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Elevo la voz por ellos

La Razón
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El pasado martes 21 hemos celebrado el Día Mundial del Síndrome de Down, en su vigésimo segundo aniversario. Cada año, la voz de las personas con síndrome de Down y la de los que vivimos y trabajamos con o para ellos se hace más rotunda. Conmemoraciones como esta nos ayudan a aumentar la conciencia de lo que supone y nos ayudan a darles visibilidad en nuestra deshumanizada sociedad moderna.

A lo largo de mi vida profesional he tenido la oportunidad y la suerte de conocerlos de cerca, de escucharlos y de aprender de ellos y de sus familias siempre preocupadas del futuro de sus hijos cuando ellos no vivan. La realidad es que cada día llegan un poco más lejos, alcanzan sus sueños y nos demuestran que querer es poder, son un ejemplo de perseverancia digno de admiración. Aún así queda mucho para que los Down puedan alcanzar lo que la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad establece: “deberán disfrutar de una vida plena y digna, en condiciones que aseguren su dignidad, fomenten su autonomía y faciliten su participación activa en la comunidad y su goce pleno de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en igualdad de condiciones con las demás personas”.

El lema de este año #MiVozMiComunidad pretende hacer visible lo necesario que es habilitar a las personas con síndrome de Down para que puedan expresarse y ser escuchadas, para que puedan participar en la sociedad, para ser plenamente incluidas en la comunidad en la que viven. Escuchándoles nos damos cuenta de que tenemos que cambiar nuestra manera de mirarlas “si soy un adulto, ¿por qué me tratas como un niño?”, y desde esa mirada es dónde seguramente podremos realmente prestarles los apoyos que necesitan. La verdad es que tanto ellos como sus familias se han ganado ya un hueco en los corazones de muchas personas de bien. Sus éxitos son reales.

Necesitan apoyos, lo sabemos, a lo largo de toda su vida por este motivo opino que desde el Ayuntamiento de Madrid deben promoverse más políticas que incluyan a las personas con cualquier tipo de discapacidad, haciendo accesibles y comprensibles los servicios, facilitando que puedan disfrutar de una ciudad sin barreras y, en lo que el ámbito laboral se refiere, desarrollando aquellos programas que permitan que puedan desarrollar su actividad laboral, cuando sea posible, para que así puedan ser realmente independientes. El trabajo es muy importante para ellos, no solo les garantiza el sustento, sino que les permite relacionarse en un entorno de igualdad de oportunidades y les potencia la autoestima. El aprendizaje, no sólo durante la etapa educativa, sino a lo largo de todas sus vidas es crucial.

Hace nada hemos visto a Melanie Segarde, la joven francesa con síndrome de Down, presentando el tiempo en el canal público francés, nos impresionó la interpretación de Pablo Pineda en la película “Yo también” por la que obtuvo la concha de plata y, además supimos que fue el primer licenciado europeo con síndrome de Down, son imágenes alentadoras, pero todavía falta mucho por hacer para que las personas con síndrome de Down puedan desarrollar todas sus capacidades y recibir todos los apoyos que necesitan.

Ojalá cada día pudiera ser el día de las personas con síndrome de Down y recibiéramos la noticia de que alguno de ellos ha alcanzado su sueño. No he encontrado a nadie en la vida con más capacidad de afecto que ellos. Si te quieren, te quieren para siempre. Solo espero que lleguen a ser autosuficientes, como anhelan y que sigan repartiendo sus sonrisas, sus besos, sus abrazos y también, por qué no sus divertidos mensajes de “Twitter”, te alegran el día.