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El orgullo de Madrid y España

El orgullo de Madrid y España
El orgullo de Madrid y Españalarazon

Por Luis Lorente

Este fin de semana ha tenido lugar en Madrid la celebración del evento “World Pride 2017”. Sin duda alguna yo como español y como madrileño me siento orgulloso de mi país y de mi ciudad, de que haya acogido un evento así. Porque no tengo ninguna duda que España y Madrid han avanzado mucho en tolerancia y en el respeto a la diversidad. Sin embargo, queda mucho por avanzar. Pero este artículo de hoy no es para fijarme en la manifestación del sábado. Es para hablar de los otros 364 días del año. Y para reivindicar todo lo que queda por avanzar.

En el año 2016, según el observatorio contra la homofobia, solo en Madrid se registraron 240 agresiones homófobas. Sin embargo el 75% de los agredidos no se atreven a ir a la policía. Si bien es verdad que hace unos años solo denunciaba el 10% y ahora lo hacen alrededor de un 25%, son datos muy insuficientes. Es necesario avanzar en las campañas de concienciación, como se empezaron a hacer hace años con los casos de violencia de género, en donde muchas mujeres víctimas no se atrevían a denunciar. Se debe de ver a la policía como aliados de las víctimas, y también el ciudadano medio debe tomar conciencia a que si ve una agresión, debe de denunciarla. Las agresiones cesarán, también cuando el agresor sepa que socialmente va a estar repudiado por serlo. Es de justicia reconocer los avances, y las medidas que se han tomado desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, creando las unidades contra los delitos de odio.

El mismo organismo señala que los agresores, frente a lo que uno pudiera pensar tienen un perfil muy específico: el 93% de los agresores son hombres, y tienen una edad comprendida entre los 25 y los 29 años. Es decir, que cuando se aprobó el matrimonio igualitario, estas personas estaban en el colegio, en clase, y crecieron con los cambios legislativos. Sin embargo, no hubo un cambio en las conciencias. Esto señala un segundo gran reto: la educación. La LGTBfobia, así como el machismo, el racismo o la xenofobia, aparecen porque a una persona se le inculcan una serie de valores. Uno no nace homófobo o racista. Uno se hace homófobo y racista. Y los niños que están en las aulas van a convivir en una sociedad que es plural y diversa, donde conviven distintas subculturas, y distintos estilos de vida. Educar en ciudadanía ya no es que sea bueno para evitar que surjan conflictos sociales que derivan en actitudes discriminatorias contra determinados grupos; es que es conveniente, porque les guste a algunos o no, la sociedad ya es plural, y los tiempos de las uniformidades se han acabado.

De lo que se trata, es que uno pueda ir por la calle de la mano de uno o de una, y que al resto le dé exactamente igual si son LGTB o no. Menuda revolución será eso.