Represión en Venezuela

Régimen hambreador

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Alrededor de 300.000 niños podrían morir por desnutrición este año en Venezuela. Entre 5 y 6 pequeños fallecen semanalmente por hambre. La mortalidad infantil crece un 25% cada año debido a la escasez de alimentos y la hiperinflación que vive el país.

Hugo Chávez en 2005, citando a Cristo, lanzó su famosa frase: “Ser rico es malo, es inhumano. Más fácil será que un camello entre por el ojos de una aguja a que un rico entre el reino de los cielos. Nosotros no queremos ser ricos. Y, condeno a los ricos...”. Una década después, su hija María Gabriela es una de las mujeres más ricas del país, estiman su fortuna en unos 4.000 millones de dólares, aunque ella lo niega pero vive en Nueva York como Embajadora de Venezuela ante la ONU y sus publicaciones por las redes sociales no son precisamente condenando el imperio, como lo hacía su padre con tanto fervor, sino disfrutando de él a todo trapo.

Toda la familia Chávez disfruta de las mieles del poder, mientras que desde 2003 los venezolanos padecen un sistema de control cambiario perverso, obsoleto, corrupto y excluyente la hija menor del expresidente, Rosinés, colgaba una foto en Instagram haciéndose un gordo abanico de dólares, incluso viste ropa con logos ‘I <3 América’. Su mismo padre, en vida, le consiguió una cita con el cantante Justin Bieber. Ahora mismo, un billete de 5$ son dos salarios mínimos de cualquier trabajador de uno de los diez países con mayores recursos naturales del mundo. Cuando decía “Ser rico es malo. El socialismo es bueno”, supongo que no se refería a ellos y a nadie de su entorno sino al pueblo, quien actualmente vive una crisis humanitaria sin precedentes.

Alrededor de 300.000 niños podrían morir por desnutrición este año, entre 5 y 6 pequeños fallecen semanalmente por hambre. La mortalidad infantil crece un 25% cada año debido a la escasez de alimentos y la hiperinflación que vive el país. El sistema tan ruín del chavismo los hace comer de la basura ya que los más necesitados solo tienen acceso a comprar una bolsa de comida, al mes, ofrecida por el propio gobierno. En materia de salud, el socialismo también hace estragos, y parece que estar sano también es malo, hemos retrocedido más de 60 años en materia sanitaria. El caso más reciente fue la muerte de Adrián Guacarán, quien de niño en 1985 le cantó al Papa Juan Pablo II durante su visita a Venezuela, el artista sufrió una insuficiencia renal y por falta de medicamentos y una atención eficiente falleció en el Hospital, pese a que se hizo servicio público por las redes sociales.

El gobierno no garantiza el derecho a nada, solo a tener patria y socialismo aunque María Gabriela viva en Manhattan y Rosinés en París, ellas no conocen el socialismo o creerán que la ‘Revolución del s. XXI’ es tener un cargo en la ONU o estudiar en la Sorbona mientras sus compatriotas emigran en manada, comen de la basura y padecen enfermedadas ya erradicadas, como la malaria. El mensaje de la cita de Cristo que hizo Chávez, en cadena nacional, parece que no les llegó ni a ellas ni a ningún oficialista que se precie de tener cuentas en los Estados Unidos o Andorra.

Por eso, el gobierno de Nicolás Maduro llega a la mesa de negociación con una sola propuesta: que la oposición se comprometa a hablar con la administración de EE. UU. para que levanten las sanciones económicas y financieras impuestas, según ellos a Venezuela pero en realidad ha sido a funcionarios y personeros del chavismo. Esta oferta a cambio de elecciones con garantías, libertad para los presos políticos, apertura de un canal humanitario y reconocimiento a un Parlamento elegido por 14 millones de ciudadanos parece inaudita, pero no lo es porque el régimen lleva 18 años enriqueciéndose a costa del hambre y la salud del pueblo que lo eligió. No solo han sido sancionados por ser violadores de los derechos humanos sino por tener nexos con el narcotráfico, como Tareck El Aissami, vicepresidente de la República, a quien le congelaron cuentas con decenas de millones de dólares y lo acusaron de lavado de dinero.

El negocio de Nicolás Maduro es canjear un paquete de arroz y lentejas (para el pueblo) por caviar y champagne (para ellos). El hambre del pueblo venezolano no espera y por eso la humillación constante de sus verdugos.