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Tocamientos dolorosos

Tocamientos dolorosos
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Cuando nos tocan donde duele, duele más. En un momento de leve repunte económico donde nos encontramos inmersos, los recortes en cualquier materia pueden ser más letales que los realizados hasta ahora, pues no hay peor castigo que cortar las alas al pájaro que comienza a volar; y eso duele. La sanidad y la educación son los dos sectores donde más hincapié hace la Administración a la hora de decapitar y, por ende, ambas áreas son las más protegidas y queridas por la sociedad. ¿Las demás no importan? Obviamente importan, pero en cualquier Estado la sanidad es la base de todo, que sin vida somos seres inertes y todo lo demás da igual. No obstante, si se logra desarrollar un clima sano, podemos comenzar a pensar en el otro pilar básico y principal del mundo moderno: la educación; pues una sociedad insana y sin educar, ni es sociedad ni es nada, y eso duele, ya lo creo que si duele.

Imagino que opina de manera similar, querido lector, aunque donde radica el debate es en las formas que se han de llevar a cabo para que esto no ocurra, o en caso de que suceda, que el impacto sea menor. La sanidad española está enferma y cualquier estornudo supone un gran estruendo para los mortales, aunque esta semana ha recibido una inyección de 320 millones de euros por parte de la Fundación Amancio Ortega. No es el momento de entrar a valorar si el método de trabajo de Inditex es el más propicio, o si todas sus factorías cumplen con la normativa, o si las condiciones de sus empleados son las más adecuadas. Eso es otro tema. El hecho importante y relevante, con repercusión directa para todo el país, es el empujón que ha recibido el sector, un aliento de esperanza y una ayuda al ave que sigue batiendo sus alas cada vez con más fuerza.

Todas las Comunidades Autónomas recibirán su parte, sin excepción de la opinión que guarde al Gobierno regional el empresario gallego, pues no hay nada tan deseado que el dinero, y más cuando es ajeno. Castilla y León toma posición en el reparto, y aunque el montante aún no se conoce, su destino inmediato será la renovación de los equipos de radioterapia. Con la sensibilidad política que recorre las Cortes, los grupos parlamentarios ya han solicitado la máxima trasparencia en los convenios entre la Consejería de Sanidad y la Fundación donataria, no vaya a ser que algún euro rebelde no quiera entrar en esta tierra de sabor.

A un ritmo lento, pero sin pausa, los dolores se van atenuando, las heridas se van subsanando y la sociedad se va uniendo para mantener en pie –volando– un sector sufrido, que sigue agonizando, pero en muchos casos sonríe.