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Hillary happened

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Por Carlos Navarro Ahicart

Recuerdo que empecé escribiendo para este periódico el verano de 2016 con un artículo sobre Hillary Clinton. Más concretamente, sobre los escándalos de suicidios sospechosos, connivencia con el terrorismo internacional y desvío de fondos que rodeaban a la candidata del Partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos de América. Hoy toca repetir, de nuevo, para tratar otro oscuro asunto que ha salido a la luz gracias a la información otorgada por la ex líder de los Demócratas, Donna Brazile.

De acuerdo a esta, Hillary habría estado controlando todo el aparato de su partido desde 2015 por medio de «comprar» a la cúpula del mismo. Dada la terrible situación financiera en la que se encontraban los donkeys, toda ayuda era bienvenida. Más aún si provenía del bolsillo de una histórica como Hillary, esposa de otro ilustre personaje que tampoco se libró de un par de titulares en su época.

Y así se hizo. Aunque la política oficial del Comité Nacional Demócrata (DNC, por su nombre en inglés) es mantenerse imparcial con respecto a todos los candidatos a las primarias para elegir quién será el candidato a la presidencia de EEUU, el hecho es que los miembros del mismo tomaron partido rápidamente y se posicionaron a favor de Hillary, asegurando su elección desde el principio y desviando fondos a su campaña como candidata interna. Algo que ya denunció el otro candidato principal, Bernie Sanders, en su momento. Paradójicamente, solo Donald Trump creyó al desequilibrado marxista. Pero todo el mundo dice la verdad aunque sea una vez en toda su vida.

La historia reciente de Hillary Clinton ha estado marcada por innumerables barahúndas, mayormente sitas en su bandeja del correo electrónico. Ya sea por utilizar su cuenta privada para asuntos de Estado o para intercambiar mensajes con la cúpula del DNC sobre cómo y cuándo le gustaría ser proclamada candidata, lo bien cierto es que ha sido de todo menos una figura dignificadora para los Demócratas. Como para llenarse luego la boca hablando de lo inmoral que resultaría votar a Donald Trump por toda la oscuridad y mala fama que rodeaba al candidato Republicano...

Parece disparatado que, encima, haya tenido la poca decencia de publicar un libro titulado What Happened, en el que intenta explicar (con un diagnóstico terriblemente equivocado) por qué Donald Trump llegó a la Casa Blanca, sin hacer mucha autocrítica y, evidentemente, obviando detalles como los anteriormente mencionados. Es uno de los pocos libros que contienen una pregunta y la respuesta a la misma en la mismísima portada. Lo que ocurrió fue, ni más ni menos, que Hillary Clinton.

Y es que el sensacionalismo que blandió la candidata Demócrata, su partido y el sensacionalismo estadounidense de la mano de las fake news tiene las patas muy cortas. Resulta que, casi un año después de ser elegido el outsider Republicano presidente de EEUU, ni se ha acabado el mundo ni nos encontramos inmersos en una guerra nuclear de proporciones apocalípticas con los chinos y el resto del bloque oriental (cosa que no estaría del todo clara si hubiese ganado Hillary). Los hechos hablan por sí solos y, mientras el paro continúa bajando en suelo americano, Trump echa una mano a los territorios asolados por los desastres naturales de este año y anuncia, de la mano del Republicano presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Paul Ryan, un paquete ingente de reformas fiscales que promete reducir drásticamente un gran número de impuestos y provocar una mejora sustancial en la capacidad económica del estadounidense medio.

Hillary lo tenía bien fácil. Era la candidata femenina, progresista y su contrincante era un multimillonario empresario atacado constantemente por los medios de comunicación y tachado de «machista» y «racista» por la opinión pública. Podía haberse sentado en el Despacho Oval de la Casa Blanca en un abrir y cerrar de ojos. Pero cuando tienes el viento a favor y el empuje de todo el establishment, lo que falla es el barco en el que navegas. Y eso es lo que debería tratar en su próximo libro sensacionalista de pacotilla.