Salud

El remedio perfecto contra el estrés postvacacional

La Razón
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Es septiembre y para muchos este mes supone la finalización de sus vacaciones. La vuelta a la rutina laboral. Muchos nos sentimos raros: apáticos, cansados, irritables... De pronto se acabó lo bueno y toca volver a la cruda realidad.

Recuerdo perfectamente esa sensación, cuando trabajaba en grandes empresas. Incluso si había tomado vacaciones espaciadas durante el verano, en septiembre volvíamos a tener jornada laboral completa, frente al horario reducido de julio y agosto.

Desde que soy coach y he iniciado un camino de autodescubrimiento hace más de 3 años, puedo decir que todo es cuestión de cómo nos tomamos las cosas, o cómo nos tomamos la vida.

Todo es cuestión de creencias. Creencias acerca de lo que nos parece bien o mal, creencias acerca de si algo debe hacerse de esta forma u otra. En realidad todo es cuestión de enfoque.

¿Y qué es el enfoque? En realidad es la energía o la atención que llevamos hacia algo. Algo tan simple y tan básico que lo hacemos a cada instante. Si no me crees puedes comprobarlo ahora mismo.

Mientras lees este artículo, tienes la atención puesta en algo concreto: ¿esto me sirve?, ¿tengo yo el estrés postvacacional?, ¿esta chica sabe de lo que habla?, ¿quién es la tal María Mikhailova?, ¿de dónde es este apellido?, ¿el coaching de verdad funciona?, ¿qué es el coaching?, esto del coaching es una chorrada...

Como ves, siempre que leemos, pensamos, hacemos algo, de forma consciente o inconsciente, llevamos nuestra energía o atención hacia algo y nos hacemos preguntas concretas acerca de ese algo. Puedes leer este artículo desde la curiosidad, o porque me conoces y confías en que lo que escribo es interesante o útil, o porque algo del post te ha llamado la atención, o incluso puedes leerlo criticando mentalmente lo que estás leyendo... Ya sabes, hay tantas opiniones como personas en el mundo.

Nos pasa siempre. Ese análisis interno, ese cuestionamiento, esa motivación de obtener algo de lo que estás haciendo es tu enfoque. Por eso no todo el mundo entenderá de la misma manera lo que estás leyendo ahora mismo, cada uno con su enfoque.

Las creencias son pensamientos, ideas, opiniones y convicciones de cómo percibes la realidad. La realidad que percibimos es nuestra interpretación de la realidad, no la realidad en sí misma. Es lo que hace que la veamos de una forma u otra.

Las creencias marcan desde dónde ves la realidad, lo que significa para ti todo lo que ves, lo que vives, lo que deseas o lo que detestas. Las creencias más arraigadas se forman especialmente en nuestra infancia pero se van creando y modificando a lo largo de toda nuestra vida y tienen que ver con aquello que significa dolor o placer.

Por ejemplo, si tu creencia es que las vacaciones son maravillosas y el trabajo es algo horrible, a la vuelta de tus vacaciones tu enfoque estará en lo negativo y te vas a sentir mal.

¿Y cómo se formó esta creencia en concreto? A partir de tu propia experiencia. Si las vacaciones las disfrutas mucho, haces aquello que quieres, descansas, viajas, te dedicas a tus hobbies o lo pasas bien con tu familia y amigos, a lo largo de los años has creado la creencia de que las vacaciones son algo maravilloso, pues asocias un gran placer a las vacaciones.

Si por el contrario, durante años has estado trabajando sin ganas, con mucho estrés, con exigencias que no podías cumplir, o simplemente el trabajo no te llenaba, has creado la creencia de que tu trabajo actual es algo rutinario, obligatorio, poco atractivo y negativo, pues asocias mucho dolor al trabajo.

Cambia tu enfoque y creencias para a superar el estrés postvacacional

En realidad, simplemente tienes que cambiar tu enfoque. Incluso si has asociado mucho dolor a tu trabajo actual durante años, puedes cambiar algunas creencias relativas a tu trabajo.

Pregúntate:

¿Qué hay de bueno en mi trabajo? Seguramente haya algo bueno como tu relación con algún compañero o alguna actividad concreta que te gusta más que el resto.

Podrías también llevar tu atención a aquello que puedes mejorar en tu desempeño profesional: relación con compañeros, determinadas tareas en las que ser más productivo, etc.

Otra cosa que puede ayudarte a motivarte es aprender algo nuevo que te servirá para mejorar a nivel profesional: algún curso, mejorar tu inglés, apuntarte a formaciones online...

Una gran pregunta que ayuda en momentos así es preguntarte con toda la sinceridad del mundo: ¿qué haría ahora mismo una versión más elevada de mí mismo? ¿Estaría quejándose por dentro o realizaría cada actividad con amor, dedicación, incluso si no es algo que le apetezca en este instante?

Como ves, lo que te propongo no es que cambies de raíz o rompas con tu trabajo, pues no siempre es algo que puedas hacer. Lo que te sugiero es empezar a ver las cosas desde otro lado, más positivo, enfocándote en la curiosidad, el aprendizaje, el crecimiento.

A veces un cambio de actitud supone mejorar sustancialmente tu satisfacción laboral. Aunque lógicamente no siempre es lo único que vale.

¿Y qué pasa si no hay forma de mejorar tu actitud en el trabajo?

En muchos casos, por desgracia, disfrutar de la vuelta al trabajo sólo es posible si amas lo que haces. Sin ir más lejos, yo misma, al dejar un trabajo de 7 años en una gran multinacional, me di la oportunidad de dedicarme a mi verdadera pasión.

Y aunque muchos nos digan, es decir, nos transmitan sus creencias personales o colectivas, de que no se puede vivir de tu pasión, yo no hice caso a esas creencias y aposté por mí misma. El resultado ha sido una completa reinvención profesional y vital.

Si crees que ha llegado el momento de reiventarte, no te diré tampoco que dejes tu trabajo ahora mismo, pero sí que busques esa pasión, la forma de dedicarte a algo que te llene, que dé sentido a tu vida. Y si no sabes cómo hacerlo, tienes acceso a mi curso online llamado MailCoaching para encontrar tu pasión y reinventarte profesionalmente. Te invito a probarlo y decidir qué tipo vida quieres llevar, todo ello a través de un poderoso proceso de autocoaching y autoconocimiento.