Navidad

Feliz Navidad

Feliz Navidad
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Las semanas previas a la Navidad están siempre plagadas de compromisos ineludibles que nos aturden por la hiperactividad que requieren. Es triste que unas Fiestas , no hace tanto tiempo, serenas y acogedoras se hayan convertido en lo que hoy son, un compendio de obligaciones consumistas innecesarias. Son también días de cierres anuales, de programaciones para el siguiente ejercicio, de encuentros institucionales, en pocas palabras, son días de saturación. Pues en este ambiente navideño, tan condicionado hoy por hoy, estamos celebrando el Pleno del Ayuntamiento de Madrid.

El año que finaliza, 2017, no ha sido sencillo en cuanto a política local madrileña se refiere. No quiero decir con esto que la política nacional haya sido mas llevadera. Hoy mismo se están celebrando elecciones en Cataluña tras el desafío separatista, con esto ya está dicho todo. Pero quiero centrarme en lo cotidiano, menos trascendente quizá, pero más importante para la persona.

En Madrid las “carmenadas”, algunas más ocurrentes que otras, no han dejado de surgir, los madrileños nos vamos acostumbrando a las brillantes ocurrencias de un Gobierno desgobernado que en estas fechas nos pueden hasta divertir. Pensábamos que ya lo habíamos visto todo cuando fuimos conscientes de que iban a dirigir incluso el ritmo y la dirección de nuestra marcha, pero estábamos equivocados, porque quieren “amablemente” dirigir nuestros sentimientos, no hay más que escuchar con detenimiento la felicitación navideña de la Alcaldesa, de la que se deduce que “la gran ciudad nos desintegra, nos aísla y nos deja demasiado solos”, motivo por el cual va a tener que actuar. Y es que Madrid está gobernado de manera “tan creativa”, como le gusta decir al Concejal García Castaño, recientemente nombrado Concejal de Hacienda, tras la crisis provocada por su compañero Sánchez Mato, que no ganamos para sorpresas.

Más preocupante me parece que estemos viviendo la mayor crisis institucional de este Ayuntamiento que ha dejado a nuestra original Alcaldesa con el único apoyo de 11 de los 57 Concejales que componemos la Corporación.

Escribo en día de Pleno, el último del año, no crean que la cercanía con la Nochebuena ha mejorado el ambiente en el Salón de Plenos, se ha invocado en repetidas ocasiones al “espíritu navideño” pero ha debido ser con poco convencimiento, porque el espíritu en cuestión no ha tenido a bien manifestarse y la tensión y los malos modos han estado presentes en todo momento. Al “gobierno de la gente” le gusta sermonear a su oposición con discursos cargados de esa superficial y falsa moralidad llamada “moralina” que, vestida con un suave tono de palabra, va cargada de malintencionadas afirmaciones en contra de quien no piensa como ellos. Yo pienso que merecen un Premio Nacional de Teatro de España a la que tanto cuestionan con sus apoyos a los independentistas catalanes.

En cualquier caso: tranquilidad. Vamos a terminar el año sabiendo que “Madrid va extraordinariamente bien, mucho mejor que en 2015” según Carmena, y yo me pregunto si hablamos el mismo idioma o si vivimos en la misma ciudad.

Seamos serios, la realidad es la que es, y algunos intentamos trabajar para que no desmantelen las políticas municipales, especialmente las de carácter social, ni tampoco desprecien a aquellos madrileños que llevan tiempo peleando por causas justas. Ni creen en las políticas sociales, salvo las que se limitan a la imposición de su ideología, ni creen en las personas como individuo. No les mueve lograr el bien común, sino crear ese modelo de ciudad en el que creen, intervencionista y controlador.

Grandes palabras, grandes proyectos y una devastadora realidad que nos habla del vacío. Comprenderán que con esta trayectoria tenemos por delante un año y medio de decadencia política con un Gobierno municipal agotado, enfrentado entre sí y dirigido por una Alcaldesa que vive en otra Galaxia.

Queridos amigos, no se entristezcan al leer mis palabras, practiquen el famoso “pensamiento positivo” y no olviden los grandes logros conseguidos: los Plenos para adolescentes, los pintorescos premios de cine, la celebración de un foro de educación para la convivencia, los semáforos igualitarios... Si es que nunca estamos conformes con nada.

Mientras tanto, en el planeta Tierra, más concretamente en Madrid, la oposición seguiremos trabajando porque este mundo de fantasías acabe cuanto antes y se piense de nuevo en todos los madrileños.

Dicho esto, Feliz Navidad para todos.