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Yo también invito

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Uno de los lugares que más atrapa al turista de Valladolid es la fachada de su Universidad, ahora Facultad de Derecho. Y no solo al forastero, pues al autóctono de la zona tampoco le cansa la vista. Desde que se construyó, allá por el siglo XVIII, entre 1716 y 1718, la fachada y lo que su interior acoge, han sido y son reclamo de multitudes, cobijo de los juristas del mañana, punto de encuentro entre profesionales internacionales, mención sobresaliente de exposiciones turísticas y, por aglutinar tales calificaciones, santo y seña de la ciudad.

Por todo lo mencionado, quien haya visitado Valladolid hace escasamente tres años, no habrá podido contemplar cuán majestuosidad de la misma manera que hoy en día, pues las labores de limpieza y restauración de un edificio histórico siempre se encuentran a la orden del día. Hace poco más de dos años culminaron dichas labores de puesta a punto de la fachada, más tarde se limpiaron los leones que dan la bienvenida a la entrada (dice la leyenda que si los cuentas no te licencias), y ahora reluce el monumento en todo su esplendor.

Esta semana la fachada amanecía con una pintada negra, una “A” dentro de un círculo, como si del símbolo anarquista se tratase. Su autor, desconocido por el momento, ha evidenciado la necedad sin escrúpulos que es capaz de albergar en su ánimo, y sobre todo, su proclama, reivindicación o lo que tratase de manifestar a través de este hecho, ha evidenciado su soledad, su vagar aislado de una sociedad que le importa muy poco -¿hay algo más triste que eso?-, que ya ha mostrado su rechazo a tal despropósito. No obstante, siempre aflora algún alma caritativa que se compadece del sinvergüenza mostrando su apoyo y justificación, aunque el manchurrón de la portada no lo tenga. Lo mires por donde lo mires, no existe exculpación.

Hay momentos y lugares para reivindicar todo lo que se considere necesario conforme a las propias convenciones y siempre dentro del marco legal. Considero que es sano en una democracia mostrar la disconformidad e intentar cambiar las reglas del juego a mejor, pero así no, hombre, así no... Como decía un tuit que publicó el Observatorio de Derechos Humanos de la UVa: “sin educación y sin respeto no se va a ningún lado. Invitamos a su autor a pasar al interior y no quedarse solo en su fachada. Anímate, amig@!”. Hago extensiva la invitación, seguro que dentro encuentra algún libro, aunque dudo si alcanzarán sus cortas capacidades a entenderlo, pero seguro que se topa con alguno que sepa estar a su altura.