Iglesia Católica

Nulidades matrimoniales

Nulidades matrimoniales
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El Papa Francisco sigue en su camino de exigencia y modernización de la Iglesia católica, actuando no sobre los fieles sino sobre las instituciones y clérigos de la institución. A los episodios de la pederastia, los divorciados, los homosexuales, el perdón del aborto en periodo de indulgencia plenaria, la apertura de duchas en el Vaticano para los sin techo, la anticipación a la eclosión de la crisis de los refugiados, el llamamiento a no hacer negocio a los monasterios con la acogida de personas que huyen de los conflictos, se une la critica indirecta y la petición en positivo al sistema de las Nulidades canónicas de matrimonios.

En esto me paro un momento para decir que siempre ha existido la imagen de que las nulidades matrimoniales eran un “coladero”, antes más que ahora claro. Personas de fama o relevancia publica pasaban por la rota y salían con la nulidad canónica de su matrimonio. También siempre se vinculó ese “coladero” a la capacidad económica que facilitaba la comprensión de los casos. Pero en los 80 del siglo XX, las nulidades canónicas fueron caminando hacia el desuso, por la introducción del divorcio, y de la propia Nulidad Civil.

Por sí mismas además, las nulidades canónicas no producían mas efecto que el canónico o sea la posibilidad de poder volver a casarse en una iglesia, pero para eso debían ser reconocidas por el estado mediante un procedimiento. A la inversa, dado que la Iglesia Católica no reconoce el divorcio, los divorciados seguían casados para la iglesia católica y cada vez que uno de ellos estaba con otra persona manteniendo relaciones sexuales cometía adulterio.

O sea estamos en una situación como la del juego de tres en raya, ella, yo y la iglesia Católica, que hace muy difícil que se pueda ganar el juego. Así que creo que en el fondo no deja de ser un gesto por parte del Papa, pero como gesto se ve bien y sus palabras suenan agradables; aunque no nos engañemos, ese no es el problema, la cuestión es la consideración del matrimonio como indisoluble por parte de la Iglesia y la consideración del matrimonio como disoluble por parte del Estado. Así que un católico que opta por el divorcio, no tiene reconocido la extinción del matrimonio por la iglesia, y lo único que se baja son los precios, que no eran lo mas caro de la nulidad, pero no la concepción del matrimonio y las dificultades al común de los normales de llegar a la nulidad. Realmente podríamos pensar que dos personas que van al divorcio hemos tenido, por un lado o por otro, vicios de consentimiento o error en la persona, o incapacidad de asumir obligaciones familiares, o cualquier resquicio que pudiera a la iglesia hacer mas fácil reconvertir el divorcio civil en una nulidad religiosa.

Esto daría para una serie de este blogs, pero prefiero escuchar las opiniones de los lectores.

adolfo.alonso@abogado-familia.net