Ya que, a pesar de que esté lleno el local, siempre puedes encontrar un hueco en una de ellas para disfrutar de un almuerzo rápido rico, sano y basado en productos naturales de mercado. Platos en los que se saborea una influencia nórdica.

Salmón Gurú (C/ Echegaray, 21) es LA COCTELERÍA, sí, en mayúsculas, de Diego Cabrera. Promete dar que hablar. Sobre todo, porque dispone de una enorme mesa compartida, que habrá que reservar. Ésta la atiende el propio Diego, quien creará las combinaciones según las peticiones del consumidor: “Hemos querido recuperar la magia del bar que, a veces, se pierde, cuando tienes mucho trabajo. Atender personalmente a los clientes, hablar con ellos y hacerles partícipes de lo que van a disfrutar”, nos cuenta.

Y, por último, más nos vale llegar con hambre en septiembre, porque es cuando Manolo de la Osa tiene previsto abrir Adunia en el número 56 de General Pardiñas. Por lo que sabemos, el establecimiento estará dividido en dos plantas para acoger dos espacios diferentes: uno en el que rendir tributo al tapeo y otro segundo en el que disfrutar de las recetas del cocinero, que apuesta por un menú de raíces manchegas con influencias del mundo elaboradas con una técnica impecable. El morteruelo, el pisto y las migas no faltarán en la carta.

Para quienes aún no han abandonado la capital, o no tienen intención de hacerlo aún, cierto es que no faltan planes culinarios