Familia

Gestación subrogada

Gestación subrogada
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Tras la resaca por las elecciones norteamericanas tuve que acudir a un Juicio a Ocaña, algo que no era lo que más me apetecía del mundo. Muchas veces las sentencias de los Juzgados en materia de familia no se cumplen y como la vida va mas rápido que los tiempos de Ocaña, cuando se puede celebrar el juicio, lo que comenzó siendo un incumplimiento de sentencia, se han convertido en nueve incumplimientos. Presentar una, dos y hasta tres demandas ejecutivas, que es la solución que en este momento existe en los casos de incumplimiento ( han desaparecido los juicios de faltas y estas conductas de incumplimientos de régimen de visitas se resuelven por vía civil) que se atascan y no salen, llega a ser antieconómico para la víctima, salvo que acuda al abogado de oficio. Y esto es lo que me lleva una vez más a Ocaña y al Juzgado palaciego del siglo XV obra de los Reyes católicos, en donde o te asas de calor o te hielas de frio, la vista por dos incumplimientos cuando van nueve fines de semana, y el intento de que el padre pueda recuperar esos plazos.

Bien, el sistema judicial está como está, ya lo he comentado muchas veces y a dia de hoy no ha cambiado ni el ministro, pero no quiero extenderme con Ocaña, sino en la maternidad por sustitución. ¿Qué tiene que ver Ocaña con la maternidad por sustitución probablemente nada, ¿Qué tiene que ver Donald Trump con la maternidad por sustitución? Pues que en Estados Unidos sí es posible esta maternidad..., por ahora. Pero alguien ha enviado un comentario a un artículo mí, llamándome la atención sobre la terminología. No es tanto maternidad subrogada, sino GESTACION subrogada. Acepto encantado cambiar el termino, y el matiz no es intrascendente.

Trump, la maternidad subrogada y Ocaña, lo que deben tener los tres en común es que no me hacen sentirme cómodo, dicho sea con todos los respetos. No creo ser un retrogrado con mi pequeña rebeldía, tampoco me gusta el aborto, ni la clonación; pero estoy en un momento en que me puedo permitir opinar en publico, sin que estas cuestiones entren para mi dentro del campo de las denominadas “objeciones de conciencia”, salvo la del aborto.

No me gustan personalmente, siento rechazo, quizá porque andar haciendo experimentos o alteraciones en la naturaleza, o disposiciones de la vida ajena, me lleva a sitios futuros imprevisibles que no veo necesarios. Creo que soy un hombre de presente, no lo soy de pasado, pero algunas cosas que parece que se intuyen en el futuro, no me sugieren que nos lleven a ningún mundo feliz, o quizá sí,... al “Mundo feliz” de Aldus Husley.

Hacia tiempo que quería escribir sobre la llamada maternidad subrogada, o vientres de alquiler. Mujeres que se convierten en meras gestantes a cambio de un precio y mediando contrato. Yo creo que es de sobra conocido que en España esta maternidad está prohibida. Hay que contratar en otros países donde es legal tal contrato jurídico. Para contratar un vientre de alquiler, la pareja interesada se desplaza hasta el país que hayan seleccionado, el hombre dona su esperma y se realiza una fecundación in vitro, ya sea con los óvulos de la madre contratante o con los de una donante, y luego regresan a España. Todo está mercantilizado, y estamos con agencias o empresas que se dedican a este giro o trafico ,con precios entre 30.000.-€ a 200.000.-€. O sea estamos ante una practica de ricos, yuppies y famoseo, que está vedada a la mayor parte de la población. Estamos hablando de Estados Unidos, Grecia, Ucrania, Rusia, Georgia, México, Kazajistán, Camboya, Bielorrusia o armenia. Aun así unas 800 parejas contratan cada año vientres de alquiler, pero no necesariamente han de ser parejas. Vemos como también hay contratación por parte de hombres que desean ser padres en solitario. La cosa termina con o la adopción del niño en España por parte de la mujer, una vez “cedido” el niño por la madre natural y “renunciado”, o la inscripción del niño en el registro civil del consulado español correspondiente. Bueno, en época Franquista lo que se hacía era o bien se secuestraba a los niños de la madre, o se entregaban en una “inclusa”. Llama también la atención la lista de países en los que es posible contratar a una mujer para que geste. Salvo los Estados Unidos de Norteamérica, que son como son, ricos, raros y Elvis Presley, los demás países no son especialmente estados, territorios o como queramos llamarlos, que se caractericen por la preponderancia de la riqueza y valores no materialistas. En definitiva, es una cuestión entre ricos y pobres; el rico paga, la pobre madre de gestación cobra y vende a su hijo. Esto se llama tráfico de personas, persona bebé, pero persona con dignidad y titular de derechos, entre los que está el derecho a la dignidad y esto implica no ser objeto de trafico mercantil. Y esta es mi incomodidad, la mercantilización de la propia vida humana de la persona humana ( me gusta decir persona humana, lo siento, desde un día que lo oí en un programa de televisión a una de las participantes), la división entre ricos y pobres hasta para tener hijos, y la absoluta carencia de derechos humanos del bebé. Si han llegado a este punto del artículo, pensarán que mi conclusión es “hay que prohibir la maternidad subrogada”, pues no puedo decir eso, porque resultaría inútil decirlo y no sería realista. He dicho que me produce incomodidad el tema, he dicho que no me gusta a donde intuyo que lleva en el futuro, pero hay otras dos realidades que tienen su lugar.: la adopción nacional e internacional, para una no hay niños, bebes, para la otra yo creo que el proceso es mas complicado y largo; y la segunda realidad es que estas cuestiones no pueden quedar al albur de la capacidad adquisitiva de una persona. Es imparable, y ante lo imparable, me guste o no, no hay mas solución que asumirlo, y regularlo aunque solo sea por “justicia distributiva”. Así que dejémonos de circunloquios, regulémoslo y adaptemos la maternidad a la crisis.

Quiero pensar, y me consuelo, que aunque el bebe se convierte en un pequeño fardo o mercancía de compraventa será mas feliz y tendrá mas oportunidades que con su pobre madre natural.