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Orgullo LGTBI

Orgullo LGTBI
Orgullo LGTBIlarazon

Por David Muñoz Lagarejos

La libertad sexual es uno de los fundamentos principales de una sociedad liberal y por tanto, de las democracias liberales, las cuales alcanzaron su cúspide sobre el consenso de la reconciliación después de la II Guerra Mundial (que tanto se tambalean en la actualidad por acción y efecto de los populismos).

Por otro lado, la igualdad ante la ley es otro pilar básico de dicha sociedad, y no cabe discriminación por orientación sexual, al igual que por raza, sexo, religión, etc.

La lucha contra la homofobia (que todavía perdura por todo el globo terráqueo) ha sido siempre una bandera de aquellas sociedades más avanzadas en libertades. Ha sido y sigue siendo una acción de pedagogía de la sociedad civil, que ha sabido reconocer la libertad sexual y la igualdad ante la ley y transmitirla de padres a hijos.

Lo que se ha convertido la celebración del Orgullo LGTBI en los últimos años poco tiene que ver con el orgullo del reconocimiento de libertad sexual sin que por ello vayas a la cárcel o directamente acaben con tu vida: hoy en día, podemos observar cómo se hace gala de una orientación sexual, buscando culpabilizar al que no comparte dicha orientación de la opresión de tiempos pasados, es decir, y al igual que ocurre con el feminismo antiliberal, culpan a un colectivo por completo (por ejemplo, los hombres o los heterosexuales) y buscan una revancha hacia ellos (hacerles culpables de lo particular a lo general). Son aquellos que no buscan igualdad (igualdad ante la ley entre LGTBI y heterosexuales), sino revancha y ánimos de superioridad.

Es por ello que los lobbies LGTBI no dudan en introducir demandas de todo tipo en la agenda política, recibiendo subvenciones y marcando el camino de la hegemonía cultural al resto de la población. Algunos de esos lobbies no dudan en llegar a la altura de imponer una ideología de género, en clave marxista, por la cual todo heterosexual es opresor y todo LGTBI es oprimido. Esto conduce a la radicalización de las masas y a reproducir consignas del tipo “¡muerte al hetero!”, o que se critique la presencia de actores políticos y sociales (de los que el relato coloca en la parte de los ‘opresores’) en las manifestaciones del Orgullo, como ha ocurrido estos días con algunos dirigentes del Partido Popular.

Tampoco es de orgullo las contradicciones que cometen tantas y tantas manifestaciones LGTBI. Hablo de aquellos que llevan una bandera arco iris con el símbolo comunista (los regímenes comunistas se han caracterizado por la persecución de homosexuales, en especial desde la llegada de Stalin al poder en la URSS, pero también Mao, Pol Pot, la Revolución Cubana, etc.). Hablo de aquellos que llevan una bandera arco iris con una camiseta del Che Guevara (“el trabajo os hará hombres” era el lema de los campos de concentración - UMAP: Unidades Militares de Ayuda a la Producción - para homosexuales que organizó el sanguinario revolucionario en Cuba). Y hablo, por supuesto, de aquellos que llevan una bandera arco iris y una bandera de Palestina (ignorando por completo que en Palestina, al igual que en el mundo musulmán, no ser heterosexual está castigado, incluso con la muerte, colgando en grúas o tirando desde lo alto de un edificio a todos aquellos que no siguen la orientación sexual marcada por el islam).

Queda mucho camino por delante para llevar la pedagogía sobre libertad sexual a aquellos países en los que se sigue castigando a los LGTBI. Dicha libertad que apoyo y defiendo. Quienes buscan la libertad sexual y la igualdad ante la ley me tendrán a su lado.

Pero no me tendrán con ellos quienes que el movimiento LGTBI goce de privilegios y oriente el pensamiento en colegios, medios de comunicación, etc. Aquellos que quieren impregnar por la fuerza a toda la sociedad de una visión espuria de ésta. Los que utilizan la retórica marxista para hacer culpables a todos los heterosexuales de algo que no tienen culpa. Los que se apropian del movimiento desde posiciones de izquierdas. Esos no me tendrán al lado, sino en frente, y eso no me hace homófobo ni ‘LGTBIfobo’. Avisados quedan.