El desafío independentista

Cataluña desde Madrid

La Razón
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Soy catalán, madrileño de adopción y 100% español.

Desde hace unas semanas, me resulta más difícil que nunca estar lejos de la familia y amigos catalanes porque un grupo de golpistas intentan que sea un extranjero en la tierra donde nací.

La Cataluña abierta, plural y tolerante de la cual he aprendido todo lo que soy, está siendo dividida por aquellos que jugaron al enfrentamiento durante tantos años con el Estado. Los independentistas han ejecutado un plan perfecto durante los últimos 30 años, utilizando todos los recursos posibles para una educación basada en el enfrentamiento con el resto de España que diferencia entre buenos y malos catalanes. Parte de la población catalana ha creído en el paraíso que les esperaba con una República Catalana Independiente.

Muchos medios de comunicación catalanes, financiados con dinero público de todos los catalanes y españoles, han contribuido en promover el pensamiento único y han colaborado activamente con el proceso de sedición: estos medios han sido la maquinaria fundamental para difundir la falsa idea en la población de que todos los problemas de Cataluña tienen su origen en el Estado Español. Cualquier intento intelectual de manifestar otra realidad ha sido combatido con dureza por los nacionalistas, menospreciando la diferencia de ideas. Esto lo sufrieron bien los firmantes del “Manifiesto de los 2.300”, donde se exponía la situación del español en Cataluña a inicios de la década de los 80.

El resultado lo tenemos ya: una sociedad catalana enfrentada. Familiares, amigos y compañeros de trabajo que ya no se dirigen la palabra. La ruptura de la sociedad catalana es hoy un hecho por culpa única y exclusivamente de los separatistas. Harán falta muchos años de políticas de cohesión para recomponer la sociedad catalana.

Desde hace tiempo, la política está presente en las escuelas catalanas: la bandera “estelada” irrumpe en las aulas y se impone el pensamiento único. En muchos centros educativos se canta “Els Segadors” a primera hora del día. Para colmo, los profesores preguntan a sus alumnos de forma abierta si sus padres comulgan con la causa catalana y discriminan a aquellos alumnos que no pasan por el aro. El rodillo separatista no tiene pudor cuando se refiere a adoctrinar.

A día de hoy, la sociedad catalana en su conjunto está desubicada. Entre sus residentes, se ha instaurado un clima de incertidumbre, desasosiego e incluso desconexión con la clase política. En el caso de los independentistas, porque el paraíso prometido no acaba de llegar de la forma y condiciones prometidas. En el caso de los constitucionalistas, porque sabemos que se tardará mucho tiempo en curar una herida que lleva tantos años abierta.

En Madrid, los de Pablo Iglesias apoyan abiertamente a los golpistas que martillean la Constitución mientras atacan a los constitucionalistas que la defienden. Un hecho sorprendente es que Rita Maestre ha defendido en varias ocasiones a los nacionalistas y afirma que el independentismo solo existe desde hace 10 años. Le invito a que conozca a mi familia y amigos y simplemente después de compartir un vermut, como decimos los catalanes, saque de nuevo conclusiones, esta vez, desde el conocimiento.

Por estas razones, para mí, es tan duro que la Sra. Carmena, la alcaldesa de la capital donde vivo, trabajo y disfruto, sea tan tibia con el sentir de la mayoría de madrileños que apoyan a aquellos catalanes que quieren que se respete el orden constitucional y el Estado de Derecho.

A pesar estas adversidades, los constitucionalistas hemos salido a la calle y hemos gritado sin complejos que queremos una España unida. Ahora es el momento de movilizarnos para devolver la democracia a Cataluña. Como dijo el político Edmund Burke, “para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada”.