Economía

Otro rescate

Otro rescate
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Finalmente será el Estado quien se quede con las carreteras de peaje que están en quiebra. Como ya ocurriera años atrás con otros sectores, los poderes públicos salen al rescate de aquellos que no han sabido hacer bien su trabajo. Son recientes los casos de las cajas de ahorros y Abengoa, por ejemplo.

Otro caso más de socialización de pérdidas. Seremos todos los contribuyentes españoles quienes paguemos el desaguisado de estas carreteras. Algunos llaman a esto “la lógica del capitalismo”, pero tiene bien poco de ello. Lo que estos rescates ponen de manifiesto es la nula perspectiva de mercado libre (capitalismo laissez-faire) en España. Si hubiera tal, los sectores económicos que quiebran no serían rescatados por los poderes públicos. El capitalismo se basa en privatizar beneficios y pérdidas. Un pequeño detalle que suelen olvidar anticapitalistas de toda condición.

Como bien explica Henry Hazlitt en su magistral libro «La economía en una lección», los rescates económicos provocan una difuminación del orden real del mercado. Al trasladar dinero público (obtenido a través de individuos y empresas, no hay que olvidarlo) hacia sectores ineficientes, se está destruyendo riqueza (dinero que podría ser gastado, ahorrado o invertido en otros factores van destinados al rescate) y artificialmente se crea una visión de que ese sector funciona, pues sigue operando en la economía.

Otra de las nefastas consecuencias de los rescates económicos es que no se suele observar el largo plazo. Así pues, la creencia general de que un rescate evita que los trabajadores de dicho sector vayan al paro y se genere un ciclo negativo. La realidad es bien diferente, ya que en el largo plazo, mantener un sector que no funciona crea distorsiones, tanto a nivel fiscal como empresarial. Ya lo decía Hazlitt; la diferencia entre malos y buenos economistas es precisamente la diferencia entre aquellos que observan solo el corto plazo y los que observan también el largo plazo.

Los peajes en quiebra serán rescatados, pero seguirán siendo ineficientes. El funcionamiento de un sector económico no cambia por la financiación, sino por saber responder a la demanda de los clientes. Si no han sabido responder hasta ahora, el rescate no hará que por arte de magia resuelvan esa cuestión.

En definitiva, este nuevo rescate es un ejemplo más del intervencionismo que padecemos en España, la falta de liberalismo económico, y también de una nueva mentira de un político (política en este caso): la anterior Ministra de Fomento, Ana Pastor, quien dijo que estas carreteras en quiebra no costarían un euro a los españoles. Otro rescate más. Otra mentira más.