Terrorismo yihadista

Cursillos acelerados para terroristas de ida y vuelta

Cursillos acelerados para terroristas de ida y vuelta
Cursillos acelerados para terroristas de ida y vueltalarazon

Lo de que todo se aprende por Internet en materia de terrorismo no es afortunadamente cierto. De serlo, la situación podría llegar a ser caótica.

En los páginas tutoriales del Estado Islámico se explica, es verdad, cómo hacer determinadas bombas y fabricar el explosivo TATP (“la madre de Satán). Hay textos vídeos.

De ahí, a poder hacer el artefacto, que no le explote al terrorista dado que la mezcla se convierte en muy volátil en determinadas fases o que, en su caso, llegue a funcionar, son hipótesis que hay que considerar y que, por lo tanto, no garantizan al cien por cien que la acción criminal se pueda consumar.

ETA se dio cuenta de ello hace muchos años y por eso los aspirantes a terroristas recibían en Francia, durante un fin de semana alargado de cuatro días, un cursillo, en el que un “experto” les explicaba, incluso con demostraciones, lo que habían aprendido en los manuales.

Los yihadistas hacen lo propio desde hace algún tiempo, tal y como hemos adelantado en LA RAZÓN. Ya no recluta nuevos militantes para que se sumen a las unidades de combate sobre el terreno porque terminarían siendo “carne de cañón”. El viaje a Turquía para pasar a Siria durante unos días es con la finalidad de recibir uno de esos cursillos, en los que aprenden a manejar armas y fabricar explosivos y bombas.

Es el caso de Salman Abedi, el autor de la masacre de Manchester, que bajo la cobertura de un viaje a Libia y La Meca, estuvo en un campamento en Siria, cerca de la frontera.

El Estado Islámico organiza estos «cursos» para lograr terroristas auténticamente operativos. Así, pueden confeccionar una bomba con productos adquiridos en el mercado o disparar fusiles o pistolas que sustraigan en armerías, según las instrucciones en las últimas publicaciones del grupo.

Además, al tratarse de viajes cortos, en los que no se ausenta demasiado tiempo de su lugar de residencia, evita que los servicios de información le fijen como objetivo preferente pese a haberse desplazado a zonas «calientes»