Moción de censura

Moción de pacotilla

Moción de pacotilla
Moción de pacotillalarazon

Por Carlos Navarro Ahicart

Asistimos a un nuevo circo en la democracia parlamentaria de este, nuestro país. Ayer mismo, se debatía en el Congreso de los Diputados la patética moción de censura de Podemos al gobierno de Mariano Rajoy. Una moción de censura que nace muerta pero que, por supuesto, le permite a Podemos volver a hacer el ruido mediático suficiente para que la sociedad española no se olvide de que, lamentablemente, sigue existiendo.

Después de todos los obstáculos, bloqueos y el tiempo que pasamos con un gobierno en funciones, ahora la formación de asesores de regímenes autoritarios que dicen representar a “la gente” (esa que cobra cientos de miles de dólares por redactar dossiers sobre cómo censurar a la prensa y encarcelar opositores) pretende que nos creamos que tiene el respaldo político y social suficiente como para desahuciar un gobierno que ellos consideran ilegítimo.

El domingo, la cuenta oficial de Podemos en Twitter se atrevía a publicar, parafraseando a su flamante portavoz, Irene Montero, que “la mitad del país apoya esta moción”. Porque, claro, todo el mundo sabe que 87.674 personas (que son las que firmaron a favor de la moción de censura) son la mitad de, ya ni siquiera el total de los españoles, sino de los 38 millones y medio que tienen derecho a voto en las elecciones. Es decir, un 0’24% del país. Menos mal que ya sabemos que los números no son la especialidad de los herederos de Chávez.

Podemos está demostrando que su potencial inicial está llegando a su fin y no le queda otra cosa que el espectáculo de bajo nivel para mantener un mínimo interés mediático sobre ellos. La moción de censura no es una iniciativa ambiciosa, como se supone que debería ser. Desde el mismo día de su anuncio, Podemos era consciente de que no contaría con los apoyos necesarios para que saliese adelante. Aún así, ha continuado adelante, a pesar de saber que no conseguiría derribar al gobierno que prometía derribar la moción de censura. Como apuntaba ayer el presidente Rajoy, no han sido en absoluto ambiciosos a la hora de cumplir con lo que ellos decían que era “la voluntad del pueblo español” y “un acto de decencia”. Y eso es porque no les interesa la resolución, sino el protagonismo que van a tener en el proceso.

En definitiva, una nueva cortina de humo de un partido que muere poco a poco por su falta de visión, de proyecto y de seriedad. España no toma en serio a Podemos. Y eso, les guste o no, no va a cambiar con dos performances mal hechas contra el gobierno que han votado mayoritariamente los electores españoles.