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Baldoví y el diálogo fingido

Baldoví y el diálogo fingido
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Llega la Navidad, tiempo de esperanza, reflexión y buenos propósitos en los que las gentes de bien disfrutan de la familia, los amigos y empatizan en mayor medida con los desvelos del prójimo. Todo el año debería estar bajo el dominio de estos preceptos que deben regir los destinos de cualquier sociedad avanzada, democrática y plural.

Aprovechando ese espíritu bondadoso el diputado nacional de Compromís Joan Baldoví ha realizado un ofrecimiento de diálogo a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para analizar todas la cuestiones que considere pertinentes y que afecten a los valencianos y a los españoles en su conjunto. Gran deseo. La mano tendida, sin embargo, esconde el verdadero motor en la actuación política de Compromís: ni una mala palabra ni una buena acción.

Los valencianos, afortunadamente, ya empiezan a conocer a los representantes de esta coalición nacionalista y espero que en 2019 esa percepción negativa de su gestión se plasme en las urnas. El PP está abierto a ese diálogo, al consenso, al intercambio de ideas pero no a la imposición, al chantaje y al pensamiento único al que tan acostumbrados nos tienen Mónica Oltra o el propio Baldoví.

Hablar... ¡claro que sí Baldoví! pero siempre que se respeten los acuerdos en beneficio de los ciudadanos. Si hablamos del techo de gasto que acordaron los dos partidos más votados en las últimas elecciones generales veremos como los diputados valencianos, alicantinos y castellonenses del PSOE votaron a favor del pacto establecido, mientras que Baldoví y sus tres compañeros lo hicieron en contra pese a que Compromís gobierna con los socialistas en la Generalitat Valenciana.

Los nacionalistas están en otra batalla diferente al diálogo. En la cartera de Educación, cuya responsabilidad tienen en el Gobierno autonómico valenciano, han mostrado su verdadera cara: la apisonadora sectaria. Si tus hijos van a un colegio concertado –libertad de elección respaldada por la Constitución– tienen un problema porque el consejero Vicent Marzà (de Compromís) ha optado por no renovar las concesiones y e dejar morir económicamente a una importante parte de la comunidad educativa.

La imposición de su pensamiento excluyente a través de vehículos propagandísticos como Escola Valenciana es preocupante y se han negado a cualquier entendimiento con las familias de los alumnos y los directores de los centros concertados. Si hablamos de Sanidad, señor Baldoví, también ha sido la apuesta de su partido borrar cualquier vestigio de concierto sanitario pese a que el grado de satisfacción de los usuarios fuera elevadísimo.

Si se trata de aprobar unos presupuestos ficticios la oferta de diálogo que lanzó el PP también fue rechazada por su formación. Poco les ha importado que más de 1.500 millones de euros se hayan presupuestado como ingresos a sabiendas de que ese importe no se puede garantizar lo que provocará un recorte de servicios sociales a los valencianos si ese remanente no llega.

Baldoví exige transparencia y pide diálogo. El mismo diputado nacional de Compromís que cuando era alcalde de Sueca se pasó años sin remitir a la Sindicatura de Cuentas los balances municipales –en 2011 solo había constancia de las cuentas hasta el año 2006–. Solo una campaña mediática y un tirón de orejas posterior del Tribunal de Cuentas le hizo torcer el brazo.