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Rapidaptación digital: 5 claves para afrontar el cambio de tiempos

Rapidaptación digital: 5 claves para afrontar el cambio de tiempos
Rapidaptación digital: 5 claves para afrontar el cambio de tiemposlarazon

Últimamente tengo una sensación de apuro, de apremio, de incendio, de que no hay tiempo de salvar todos los muebles. Me refiero, por supuesto, a la Transformación Digital, tema del que es sencillamente imposible huir por un día si se está en el mundo de la gestión y si no se está, también.

Está de moda un mensaje muy repetido que viene a decir que el futuro no existe, que sólo existe el presente. “Nunca pienso en el futuro, este llega lo suficientemente rápido, antes de que me haya dado tiempo a terminar mi pensamiento”, es una excelente frase atribuida a Einstein. El caso es que estoy en contra de la filosofía que subyace en estas frases y reflexiones. Del mismo modo que los animales predicen las catástrofes, y huyen de terremotos, tormentas o avalanchas antes de que ocurran gracias a una capacidad que supera la tecnología humana, en mi opinión, merece la pena intentar salvar los muebles previendo lo que puedo hacer, lo que puedo pronosticar de lo que está por llegar.

Siendo así, me gustar hablar de “rapidaptación”, concepto que acuñé hace ya años, junto a Fermín Ezquer, para referirnos a la necesidad de incorporar a/en la empresa la sensación de anticipación al cambio y la urgencia adaptativa. No hay tiempo para tomar decisiones, pero no tengamos miedo, la Big Data nos ha de ayudar.

Hay quién se ha tomado la Transformación Digital como el túnel de la risa del parque de atracciones: lleno de diversión basada en simpáticos robots y alegres películas tridimensionales vistas con futuristas lentes. No va de eso, creo. Va de montaña rusa, para todos, incluso de túnel del terror, para otros que, ciegos o paralizados, no ven lo que ya está aquí: un cambio de tiempos en el que no da tiempo para la reflexión estratégica como la concebimos en el siglo XX.

En aquellos años, los que estamos en activo desde hace más de quince años, estudiamos un Management “darwiniano”: el grande se come al pequeño, sobreviven los fuertes y los que se adaptan, etc. Paparruchas viejunas. Hoy día, los rápidos se comen a los lentos, da igual el tamaño (una fintech de 20 personas puede hacer temblar el negocio de un gigante financiero ).

Estamos en un tiempo nuevo. En los ochenta hacíamos la planificación en libros con varios años de vigencia que se mandaban encuadernar. En los noventa, en carpetas de anillas para planes anuales (o incluso menos), con fichas removibles; ya en los primeros años del siglo no sobraba la carpeta, y los planes, en fichas muy simples, eran para varios y pocos meses. Hoy, parece imponerse la lógica “bonapartista”: planificamos, primero, en lo posible, pero entremos en combate y ya veremos. No hay demasiado tiempo para el análisis y demasiada reflexión es parálisis.

La Transformación Digital nos saca a todos de la zona de confort y nos lleva de la planificación estratégica a la improvisación preparada. En mi opinión, todos en nuestra vida personal, y desde luego en gestión empresarial, debemos preparar la improvisación. Creo que hay cinco claves para afrontar este cambio:

1. Adoptar una actitud vigilante, de “oler el ambiente” activamente y buscar indicios del tsunami. Tener una actitud de alerta, identificar disonancias y contingencias de forma temprana, anticipar tendencias y cambios, detectar alertas y alarmas en la macroeconomía y, muy especialmente, cambios tecnológicos, evaluando en lo posible su impacto en nuestro trabajo, en nuestra organización.

2. Incorporar la lógica del Benchmarking a mi forma de actuar, buscando aprender de otros, de quién lo hace bien en mi sector, en mi país, en otros sectores, en otros países, pero organizada y formalmente. Buscando patrones de éxito y fracaso.

3. Apostar una ventaja competitiva diferenciada y adaptada a los tiempos y mercados. O eres distinto o estás extinto. Defender la unicidad, buscando la rentabilidad y sostenibilidad de mi puesto y/o de mi empresa en el tiempo con una propuesta de valor sencilla, simple, comprensible, diferencial, importante y única. Y, por supuesto, sustentable y rentable. Hay que crear valor basándonos insights y nuevas reglas establecidas por el cliente y los mercados (como han hecho Daimler AD con Car2Go o Emov de PSA).

4. Generar una organización resiliente y resistente, desde el punto de vista estructural, con una preocupación, incluso obsesión, por tener bajas las barreras de salida. Poder movernos, salir vivos, de la actividad actual si los vientos previos al tsunami no fueran propicios.

5. Incorporar la innovación al ADN organizativo y de las personas:

• Innovación paradigmática, adaptándose a los cambios y/o sustituciones del paradigma; no te podrás empeñar en vender coches a quién quiere usar automóviles y no poseerlos.

• “Rapidaptación” en la aproximación al mercado y en canales. Si tu cliente quiere digital y no tienda, serás digital y cerrarás los establecimientos físicos, o no existirás.

• Innovación en modelos de negocio, creando nuevos servicios que te permitan sacar beneficio del conocimiento de tu cliente actual (vía Big Data, con ofertas complementarias basadas en el conocimiento profundo de tu clientela), y/o crear nuevos servicios basados en tu “experticia” sectorial.

• Innovación y disrupción, por supuesto, en productos y servicios adaptados al ecosistema digital, a la era de la servitización, a la nube, al Internet social, compitiendo con los players generalistas (Amazón y Google, todo lo invaden) o especialistas nativos digitales (en todos los sectores hay un Housers o un Hawkers disruptivo que hacen temblar los cimientos competitivos del sector).

• “Rapidaptación” digital: adaptando productos más sencillos y simples, enriquecidos con servicio, para los segmentos actuales y los segmentos de futuro. “Rapidaptación” en la experiencia, que estará basada en la personalización y en la superación de expectativas de las personas.

• Innovar en métricas y economics de la transformación, construyendo un cuadro de mandos que tenga alertas tempranas y me prepare para las contingencias que vendrán, pues es consustancial al cambio de tiempos.

Cada día, hay que cuestionarse a fondo lo que hacemos. No hay tiempo para prepararse para la carrera, hay que correr, adaptando la organización para el sprint en pleno recorrido. En la empresa de primar la pasión por correr y preparación del talento para el cambio. Todo ello con urgencia, no hay tiempo: “rapidaptación” es adaptarse con urgencia a la carrera, a las urgencias del día a día de la organización. Cuándo empezábamos a tener las respuestas, nos cambiaron las preguntas. Aprendías a jugar, ya sabías, a tu deporte favorito y, no sólo te cambiaron las reglas, sino el campo de juego. La “rapidaptación” es cogerle el gusto a la montaña rusa. ¡Que te diviertas!