Blogs

Google shopping y libertad

Google shopping y libertad
Google shopping y libertadlarazon

Por Carlos Navarro Ahicart

Esta semana hemos conocido la noticia de que la Comisión Europea (CE) ha impuesto la desmesurada multa de 2.420 millones de euros a Google por, según la versión oficial, “abusos monopolísticos”. La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, acusa a la compañía de negar a otras empresas europeas la oportunidad de competir. Pero, ¿qué tiene esto de cierto? ¿Ha actuado Google como un verdadero monopolio? La respuesta, como habitualmente en estos casos, es un rotundo no.

El problema para la CE parece ser la nueva versión mejorada de los anuncios de Google Shopping que la compañía lleva desarrollando durante años para ofrecer a los usuarios de la misma un enlace directo con los productos que desean comprar. Según las empresas denunciantes, el nuevo diseño de Google Shopping reducía el tráfico que, en principio, el buscador debía redirigir a sus páginas. Pero lo bien cierto es que estas páginas web son comparadores de precios, no webs que ofrezcan a los usuarios la posibilidad de comprar los productos que muestran.

Por tanto, no existe competencia ninguna entre el servicio de anuncios y compras de Google y las plataformas de comparación de precios de productos de las empresas que presentaron las denuncias ante la CE. Se trata, ni más ni menos, de una artimaña legal contra Google por la incapacidad de estas empresas a la hora de competir contra servicios como los que ofrecen Amazon o eBay que, entre otras cosas, también ofrecen a los usuarios de sus páginas la posibilidad de comparar precios de distintos comerciantes. Incluso la CE tiene sus dudas con la relación de causalidad entre la disminución del tráfico en las webs de las empresas denunciantes y el nuevo diseño de Google Shopping.

Pero vayamos, incluso, más allá de los hechos objetivos. Debemos plantearnos si, aunque así fuera, y la existencia de Google Shopping fuese perjudicial para el tráfico de las páginas de comparación de precios de las empresas denunciantes, sería legítimo que estas atacasen de una forma tan voraz a Google, metiendo a la compañía en un verdadero berenjenal de más de 2.000 millones de euros. Evidentemente, no. No sería legítimo.

¿Por qué? Porque Google, a pesar de ser la compañía referente en su entorno, no es un monopolio. Existen otras muchas alternativas de buscadores en Internet a las que estas empresas pueden acudir para soliviantar los “abusos” del gigante multicolor de Internet. El problema, claro está, es que estos buscadores no ofrecen, ni de lejos, las mismas herramientas, servicios y ventajas que supone utilizar Google. Pero eso no es una cuestión monopolística o abusiva, sino una cuestión de preferencias, elecciones y libertad de mercado. ¿Qué culpa puede tener Google si es el buscador favorito de los usuarios, sean estos clientes o empresas? ¿Qué culpa puede tener Google si son estos mismos usuarios los que deciden obviar la existencia de otros buscadores impidiendo, así, su desarrollo? En efecto: ninguna.

Cabe destacar, además, que las mejoras desarrolladas en el servicio de Google Shopping han sido posibles gracias al feedback de millones de usuarios que, día tras día, expresan con el propio uso del buscador sus necesidades y preferencias en cuanto a los múltiples servicios ofrecidos por Google, entre ellos el de compra. Google no ha incurrido en ningún “abuso monopolístico”. Pero sí estaría incurriendo en una verdadera irresponsabilidad para con sus usuarios (y, por ende, clientes) si, en vez de escuchar sus reclamaciones, se postrase ante los intereses de los enemigos de la libre competencia y se uniese a la cruzada contra la libertad y el desarrollo que muchos han empezado bajo el brazo protector de la burocracia europea.