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Keep calm

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Por Carlos Navarro Ahicart

Como es costumbre cuando ocurren este tipo de cosas, muchos teóricos de la conspiración llevan unos cuantos meses alarmando al mundo con que vamos hacia una supuesta “Tercera Guerra Mundial”. Y, sí, por supuesto: lo hacen ahora que Donald J. Trump es Presidente de los Estados Unidos de América. Resulta curioso que la mayoría de los que hoy braman contra la “bélica” política exterior de Trump callaban cuando el ex Presidente Obama hacía absolutamentelo mismo -si no más- durante su gobierno.

Pero veamos qué es lo más importante que ha hecho Trump en los poco más de 100 días que lleva como Presidente en materia de política exterior: bombardear posiciones de Daesh en Afganistán; bombardear una base militar siria donde supuestamente el régimen de al-Assad escondería armas químicas; mantener una relación cordial con Rusia como la superpotencia que es; y ponerse firme ante las amenazas y provocaciones de Corea del Norte y su “líder supremo”, Kim Jong-un”. A priori, no parecen acciones especialmente alocadas, ¿verdad?

Mientras Obama ha pasado nada más y nada menos que ocho años bombardeando países en Oriente Medio y matando a cientos de civiles como bajas colaterales de su política exterior, toda la progresía mundial que hoy se alza contra el malvado Trump por bombardear terroristas y militares se mantuvo en un sospechoso estado de hibernación. Tal vez por afinidad política, tal vez por conveniencia. Pero la cuestión es que a nadie parecía sorprenderle ni indignarle la actividad exterior del primer presidente negro de EEUU.

Cabe destacar que Trump ha sido el único mandatario mundial que ha tenido las agallas suficientes para plantar cara al belicoso patán que gobierna Corea del Norte con puño de hierro de manera efectiva. No se ha amedrentado tras las amenazas del dictador de hundir la flota de guerra estadounidense que vigila sus acciones y, además, recientemente ha anunciado su intención de reunirse con el mismo para tratar el asunto de la manera más diplomática posible. No parece precisamente algo que haría un warmonger sin escrúpulos.

Por otro lado, no puedo asumir que a alguien pueda parecerle negativo que el Presidente de la primera potencia mundial asuma el papel que ningún otro gobernante parece querer asumir y vuele por los aires unas instalaciones utilizadas por los terroristas de Daesh como escondite, sea en el país que sea. Ni causó bajas civiles ni militares, solo se cobró las vidas de algunas decenas de asesinos que no dudan en degollar, atropellar, deflagrar o apuñalar a quienes consideran “infieles”. Eso se merece un enérgico hurra, no el rechazo de la opinión pública internacional solo porque la bomba fuese un poco más grande de lo esperado. A la próxima, si lo prefieren, usaremos bombetas valencianas para ello.

En definitiva: la política exterior de Trump, a día de hoy, no es peor que la de ex mandatarios como Obama en su momento. De hecho, es bastante más efectiva y focalizada, y menos perjudicial para la población de los territorios sobre los que actúa.

Ni vamos hacia una Tercera Guerra Mundial ni este señor va a apretar el temible botón rojo que haga estallar la Tierra en mil pedazos. Keep calm and “bomb the shit out of ISIS”, como él dijo.