Blogs

Brexit: la que se avecina

Brexit: la que se avecina
Brexit: la que se avecinalarazon

El pasado martes, 17 de enero, la Primera Ministra británica Theresa May compareció ante la opinión pública para señalar las condiciones con las que su gobierno afrontará el Brexit, o sea, la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

El Brexit es un asunto de capital importancia para el futuro inmediato de Europa y de España. De hecho en nuestras Cortes Generales se constituyó hace dos meses una Ponencia integrada por diputados y senadores para analizar sus consecuencias y los efectos que tendrá. Es una iniciativa parlamentaria necesaria -y pionera en relación con otros parlamentos nacionales- porque no son pocos los intereses españoles en Gran Bretaña -y de los británicos en España- que se verán severamente trastocados como secuela del terremoto político, económico y social que se avecina ante las negociaciones que se emprenderán para llevar a término la intención expresada por May de explorar nuevos mercados y buscar nuevos socios, más allá de las fronteras de Europa. De hecho, la premier se jactó de que el nuevo Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ya se haya referido al Reino Unido como uno de los primeros países con los que firmaría un nuevo tratado de comercio lo que pone de manifiesto una percepción muy común entre los británicos: su sentimiento de «diferencia» con el resto de Europa.

La situación geopolítica del Reino Unido resulta de gran importancia para comprender esta percepción identitaria entre sus propios ciudadanos: está separado por un mar de Europa, pero también está separado por un mar del continente americano. Además, está estrechamente relacionado con los países de la Commonwealth, que también han tenido cabida en el relato de Theresa May junto con el compromiso explícito de reforzar lazos con sus miembros. Asimismo, May hizo hincapié en que el Reino Unido nunca ha estado únicamente ligado a la Unión Europea, sino que también ha jugado un papel muy importante en otras alianzas y organizaciones internacionales. Lo dejó claro: el Reino Unido es un país europeo, pero también es un país que ha mirado siempre, más allá de, al mundo entero. Con ello avanzó en la interpretación del referéndum que avaló la salida para señalar claramente que no fue una decisión para replegarse y retirarse, sino para trascender los límites europeos y llegar al resto del mundo. Para que no hubiese dudas, dejó caer que la renuncia a la soberanía del Reino Unido a favor de la Unión Europea –dado que es una organización internacional «de integración» y no de mera colaboración, que exige de sus Estados miembros la renuncia de ciertas competencias para ponerlas en común– ha supuesto un hándicap para Gran Bretaña, puesto que le ha impedido abrirse a la negociación con otras naciones. De hecho, esta idea fue una constante en su discurso y uno de sus reproches a la Unión Europea. Sin ambages, Theresa May ha transmitido que su gobierno Reino Unido está dispuesto a negociar las condiciones que le resulten más ventajosas.

En definitiva, los primeros escarceos del Brexit anticipan y confirman una situación sin precedentes en la historia de la Unión Europea que exige estar muy pendientes de los próximos acontecimientos para comprender algo mejor un proceso que será durísimo duro y de negociaciones muy complicadas. Ante ello, nuestras instituciones están obligadas a dar un mensaje de compromiso a los españoles para despejar las incertidumbres que acechan al continente y bien estaría, además, que el lenguaje burocrático de Bruselas que tan a menudo ha despistado a los ciudadanos europeos -incluso hasta la desafección- se tornara en rotunda decisión y claridad para defender el futuro de Europa. Nuestro futuro.