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Globalización y populismos

Globalización y populismos
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El proceso actual de globalización ha respondido a un determinado paradigma económico –el neoliberalismo–. Se ha desarrollado, hasta ahora, sin una auténtica gobernanza global que pueda garantizar un progreso equitativo y duradero.

Esta globalización ha dejado atrás a mucha gente. La libertad de circulación de los capitales y de las mercancías, sin contrapoder que apueste a la vez por la igualdad de derechos y de oportunidades de los ciudadanos, ha incrementado considerablemente las desigualdades.

Entre los países es cierto que han disminuido las desigualdades, debido al crecimiento que gracias a la globalización han experimentado los países en vías de desarrollo. China y otros países asiáticos, por ejemplo, han experimentado grandes crecimientos, precisamente favorecidos por los procesos de deslocalización de la producción de empresas multinacionales. Estas empresas han generado enormes beneficios al reducir sustancialmente los costes de su producción, porque la globalización sin gobernanza global ha permitido que lleven a cabo dumping laboral. Sin embargo, dentro de cada país las desigualdades han aumentado, ya que cada vez un mayor porcentaje de los ingresos y de la riqueza se concentran en un porcentaje menor de los ciudadanos.

Es este uno de los factores que están detrás de la aparición de los populismos que demonizan la globalización proponiendo el proteccionismo. Por ejemplo en los EE.UU., Donald Trump triunfa entre las clases medias trabajadoras que sienten frustración, sobre todo en el mundo rural y en las ciudades de tipo medio, que no perciben los supuestos beneficios de la globalización.

Ante la enorme incertidumbre de cara al el futuro por los grandes retos que se presentan en esta economía global y cada vez más digitalizada y robotizada, es preciso repensar el proceso actual de globalización.

Se hacen más necesarias que nunca políticas redistributivas. Que deben desarrollarse a nivel global, ya que la libertad de movimiento de capitales sin una regulación homogénea en todos los Estados ha favorecido el desarrollo de estrategias de dumping fiscal por parte de las empresas multinacionales. Empresas que ponen en marcha estrategias de optimización fiscal aprovechando los paraísos fiscales, y de esa forma evadir impuestos. Todo ello impide el eficaz desarrollo de las políticas fiscales nacionales, que perciben dificultades para lograr una efectiva redistribución de la riqueza entre los ciudadanos.

¿Como afrontar la globalización? Son posibles otras formas de globalización, desde postulados progresistas. Ello pasa por poner en marcha una verdadera gobernanza global que impida que las empresas desarrollen dumping laboral y fiscal:

Que permita construir un nuevo modelo de globalización, que tenga como principales objetivos la globalización de los derechos, ya sean derechos humanos, derechos laborales, o derechos ambientales.